viernes, 5 de febrero de 2010

¿Narcoguerrillas previsibles?

04-diciembre-2008
La Secretaría de la Defensa Nacional acaba de difundir un documento en el que señala que es previsible una simbiosis de narcotraficantes con los que llamó “grupos armados desafectos al gobierno”.
Con este eufemismo suponemos que se refiere a los grupos guerrilleros y, por lo tanto, lo que quiere decir es que es previsible que en el futuro veamos narcoguerrillas.
Si es así, los militares nos deberían aclarar si tal afirmación es producto de trabajo de inteligencia y ellos saben algo que nosotros no, o si sólo es un escenario hipotético.
Una lectura detenida de los más recientes comunicados del EPR, de TDR y de las FARP muestran una tendencia contraria a la señalada por la Sedena. En tales textos el denominador común es que condenan al narcotráfico y aseguran que el cómplice de los delincuentes es el gobierno y que la lucha contra las drogas es un mito, un pretexto para militarizar al país y criminalizar la protesta social.
Más allá de que dediquemos un espacio aparte para analizar si dichas afirmaciones son correctas, tal discurso no anticiparía simbiosis alguna entre grupos armados de corte guerrillero con narcos, a la manera de las FARC en Colombia.
Por tradición, los grupos armados mexicanos no congenian con criminales del orden común, pues sus convicciones ideológicas son diferentes.
Es cierto que en algunos momentos de la historia latinoamericana, los guerrilleros se han acercado con los narcos, pero sólo cuando están afectadas por una fuerte descomposición ideológica, que no es perceptible en el caso mexicano.
Por supuesto, en estricto sentido no es imposible que un escenario así pudiera presentarse. De hecho, cuando se da, suele ser de una violencia estéril. Entrevistado en este espacio, el analista de los grupos guerrilleros, Jorge Lofredo, nos ha dicho que de darse un acercamiento de ese tipo, así sea por intereses coyunturales, la guerrilla estaría firmando su sentencia de muerte.
Por eso me parece importante que la Sedena aclare sus dichos con pruebas. De lo contrario, estaríamos en nuestro derecho de pensar que sólo trata de espantarnos con el petate del muerto.

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