viernes, 5 de febrero de 2010

El “cisen” de Ebrard

7-octubre-2008
Para la creación del “Cisen capitalino”, anunciado el pasado martes por el secretario general de Gobierno del DF, José Ángel Dávila, se necesitarán mucho más que dos simples ajustes administrativos, como señala el funcionario.
Además de una más clara definición de sus funciones, las cuales por ningún motivo podrán estar por encima de la Ley de Seguridad Nacional, en cuanto a lo que hace al acopio, análisis y operacionabilidad de información, se requeriría un debate local, que incluya a los asambleístas y a la ciudadanía, de tal forma que el tema no sólo incluya aspectos policiales, sino un cuidadoso análisis sobre sus alcances políticos y de derechos humanos.
Las dudas sobran.
¿Qué se entiende por protección de las instituciones locales?¿Que no las infiltre el narco, los secuestradores, o más bien los adversarios políticos? ¿Vamos a tener espías pagados por el gobierno capitalino?¿Al servicio exactamente de quién estarán? ¿Qué nos garantiza que el control de confianza de sus agentes sea el adecuado?¿Hasta dónde estas tareas son competencia de la autoridad federal? ¿Cuántos recursos se invertirán en la labor?¿No existe ya un mapa de riesgos capitalino?¿Cómo se resolverá lo jurídico, siendo que el jefe de Gobierno no puede nombrar al jefe de la policía ni a su procurador, pero sí a su subsecretario de inteligencia?¿Se trata, una vez más, de trabajar solos sin enlace con el gobierno federal?
Como estándar mundial, 80% del trabajo de inteligencia supone consulta de fuentes abiertas que puede hacer cualquier dependencia, que incluso ya debe hacer la propia Procuraduría de Justicia capitalina.
Sin embargo, ¿qué pasará con el otro 20% de acopio informativo más fino y delicado, que mal llevado linda en la violación a los derechos humanos y que en México requiere, a nivel federal, autorización del poder Judicial para seguir adelante? Nos referimos a intervención de teléfonos, seguimiento de personas, estudios patrimoniales y bancarios, etcétera.
José Ángel Ávila asegura que todo está amarrado y que sólo faltan dos reformas, una en la Contraloría capitalina y otra en el reglamento de la administración pública.
Incluso ya tiene hasta al titular de la nueva dependencia, el ahora diputado con licencia Alberto Esteva, quien viene del partido Convergencia, pero que fue durante años un priísta oaxaqueño que pasó por inteligencia federal, al servicio de Pedro Vázquez Colmenares, y que como legislador ha mostrado gran hostilidad hacia el trabajo de Juan Camilo Mouriño, Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna.
¿Él será enlace oficial capitalino con la autoridad federal para trabajar coordinadamente en tan delicada labor?
Todo lo que ayude a superar la actual crisis de inseguridad en el país y concretamente en la ciudad de México es positivo. Pero una iniciativa de tal envergadura requiere un trabajo de transparencia supremo, porque no puede ser producto de una ocurrencia de coyuntura, sino el resultado de un trabajo meditado y bien coordinado a nivel federal.

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