viernes, 5 de febrero de 2010

¿Paramilitares de ultraderecha?

01-mayo-2008
Ayúdame a resolver esto. El gobierno dice que no tiene a los desaparecidos Edmundo Reyes y Gabriel Cruz del EPR. Ulises Ruiz dice que él tampoco. Pero hay testimonios de que un grupo armado se los llevó. ¿Militares que actuaron por su cuenta?, ¿policías acelerados?, ¿mercenarios?
Si esto es así, estaríamos ante un claro caso de paramilitarismo, que sería el anticipo de tiempos negros para el país. Los paras hacen el trabajo sucio que los Estados no pueden hacer de manera abierta.
Considerados en los manuales clásicos de la “guerra de baja intensidad” como tropas locales irregulares, que cuentan con organización, equipo y entrenamiento militar, a los que se delega el cumplimiento de misiones que las fuerzas armadas regulares no pueden llevar a cabo abiertamente, su presencia está ligada con abusos a los derechos humanos, labores de contrainsurgencia o con la expansión de células del crimen organizado.
Fueron usados en Nicaragua –la “Contra”- para combatir a los sandinistas en las décadas de los 70 y 80. En Guatemala provocaron un éxodo masivo de campesinos hacia la frontera con México, por su violenta campaña para perseguir grupos armados o prevenir su nacimiento.
En Chiapas, después del alzamiento del EZLN, en 1994, surgieron grupos de campesinos enemigos de las comunidades zapatistas, tales como Máscara Roja, Paz y Justicia (hoy Unión Regional Campesina Indígena) y la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), que presionan a las comunidades contrarias por cuestiones ejidales o comunitarias aparentemente ajenas al conflicto guerrillero.
En Colombia, que sería un caso más parecido a lo que se estaría perfilando en México tales grupos se alzaron como un poder paralelo al del mismo Estado que los prohijó como un frente militar alterno en su lucha contra la narcoguerilla de las FARC y contra el ELN, al grado de que la desmovilización de grupos como las Autodefensas Unidas de Colombia, ha sido condición para avanzar hacia un paz que todavía se ve lejana en vista de que el propio presidente Alvaro Uribe está ligado a ellas.
Ahora bien, regresando al punto inicial, ¿qué paramilitares serían los que habrían operado en Oaxaca? Bien a bien no lo sabemos, pero acaso por eliminación pudiéramos saber quiénes son, hoy día, los enemigos más acérrimos de los que se dicen a sí mismos revolucionarios y a quién no le interesa que se sepa dónde están los eperristas desaparecidos ni que haya ningún acercamiento con los armados.
En varios análisis al respecto he planteado que, de momento y visible, sólo ha estado la ultraderecha, que es la única que ha emprendido una súbita campaña en contra de la guerrilla: Sánchez Ortega y su mensaje de que no le permitirían al gobierno negociar con en EPR, su denuncia contra Lucía Morett y el correo electrónico anónimo, donde con baja estofa presumen tener y hasta entrevistar a los desaparecidos.
¿Es esta la clave de todo? ¿Se ha inaugurado la era de la paramilitarismo de ultraderecha y de El Yunque en el país?, ¿veremos más casos de violencia “de origen desconocido” contra luchadores sociales y guerrilleros? De veras, ayúdame a encontrarle la cuadratura al círculo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario