viernes, 5 de febrero de 2010

Guerrillas cortejan a lopezobradoristas

04-noviembre-2008
Grupos guerrilleros consideran que hay un buen filón de membresía revolucionaria en la radicalización del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Cuando menos eso se desprende de una serie de comunicados y del posicionamiento de organizaciones que arengan a AMLO, desde distintos medios de comunicación alternativos (Apia Virtual, Machetearte, entre otros), a romper en definitiva con el PRD y la izquierda electoral, a que queme sus naves y llame a sus seguidores a las calles, sumándose así al incendio del país y al comienzo de la lucha anticapitalista fuera del aparato electoral.
El EPR respaldó epistolarmente la lucha contra la privatización de Pemex de Andrés Manuel en varias ocasiones. A su vez, Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo, también vio en la lucha de AMLO y en la del magisterio en contra de la Alianza por la Calidad Educativa, la semilla de un viaje ciudadano sin retorno hacia la construcción de un movimiento social concatenado a otras reivindicaciones populares, a condición de que el líder tabasqueño deje de ser un “pacifista bien intencionado”.
Pero quien más ha mostrado su hambre de solidaridad y deseos de atracción de los seguidores lopezobradoristas son las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), que en tres comunicaciones seguidas se han dedicado a analizar al PRD, descalificando sus procesos internos, arremetiendo contra la corriente de los chuchos y haciendo llamados a los perredistas inconformes que quieran radicalizar sus posiciones.
Primero fue un texto analizando la descomposición perredista en Guerrero, previo a las elecciones estatales. Después se difundió otro revisando la situación del perredismo en el Estado de México y Oaxaca, donde personajes como Héctor Bautista, Víctor Hugo Círigo, Ruth Zavaleta y Graco Ramírez estarían actualmente –según información de las propias FARP- negociando posiciones políticas de beneficio personal con los gobernadores priístas actuales y aun con la Presidencia de la República.
El viernes pasado en la noche, este mismo grupo armado difundió el número 17 de su órgano Verde Olivo, en el que incluye (además de un estupendo, debo reconocer, resumen cronológico analítico de la crisis económica mundial) el texto titulado “Un pacto de arroz con leche”, en el que de manera aparentemente anecdótica, un par de ancianos de clase media baja pero con lenguaje de profesores universitarios, reflexionan sobre qué hacer “con los compañeros del PRD que se quieren sumar al movimiento” (o sea, a las FARP).
El dilema se desarrolla en un estado de la República, quizá Guerrero, según las claves que da el mismo grupo, e independientemente de que sea cierto o no, muestra el interés de los “farpistas” por atraer a su lucha a quienes ya no cabrían en la vía electoral y que están ahí, disponibles, en la oferta del mercado político nacional.
No creo que las bases obradoristas tengan vocación para la lucha armada. Acaso jóvenes acelerados, en lo individual, pudieran ser tentados por esta opción, una vez que la vertiente más incendiaria e intransigente del discurso de AMLO los lleve a concluir que están cerradas las posibilidades de cambio social y económico por las vías electoral y legislativa.
Sin embargo, en la otra vertiente de su discurso, AMLO ha sido claro en el tono pacífico de su movimiento, el que presume no haber roto un solo vidrio en su lucha desde julio de 2006, lo que desespera a los radicales.
El dato duro es que, aun cuando no haya sido su intención, sus últimas acciones en la defensa del petróleo lo han colocado más cerca de los ultras que de los demócratas.

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