viernes, 5 de febrero de 2010

Narcos con piel guerrillera

23-septiembre-2008
“¿Quiénes somos? “Trabajadores masivos de la región de Tierra Caliente en el estado de Michoacán, organizados por la necesidad de salir de la opresión, de la humillación a la que siempre fuimos sometidos por personas que siempre tuvieron todo el tiempo el poder, lo que les permitió realizar todo tipo de pillerías y atropellos en el estado (…)
“Misión: Erradicar del estado de Michoacán el secuestro, la extorsión directa y telefónica, asesinatos por paga, el secuestro exprés, robo de tráilers y automóviles, robos a casa-habitación por parte de gente como la mencionada que ha hecho del estado de Michoacán un lugar inseguro. Nuestra única razón es que amamos a nuestro estado y ya no estamos dispuestos a que la dignidad del pueblo sea atropellada (…)
“Objetivo: “Seguir manteniendo los valores universales de las personas, a los cuales tienen pleno derecho. Al erradicar lo que nos hemos propuesto, aunque para esto, desgraciadamente se ha recurrido a estrategias muy fuertes por parte de nosotros, ya que de esta forma hemos visto que es la única manera de poner orden en el estado y no vamos a permitir que esto se salga de control de nuevo (…)
“Atentamente “La Familia Michoacana. Responsable de la publicación: Juan Carlos García Cornejo”.
Así se dio a conocer, descaradamente, en noviembre de 2006, con un desplegado en la prensa local michoacana, uno de los grupos de narcotraficantes más sanguinarios del país, presentándose como benefactor del pueblo y no como su enemigo.
Muchos se confundieron con su discurso justiciero y pensaron que se había materializado el fenómeno de la narcoguerrilla, una de las peores pesadillas de los órganos de inteligencia nacional. El tiempo hizo su trabajo y demostró la calaña de los miembros de La Familia, y sus verdaderas intenciones: luchar contra los cárteles de la droga rivales, principalmente los del Golfo y el de Sinaloa.
Un caso más. Anteayer, en el marco de los operativos militares en el estado de Guerrero, se dio a conocer el hallazgo de un arsenal, equipo de radio comunicación, celulares y vehículos, así como un comunicado de un grupo armado autodenominado Ejército de la Liberación del Pueblo en la sierra del municipio de Petatlán, región de la Costa Grande de Guerrero.
¿Un nuevo grupo guerrillero? No, si nos atenemos a lo que dicen defender:
“Esto le seguirá pasando a los afis, policía judicial, policía del estado, federales y preventivos; esto por que han llegado a entregar mucha gente inocente al cartel de los Beltrán Leyva para ser torturados y masacrados cobardemente y desaparecidos. El pueblo por primera vez en la historia será levantado en armas y la lucha apenas comienza. Atte. Ejército de la Liberación del Pueblo”.
Otro mensaje, escrito en el peor lenguaje delincuencial y no en el ideológico de los rebeldes, decía: “Para El Nene. Estás matando gente inocente, Roga Alba (sic) no tiene nada que ver en esto, no nada más él está dolido, saca la cuenta de cuántos inocentes has matado y éste es el número de tus enemigos. Esto va en serio, si sigues matando gente inocente, voy a subir y te voy a bazuquear el Tule; este es un ejército que lucha por la injusticia del pueblo. Atte. Ejército de la Liberación del Pueblo”
¿Una guerrilla que defiende a Rogaciano Alba –cacique talamontes guererrense- y que está en contra de los Beltrán Leyva? Suena burdo.
Salvo que trabajo de inteligencia demuestre con contundencia vasos comunicantes entre narcos y grupos armados de naturaleza política, lo más creíble es que, o los militares sembraron estos mensajes para hacernos creer que guerrillas y narcos son lo mismo, o, lo más probable, que los grupos de la delincuencia organizada pretenden revestirse de aires justicieros para hacerse de la simpatía de algunos pueblos o sectores sociales y confundir más a los cuerpos de seguridad del Estado que los confrontan, aparentando que el alzamiento criminal está acompañado de un estallido político.
Para ellos, mientras más caos mejor.
¿Qué podrían necesitar los narcos de los guerrilleros y viceversa, para aliarse? Territorio, recursos financieros y armas.
A diferencia de lo que sucedió en Colombia, donde los narcos se acercaron a las guerrillas para compartir territorios que les sirvan para el trasiego de droga a cambio de recursos, en México nuestras guerrillas no controlan territorios.
Los opulentos narcos mexicanos, por lo tanto, no necesitan a los guerrilleros, quienes a lo mejor sí requieren armas y dinero, pero no tienen nada qué ofrecer a los cárteles, además de que, hasta donde el discurso público alcanza, los movimientos armados mantienen lejos de su ideología alianzas con la delincuencia común.
Hace tres años, por ejemplo, el 18 de septiembre de 2005, el grupo Tendencia Democrática Revolucionaria "ajustició" a Miguel Ángel Mesino, ligado a la Organización Camesina de la Sierra del Sur, acusándolo de traficar con madera, lo que estaba fuera de la disciplina revolucionaria.
EL EPR, las FARP o TDR no son las FARC, que trafican con drogas y están en el círculo mundial del tráfico de armas. Pudieran llegar a serlo, si alguno de estos grupos se descompone y comienza actuar con un pragmatismo que los haga claudicar principios revolucionarios por necesidades de coyuntura.
Aun así, seguiría sin respuesta qué necesitarían los narcos de los alzados en armas, que no sea utilizarlos para crear más olas en el ya de por sí muy agitado y picado mar de la política nacional.

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