viernes, 5 de febrero de 2010

El grave problema del Ejército

15-mayo-2008
El Ejército mexicano está metido en graves problemas:
1.- Tiene en el narcotráfico a un enemigo con más dinero, mejor pagado y con superior capacidad de fuego.
2.- Está poniendo muchos muertos, muchas viudas, muchos huérfanos.
3.- Al estar en labores policiales se está desgastando en imagen pública, queda mal y se expone al poder corruptor del enemigo.
4.- Sólo está en la lucha contra el trasiego de droga, sin que se haga nada en los otros eslabones de la cadena económica del narco: producción y consumo, lo que hace su esfuerzo casi inútil.
5.- Nadie lo quiere en las calles, aunque coincido en que era la única opción en vista de la descomposición de los cuerpos de seguridad civiles.
6.- De manera cotidiana es acusado de violar los derechos humanos, sobre todo de campesinos, como sucede actualmente en Ayutla. Arrastra, y no de a gratis, los fantasmas del 68 y de la “guerra sucia”.
7.- En materia de percepción, la izquierda política lo acusa de sólo estar apuntalando al régimen y de usar la lucha contra el narcotráfico como pretexto para en realidad reprimir opositores y criminalizar la protesta social.
8.- Su verticalidad, amparada en un concepto cerrado de disciplina, le impide ser abierto y transparente ante la sociedad, con la excepción de momentos de desastre y de aplicación del plan DN-III.
9.- Como parte de esa secrecía atávica, su sección segunda, de Inteligencia, comparte, junto con el Cisen, los fracasos en materia de seguridad nacional interna, como las voladuras de ductos de Pemex o la impunidad con que se desenvuelven los barones de la droga.
En otras palabras, haga lo que haga, va a salir perdiendo, ya sea por débil o por villano. Luego entonces, ¿qué hacemos con el Ejército?
¿Lo regresamos a los cuarteles y dejamos la lucha antinarcóticos a las deficientes y corruptas policías y procuradurías de todo el país?, ¿lo armamos mejor?, ¿lo enjuiciamos sumariamente por los crímenes de lesa humanidad que han cometido alguno de sus miembros?, ¿lo desaparecemos y creamos una fuerza de paz que sólo nos cuide de amenazas externas?
De entrada me parece que haríamos bien en dimensionar el tamaño de la guerra contra el narcotráfico, que no es menor. Más que la guerrilla, el narco sí puede hacer tambalear la gobernabilidad del país. Maneja la cuarta parte del dinero que circula por nuestro sistema circulatorio económico, así de grande es su influencia, así de peligroso su poder. Recomiendo este artículo de Stratfor, para ponerle números a la cuestión.
En estas condiciones no creo que haya vuelta atrás para regresarlo en el corto plazo a sus cuarteles, aun cuando el propio Genaro García Luna lo acaba de ofrecer e incluso le puso un plazo perentorio.
Tampoco debemos calificar, como Ruth Zavaleta, de “temerario” el esfuerzo del gobierno federal para enfrentar al narco. ¿Qué había que hacer entonces?, ¿llevárnosla tranquila con ellos y no “provocarlos”, permitiéndoles actuar? Renunciar a enfrentarlos es tanto como darle las llaves de Los Pinos al “Chapo” Guzmán o al “Mayo” Zambada.
Creo que el Ejército tendría que hacer un inédito esfuerzo por desmarcarse de la represión y la violación a los derechos humanos. Castigar ejemplar y públicamente a sus elementos más nefastos, no premiarlos con retiros honrosos ni enjuiciarlos a modo en su ámbito militar. En esto ha fallado una y otra vez. La mala fama se la ha ganado a pulso.
Hay que armarlos mejor, aun cuando la oposición diga que esas serán armas para reprimir luchadores sociales. Insisto en no minimizar el problema, el narco no es un rival de pacotilla. No queremos la militarización del país, pero tampoco que el narcotráfico controle nuestra economía o vida política.
Aquí entra en el escenario el tema de la Iniciativa Mérida, por la cual EU nos estaría tentando con 500 millones de dólares para mejorar nuestro armamento, pero ¿a qué precio?
Yo sé que el tema despierta pasiones. Sin embargo el tema es tan serio y de fondo, que debemos mejor cruzar ideas de fondo. Tu qué recomiendas hacer.

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