viernes, 5 de febrero de 2010

Cirugía al Cisen

17-junio-2008
Sostengo que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, (Cisen) requiere cirugía mayor, toda vez que ha dejado de ser quien concentra las tareas de inteligencia del Estado mexicano, en detrimento de la calidad de la misma, que se pulveriza en otras instancias, militares y civiles, lo que retrasa o entorpece decisiones vitales para la seguridad de la nación.
Ha contribuido a su debacle que desde el priísmo ha sido utilizado para espionaje político y no para su estricta labor de atención a la seguridad nacional, ante amenazas externas o internas, como el narcotráfico, que ha crecido sin control de inteligencia.
Hay quienes dicen que debe desaparecer porque es un instrumento de la represión estatal, pero es indudable que administrativamente la custodia de la seguridad nacional (entendida como la defensa de amenzas externas e internas que amenacen a los tres componentes del Estado, población territorio y gobierno) debe recaer en una instancia gubernamental, sin fines políticos.
El Cisen ejercerá en 2008 más de mil 300 millones de pesos, contra los mil 100 millones que gastó el año pasado y su planta de empleados se estima en 3 mil, cuando llego a tener apenas mil, contando las delegaciones estatales, hace cinco años.
Cabe recordar que en 1994 se conformó el Grupo de Coordinación Interinstitucional que dio paso al Grupo Antiterrorista (Gat), instancia en la que intervenían todos los organismos de seguridad civiles y militares. Concebido por Jorge Tello Peón y operado por el almirante Wilfredo Robledo, entonces director de Protección del Cisen.
En un ánimo de coordinar instancias también formaban parte del Gat la Sección II del Ejército –dedicada a labores de inteligencia-, la Policía Migratoria y la PGR.
En el gobierno de Ernesto Zedillo Robledo fue designado comisionado de la PFP, donde creó la Coordinación General de Inteligencia, a cargo de Genaro García Luna. Esta instancia contaba con una Dirección de Terrorismo, que seguía a los movimientos armados.
En términos generales, con Fox el Ejército se concentró en narcotráfico; la PGR en secuestros; y la PFP en contrabando y la presencia en las calles. El tema de terrorismo estaría dividido entre la Sedena y la PGR por medio de la AFI.
Con Gertz Manero en SSP se acabó el Gat. Salen García Luna y Robledo de PFP, este último acusado de malversación de fondos. Se refugia como jefe de seguridad del Grupo Carso de Carlos Slim y después el gobernador Enrique Peña Nieto lo llama al Estado de México, donde actualmente despacha.
Con la salida de Gertz Manero y la muerte de Ramón Martín Huerta, Eduardo Medina Mora quedó a cargo de la SSP y la investigación de movimientos armado recayó en la Unidad de Investigación Especializada contra Terrorismo, Tráfico y Acopio de Armas de la SIEDO.
Los traspiés
Aun cuando se habla de múltiples errores de logística del Cisen durante este tiempo, cuatro fueron los grandes descalabros que abrieron la puerta a la actual caótica situación en materia de seguridad pública, conflictividad política y seguridad nacional:
Primero, el descontrol del narcotráfico, que alcanzó los niveles de escándalo actuales, con una guerra de cárteles desatada por controles territoriales en el trasiego de droga, de la que ningún estado de la República está a salvo y en la que hay territorios prácticamente controlados por los cárteles y donde ningún tipo de autoridad democráticamente manda.
Segundo, la todavía no explicada decisión de aprehender a los hermanos Cerezo, tras los petardazos a una sucursal bancaria en 2001, que habría supuesto un retraso en las investigaciones de los movimientos armados en el país. ¿Fue un mensaje de endurecimiento gubernamental en pleno recorrido del EZLN por el país?; ¿presión de Fox sobre sus cuerpos de inteligencia para darle resultado tras dichos bombazos que los obligaron a “quemar” esa pista?; ¿maniobra del propio gobierno para detener a los hijos del presunto dirigente del EPR, Tiburcio Cruz, y así presionarlo?; ¿simple torpeza?
Tercero el linchamiento, en noviembre de 2004 de agentes federales en la delegación Tláhuac, del Distrito Federal, que presuntamente seguían la pista a cuadros dirigentes del EPR. Un desastre.
Cuarto, el escalamiento de movimiento magisterial de 2006, en Oaxaca, que tras un torpe y represor manejo estatal, alcanzó niveles nacionales, ya que al final tuvo que intervenir la PFP y puso a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en el ojo de la atención de inteligencia, por sus características de ensayo de insurrección popular, en el que no participaron directamente grupos armados, pero sí algunos de sus miembros o simpatizantes de movimientos sociales en lo individual.
Para levantar el tiradero de la inteligencia nacional, el presidente Felipe Calderón nombró en Seguridad Pública a Genaro García Luna y en la Procuraduría General de la República a Eduardo Medina Mora, pero en el Cisen puso a Guillermo Valdés, analista proveniente del Grupo de Economistas y Asociados, que realizó encuestas para el PAN durante la campaña electoral, pero sin experiencia en la operatividad de la inteligencia.
Con los cambios, el Centro fue perdiendo analistas. La calidad de la inteligencia civil decayó durante el foxismo, en buena parte porque fueron eliminadas plazas importantes dentro del Cisen, con lo cual perdieron un volumen significativo de inteligencia humana. Ahora hasta contrata a despachos “hechizos” de análisis, como el que “supervisa” los trabajos legislativos para la Segob.

No hay comentarios:

Publicar un comentario