miércoles, 13 de octubre de 2010

El Jefe Diego y los eperristas (análisis)

Desde la Argentina, Jorge Lofredo, investigador del Centro de Documentación de los Movimiento Armados nos envía la siguiente reflexión para compartir y comentar en colectivo. Aborda dos desapariciones: la del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos y la de los militantes del EPR desaparecidos en 2007, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez. Afirma que una será, al parecer, transitoria, mientras que las otras parecen ser permanentes, es decir, radicales:

“El ‘anonimato radical’ no sólo es la connotación política que adquiere un acto realizado a partir de una identidad desconocida y cuidadosamente desvirtuada sino también de los objetivos que se ocultan mediante el engaño (sus proclamas son ‘sucias’ porque no permiten vislumbrar sus pretensiones ni sirven, para el caso, como prueba de vida), la mentira y todo aquello que no puede conocerse en forma certera con los elementos a disposición.

“Tanto, que cualquier hipótesis sobre sus protagonistas pueden ser ciertas pero también es igualmente válida cualquier otra que afirme lo contrario. En este caso se ignoran la identidad y los objetivos de los responsables, pero como existe una negociación en curso, su anonimato radical es ‘transitorio’ (la caída de cualquiera de estos elementos, por supuesto, eliminará su condición radical) pero, en esencia, no deja de ser tal.

“Sin embargo, la desaparición de los eperristas continúa siendo radical, porque tampoco existió, ni existe, al menos hasta el momento y por lo que puede saberse, negociación, contacto, razón concluyente y, como agravante definitivo, se desconoce su paradero y situación: la desaparición constituye, así, un fin en sí mismo. Su finalidad fue la desaparición y no otra cosa.

“En conclusión: tanto identidad como objetivos –convenientemente trastocados y enmascarados en el caso de Diego Fernández de Cevallos– dan forma al anonimato radical de los ‘misteriosos desaparecedores’. Es una reivindicación en nombre de nadie”.

Hasta donde entiendo –-y ya Jorge nos aclarará dicho punto en la discusión que tendremos al rato en este mismo espacio— aun cuando todos los citados personajes fueron privados de su libertad, uno lo fue por razones económicas y, quizá, políticas (esto lo sabremos con el tiempo), y los otros dos habrían sido víctimas de un hecho de desaparición forzada, hasta donde se puede saber, muy probablemente perpetrado por fuerzas del orden y, por lo mismo, un acto de lesa humanidad y grave violación de derechos humanos.

No me queda claro –y esta es una pregunta para Jorge— si a él le parece un atenuante que el secuestro sea privación temporal de la libertad, mientras que la desaparición de los eperristas parece ser permanente. Y que, por lo mismo, el primer caso es menos grave que el de los guerrilleros.

También el hecho de atar dos hechos aparentemente inconexos pudiera arrojar un subtexto en el que se sugiere que ambos hechos están conectados de alguna manera; acaso que el secuestro es represalia por las desapariciones previas. ¿Es así?

En el entendido de que sin datos duros para analizar -–apenas los comunicados de los “misteriosos desaparecedores”, en un caso, y los de los del EPR, en el otro— todo son especulaciones, quizá es probable construir un discurso lógico donde los pocos hechos conocidos hablen por sí mismos y arrojen conclusiones preliminares sobre la naturaleza de dos eventos en los que tres mexicanos han perdido su libertad.

¿Cuál es tu idea del caso?, ¿qué te dicen los comunicados de ambas partes?, ¿crees que haya vinculación entre casos?, ¿es menos grave un secuestro que una desaparición forzada?

Opina con nosotros. La tribuna está abierta.

La guerra de Sendero Luminoso

El número 2 del grupo armado peruano Sendero Luminoso, Edgar Mejía Asencios, alias camarada Izula, fue capturado este miércoles por la Policía Nacional de Perú en la región del Alto Huallaga.

Camarada Izula es lugarteniente de Florindo Eleuterio Flores-Hala, alias camarada Artemio, jefe militar de Sendero Luminoso, quien ha planteado una salida negociada a su conflicto con el Estado, lo que ha sido desestimado por el gobierno peruano.

Checa la nota completa en la Radio del Sur.

El Insurgente, del EPR

Ayer fue difundido el ejemplar número 130 del órgano de difusión y propaganda del PDPR-EPR, El Insurgente, que entre otros temas abordan los desastres sociales causados por fenónemos naturales, su rechazo a los festejos del Bicentenario y su objeción al concepto de narcoinsurgencia con el que se pretende, dicen, vincular al crimen organizado con los movimientos de lucha social.

lunes, 11 de octubre de 2010

Guerrillas de ultraderecha gringas

Si puede, échele un ojo a la revista Time de esta semana, cuya historia de portada es un reportaje del premio Pulitzer Barton Gellman sobre la milicias extremistas de Estados Unidos, aquellas que inflamadas de un exacerbado nacionalismo y patrioterismo se han organizado militarmente para hacerle frente a todo aquello que desde su muy fundamentalista visión, pone en riesgo a los ciudadanos estadounidenses, a su territorio o a su estilo de vida.

Son grupos paramilitares de extrema derecha, que quieren expulsar de su territorio a amenazas como los inmigrantes mexicanos o los terroristas árabes, y ayudar a sus comunidades en casos de desastres naturales, ataques bacteriológicos o un colapso económico.

Aun cuando se dicen defensores de sus instituciones, aseguran estar dispuestos a oponerse a su gobierno si éste pretendiera aumentar impuestos o controlar el libre flujo de armas, todo lo cual por cierto creen que quiere Barack Obama, “el presidente negro de origen musulmán” que actualmente los gobierna.

Si fuera el caso, no dudarán en declararse en rebeldía y actuar como comandos guerrilleros con tal de defender las que llaman sus libertades. La CIA y el FBI les tienen echado el ojo, como un foco rojo de su seguridad nacional.

Manejan discursos de odio, pero se dicen distantes de organizaciones supremacistas tipo Ku Klux Klan o neo nazis. Se sienten ejércitos serios y regulares, con entrenamiento marcial de primer orden y armamento igual de serio.

Aunque persiguen fines comunes y tienen en Obama y los demócratas un enemigo común, tampoco comulgan con los seguidores del Tea Party, que ha aglutinado una serie de políticos de ultraderecha emanados del Partido Republicano, tipo Sarah Palin, y líderes de opinión como Glenn Beck, comentarista de la conservadora y anti-oabamista cadena Fox de televisión.

Las milicias de ultraderecha no creen en los partidos políticos, ni están por la postulación de candidatos propios, como está promoviendo el Tea Party. Por el contrario, se dicen hombres de acción, de ejecución rápida y no de votos ni de cabildeos.

Suelen ser rancheros del Sur y Medio Este estadounidense, decididos a suplir lo que les parece son negligencias de su gobierno para cuidar la frontera de aliens o para perseguir sospechosos de ser terroristas, lo que en estos días se traduce en perseguir a todo aquel que tenga apariencia o nombre árabe.

Están las Fuerzas de Defensa de Ohio, los Minuteman (que ya conocemos por sus historias de cazadores de migrantes en Arizona), las Milicias Hutaree de Michigan y las Milicias Ciudadanas de Georgia, entre otros. No actúan coordinados, aunque sí se conocen y respetan mutuamente.

De sus filas han egresado individuos todavía más radicales, los “lobos solitarios”, que lo mismo han balaceado museos del Holocausto, que intentando poner una bomba en la Casa Blanca.

No son enteramente clandestinos, aunque sus tácticas apuntan en el sentido de la secrecía y el reclutamiento discreto y selectivo de sus miembros, los que deben estar preparados física y emocionalmente para el combate.

Su naturaleza es guerrera y, por lo pronto, están esperando el menor pretexto para declararle la guerra al gobierno estadounidense.