viernes, 5 de febrero de 2010

A la caza del ERPI

14-agosto-2008
El Ejército mexicano despliega en este momento un operativo para encontrar a dos presuntos dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en la zona de Tierra Caliente de Guerrero.
Por un lado busca a Omar Guerrero Solís, el “comandante Ramiro”, y por otro a una extraña leyenda rural, Pascual Monje Solís, ex guardia presidencial con José López Portillo, y a quien la autoridad liga con el grupo armado y con algunos asesinatos de agentes estatales.
Ambos ya han escapado, cada uno por su cuenta, de la cárcel, de la policía ministerial y del Ejército, la última el domingo pasado, cuando Monje, de manera peliculesca, dicen que logró huir ileso de una balacera con 60 soldados en Zirándaro, Guerrero.
Se presume que el ERPI tiene una base social amplia en la zona de La Montaña, donde se encuentran los dos municipios más míseros de México: Metlatónoc y Cochoapa, según el Índice de Desarrollo Humano Municipal 2000-2005 elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La búsqueda es, tal y como la ha definido el gobernador Zeferino Torreblanca, de delincuentes del orden común, no de luchadores sociales, muy problablemente asesorado por su amigo, el general Mario Arturo Acosta Chaparro, quien sigue moviendo los hilos de la contrainsurgencia local, tal y como lo hizo en los años setenta y ochenta con los dos Rubén Figueroa.
De nueva cuenta parece que se falla en el enfoque del combate de los grupos guerrilleros, que si han cometido delitos deben responder por ellos, pero que si sólo se les busca por usar un lenguaje justiciero y estar de lado de los pobres entonces sólo se estará garantizando la continuidad del ciclo pobreza-inconformidad-represión, que no resuelve el fondo de las cosas.
En los años 70 pasó lo mismo con la búsqueda de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Fueron mandados a la clandestinidad por la represión oficial y luego se les acusó de gavilleros. No se resolvió jamás el problema estructural económico, social y político de Guererro; se conformaron con matar a los líderes. Hoy se comete el mismo error.
Los municipios más pobres del país, Metlatónoc y Cochoapa se encuentran enclavados ambos en la zona mixteca y tlapaneca de La Montaña, sus pobladores carecen en un 94% de drenaje, el 80% es analfabeta y el ingreso promedio diario es de cuatro pesos por persona. ¿Dejar en el olvido a estos mexicanos, no es abrirles la puerta al desesperación? ¿Qué opciones se les deja? Migrar, delinquir o unirse a la guerrilla.
Cabe recordar que el ERPI se escindió del EPR en 1997 y se conoció su existencia públicamente en junio de 1998 tras la matanza de El Charco, Guerrero, tras lo cual realizó varias emboscadas al Ejército.
El 19 de octubre de 1999 Jacobo Silva Nogales, el comandante Antonio del ERPI, víctima de una delación, fue detenido (y posteriormente torturado salvajemente) cuando caminaba por la calzada México-Tacuba. El 22 de octubre es llevado a San Luis Potosí, donde su esposa Gloria Arenas Agís, la coronel Aurora, había sido detenida y torturada también. La pareja fue trasladada al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez.
Pese a la detención de sus dirigentes, el ERPI ha continuado sus acciones y ha dado incluso entrevistas de prensa este año, donde denuncian su postración social, mostrando que ellos no llegan a las armas por la vía ideológica, sino como una forma de autodefensa ante un entorno hostil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario