viernes, 5 de febrero de 2010

La ultraderecha se apunta

22-abril-2008

Lo malo de que la sociedad entre en una dinámica de choque y de falta de tolerancia y acuerdos es que los grupos radicales de todo signo hacen su aparición esperanzados en que –ahora sí- a río revuelto puedan sacar ventaja de la situación. Llaman sin pudor a una guerra de Estado, a una nueva “guerra sucia” y piden exterminio para los opositores.
Es el caso de la ultraderecha mexicana, que ha estado muy activa las últimas dos semanas, promoviendo discursos de odio y picándole la cresta al gobierno para que “aplique la ley”, lo que en su lenguaje extremo significa sacar la mano dura, los toletes y la violencia de Estado para aplastar disidencias, lo mismo contra el PRD que contra los grupos guerrilleros y aun contra los estudiantes universitarios.
Al mal tino lopezobradorista de tomar el Congreso El Yunque respondió comparando a AMLO con Hitler. En este caso, una intolerancia dio pie a otra y el debate nacional serio y de ideas se fue por la borda en ambos casos.
Los membretes de extrema derecha “Mejor Gobierno Mejor Sociedad”, de Guillermo Velasco Arzac (“Jenofonte” sería su sobrenombre yunquista), y “Coordinadora Ciudadana”, de José Antonio Sánchez Ortega, ya encarrerados, pusieron una denuncia penal en contra de Lucía Morett y todos los mexicanos muertos que estaban en el campamento de las FARC que fue bombardeado el mes pasado, para que sean investigados por terrorismo, secuestro y narcotráfico, en lo que es un despropósito descomunal.
Más aún, Sánchez Ortega dice tener información -así de ambiguo, así de incierto-, de que el gobierno estaría negociando en lo oscurito con el EPR, como dando a entender que Felipe Calderón negocia “con terroristas y secuestradores”.
Uno de los peores consejos que se le pueden dar al gobierno federal es pretender desterrar las inconformidades sociales, armadas o no, mediante la violencia, bajo la idea de que “muerto el perro se acabó la rabia”.
Criminalizar la disidencia e ignorar las motivaciones económicas, políticas y sociales de fondo que hay en el país es llamar, como decíamos, a reeditar “la guerra sucia” y a cometer el mismo error de los gobiernos priístas de desaparecer personas, asesinar opositores y hacer que las carencias de la sociedad se conviertan en una bomba de tiempo.
El mejor antídoto para los fundamentalistas de cualquier signo ideológico es ignorar sus palabras y combatir sus ideas extremas. En el caso de El Yunque, si bien tuvo un momento de oro durante el gobierno de Vicente Fox, sólo intenta, vía sus organizaciones satélites, sembrar la semilla de la violencia y de la dictadura.
La violencia física siempre va antecedida de violencia verbal, de insultos, de descalificaciones, de falta de ideas.

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