viernes, 5 de febrero de 2010

El caso Sali Grace

09-diciembre-2008
En este espacio hemos dado seguimiento al tema de las incursiones de jóvenes mexicanos anarquistas por el mundo de la violencia política y puesto a debate la trascendencia o futilidad de esas acciones. Sin embargo, la vida siempre nos demuestra que no podemos hacer análisis maniqueos, o de negros y blancos absolutos. Vean este caso y comentémoslo.
En septiembre pasado, un par de activistas anarco-punks, Omar Yoguez Singu, El Franky, y Marcella Sali Grace Eiler se fueron juntos a un lugar de San José del Pacífico, en Oaxaca. No queda claro si eran pareja formal, pero el caso es que él regresó solo al Distrito Federal. Ella apareció muerta en una cabaña de la costa a la que fueron.
De acuerdo con notas de prensa, Yoguez Singu levantó sospechas entre sus amigos cuando regresó a la ciudad de México. Notaron que estaba herido.
Gracias a la difusión extensa de la declaración firmada por organizaciones oaxaqueñas con las cuales Sali trabajaba, personas en el círculo de amigos de Yoguez Singu supieron que una mujer había sido asesinada en San José del Pacifico mientras Yoguez Singu estaba allí. Para confirmar la historia llamaron a activistas de Oaxaca.
Se reporta que cuando Yoguez Singu fue confrontado por sus amigos acerca de sus mentiras, éste confesó que tuvieron relaciones sexuales consensuadas, pero que después el enfureció y la mató a machetazos. Sus amigos creen que la violó antes de asesinarla. El caso es que lo vigilaron mientras activistas oaxaqueños (grupos anarquistas de línea Magón y del Anahuak,) viajaban a la ciudad de México para obtener una orden de aprehensión.
Cuando la orden estuvo lista, los activistas se citaron con la policía en un supermercado para entregar a Yoguez Singu, quien fue arrestado el miércoles 24 de septiembre.
Hasta aquí, parece que la red de amigos funcionó para hacer justicia.
Sin embargo, el caso toma un giro tortuoso cuando durante el periodo de investigaciones, la policía comienza a hacer imputaciones al grupo de jóvenes que detuvo a Yoguez, en el sentido de que, en estricto sentido, al detener al homicida lo estaban privando de su libertad, o sea que realizaron un secuestro, y que además lo torturaron.
También comenzaron a involucrar como posibles indiciados a la Coordinadora Anticapitalista Che Guevara y a los demás grupos y colectivos que trabajan en el Auditorio Che Guevara de la UNAM de las acciones emprendidas por los grupos oaxaqueños, con quienes une la afinidad por el anarquismo, pero que no participaron en el hecho.
Es decir, la mexicana tradición policiaca mexicana de voltearte los cargos a la víctima y, en este caso, de asumir la aberrante posición política de aprovechar el caso para fincar cargos a los de la Coordinadora.
En un comunicado difundido ayer, la que se hace llamar Célula Metropolitana Julio Chávez López, del grupo de anarquistas que entregó al Franky menciona, entre otras cosas:
“No vamos a permitir que se involucre al Auditorio (Ché Guevara) como el lugar de la retención y entrega de Omar, alias el Franky, ya que consta que se le retuvó en la VW abandonada de Eje 10 y se le entregó a la ONG oaxaqueña en ese mismo lugar. Por diferentes medios el Estado mexicano ha tratado de vincular al Auditorio como el lugar de la retención, demostrando una muy mala articulación de sus medios masivos de comunicación dando diferentes versiones de quienes y como lo retuvieron, las cuales son falsas.
“No nos importó que las Autoridades nos voltearan el caso en esos momentos, y que de defensores de nuestra compañera pasemos hoy a torturadores y secuestradores. No está por demás aclarar que nunca le pegamos para que nos dijera algo o se desistiera de decir algo, por lo que nunca lo torturamos; nunca pedimos un rescate por ese bastardo, por lo que nunca lo secuestramos. El argumento del secuestro es utilizado por el Estado para inculpar a compañeros por la retención de funcionarios corruptos e incompetentes y en contra del pueblo que se organiza para tomar su seguridad en sus manos. Al tener las pruebas de quien había sido el asesino y no hacer nada pasaríamos a ser cómplices, por lo que jurídicamente y éticamente no hay nada en nuestra contra”.
Hasta el momento no sabemos de cargos sobre alguna persona en particular. Lo que se tiene son dichos de policías y ministerios públicos, que amenazan en ese sentido.
Y es aquí donde uno se pregunta: ¿qué sentido tiene criminalizar a los grupos, por este caso en particular?, ¿quién es el genio gubernamental al que, con nula sensibilidad política, se le ocurrió que este caso les servía para reprimir a los anarquistas de la Universidad?, ¿así se previene la violencia, inventando cargos burdos y agitando el avispero?
Cuando se reflexiona en torno de los medios y fines de la violencia –aquí lo hacemos cada martes y jueves- siempre se abordan, no sólo las consecuencias de los actos, por locos que parezcan, sino también sus motivaciones, para tratar de entender la forma de conjurar la muerte y destrucción que son capaces de generar tanto los grupos armados como las autoridades. Un trabajo serio de inteligencia civil o militar debería hacer lo mismo.
Pero cuando la autoridad reacciona como si estuvieran todavía a las órdenes de Nazar Haro o Luis de la Barreda entonces es cuando uno se pregunta si el país realmente ha avanzado en materia de derechos humanos y de tratamiento político especial a los grupos que enarbolan la violencia revolucionaria.
La firma final del comunicado de ayer es:
“Llamamos a todos los grupos Feministas, Anarquistas, de la Otra Campaña y adherentes a la Sexta, a unirnos y poner fin a los crímenes y violencia de género, y emprender todas las acciones posibles en la defensa de la Autonomía y la Autogestión. Guerra al Estado, muerte al dio$ Kapital !!!!!! ¡VIVA la Akzión Direkta! ¡Viva el Komunismo libertario!”
En este caso ¿tiene sentido resolver un homicidio cometiendo una injusticia y reprimiendo a los anarquistas?

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