viernes, 5 de febrero de 2010

Una llamada anónima

30-octubre-2008
Puestos a revisión los procedimientos y estándares de la inteligencia mexicana, no deja de ser significativa la manera en que lo que no se puede conseguir vía la investigación y el análisis, se logra a través de las llamadas denuncias ciudadanas, que en muchos casos son verdaderas delaciones de bandas rivales.
¿Esto es un éxito o un fracaso de nuestro aparato de seguridad nacional?
Siendo pragmáticos, un éxito: no importa cómo, pero están cayendo. Ahora que, con visión de largo plazo, un fracaso, porque no podemos estar a expensas de las veleidades de la guerra entre cárteles, para que se haga justicia y se tenga un efectivo control de estos grupos.
Los más recientes y fuertes golpes a los cárteles de la droga han sido producto de esta herramienta. Las detenciones de Arturo Beltrán Leyva, El Mochomo, que fracturó al cártel de Sinaloa; la de Benjamín Arellano Félix que puso en articulo mortis al cártel de Tijuana; las del hermano y el sobrino del Mayo Zambada en la colonia Lindavista del DF; y la de los que presuntamente arrojaron las granadas en Morelia la noche del 15 de septiembre, a quienes dejaron esposados y envueltos para regalo en una casa en Apatzingán, han sido producto de estas llamadas.
Lo ideal es que tales acciones sean producto del cerco gubernamental al crimen organizado, que es en lo que ha de trabajar en el corto plazo la nueva estructura de seguridad nacional y que debe incluir tanto al Cisen como a la sección segunda de Inteligencia Militar, sobre todo vía el Centro de Inteligencia Antinarcóticos (Cian).
Creo que las llamadas anónimas no deben ser el eje del que dependa el trabajo de procuración de justicia en el país, sino una herramienta complementaria. Sí creo, en cambio, que son un recurso indispensable en materia de seguridad pública.
¿Quiénes, mejor que los vecinos de una cuadra o una colonia, saben dónde hay una narcotiendita, dónde se puede tener a un secuestrado (casas con movimientos extraños por la noche y música fuerte todo el día, por ejemplo), dónde vive un asaltante o dónde se cometen delitos?
El miedo a las represalias y a la corrupción de funcionarios es lo que desalienta a la ciudadanía a reportar ilícitos, pero mediante un efectivo sistema de candados esto pudiera ser superado.
Dicen los grupos guerrilleros que si el gobierno promueve las denuncias ciudadanas es porque pretende envilecer a la sociedad fomentando una cultura de la delación, que premie a los soplones en su lucha contra los movimientos sociales. Esto depende, porque no puede generalizarse
Si por llamadas de este tipo se puede liberar a una persona en cautiverio, que ha sido violada y mutilada, qué bien. Sólo quien vive ese vía crucis, así como sus familiares pueden entender el valor de ese telefonazo.
Acaso habría que eliminar la parte económica, de recompensa y remunerativa, que puede, eso sí, envilecer el procedimiento y ponerlo al servicio de mercenarios.

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