viernes, 5 de febrero de 2010

EPR y Ulises Ruiz, tras las claves

15-julio-2008
Tras un silencio de 15 días, el EPR volvió a emitir un comunicado, en el que reitera su espera a que el gobierno federal y el estatal de Oaxaca le devuelvan a sus militantes desaparecidos, Edmundo Reyes y Gabriel Alberto Cruz. ¡Uf!
Su última comunicación había sido para rechazar la versión de fuentes de inteligencia, publicada en EL UNIVERSAL, de que propusieron la mediación de los intelectuales como respuesta a amenazas del gobierno federal en el sentido de que si volvían a detonar un explosivo se desataría una cacería contra personas presuntamente ligadas al grupo armado.
Y digo “¡uf!” respecto al comunicado de ayer porque yo era de los que interpretaba el silencio de los armados como su inequívoco mensaje de que ante la falta de respuestas lo que procedía era volver a los estallidos. No. Cuando menos sabemos que siguen esperando, que se mantienen en su iniciativa política, aunque también estamos concientes que el tiempo se acaba.
Dedican buena parte de su texto de ayer a desmentir al gobernador Ulises Ruiz, a quien le hicimos en EL UNIVERSAL una entrevista hace dos semanas, que apenas se publicó el miércoles pasado, y en la que él niega saber qué pasó con estas personas, pero dice no meter las manos al fuego por nadie de su gente. Los eperristas le dicen cínico, manchado de sangre, represor, violento y cosas por el estilo. Nada que no se pudiera prever o que no le hayan dicho en el pasado.
Acaso lo significativo de la misiva fueron las señales y datos que envían, no sólo al gobernador o a los medios de comunicación, sino fundamentalmente a la mediación de intelectuales: esta gente desapareció el 24 de mayo, no el 25 como ellos mismos habían venido insistiendo y como lo probaría el comunicado eperrista fechado el 25 de mayo y que enviaran estas personas, y hablan de la figura de un militar desaparecido, Jonás Gutiérrez, del que hasta ahora no se había hablado, quien sería una pieza clave para desenredar el rompecabezas que llevaría hasta las personas de Reyes y Cruz.
También deslizan que Cruz y Reyes fueron detenidos en el contexto de la secuela de la persecusión de maestros y APPO que se habría dado hasta bien entrado el año de 2007 en Oaxaca.
Esto sólo nos confirma que la información está saliendo a cuentagotas y que aun el propio grupo armado no tiene la certeza de quién se los llevó (autoridades estatales o federales), cuándo exactamente (24 o 25 de mayo de 2007) y en dónde están (Campo Militar Número Uno o casas de seguridad de inteligencia militar). Las versiones se encuentran, se contradicen levemente, se cruzan. Lo único cierto es que no están, que se los tragó la tierra y que muy probablemente una autoridad los detuvo.
Si esta es la forma en que el grupo armado se comunica con la mediación, yo supongo que dicho proceso será lento, pues los intelectuales, por muy lúcidos que sean, no pueden sino actuar en función de la información que poseen y que les dan todas las partes: autoridades, gobierno federal, el estatal (con el que no se han reunido), los familiares de las víctimas y asesores exoficio que aportan datos como punto de referencia para comprender dónde están parados y hacia dónde podrían avanzar.
No son desdeñables los mensajes del EPR. Parecen saber más de lo que han difundido, pero menos de lo que presumen. Ante este escenario, no puedo menos que rendir mis respetos para los mediadores, porque ante la cerrazón de las autoridades, la mediocridad de la CNDH, la desesperación de los familiares y la falta de comunicación directa con el EPR, su labor para dar con la pista que lleve a los desaparecidos se complica.
Es válido, pues, el llamado a todos los que tengan más información, así sea anónima, secreta o confidencial respecto al caso, que la hagan llegar a la mediación. No se vale que nadie se quede callado. Es para resolver un crimen de lesa humanidad y desactivar un foco rojo de la seguridad nacional.

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