viernes, 5 de febrero de 2010

¿Y... dónde está la mediación?

12-junio-2008
Desde hace varios blogs señalé que me parecía que era hora de que hicieran su aparición pública los mediadores de la búsqueda de los eperristas desaparecidos.
Sabemos que los mediadores -Miguel Ángel Granados Chapa, Enrique González Ruiz, Juan de Dios Hernández Monge, Rosario Ibarra, Gilberto López y Rivas, Carlos Montemayor y el arzobispo Samuel Ruiz- están trabajando y reuniéndose con cierta regularidad, pero el caso es que todavía no se sabe de alguna iniciativa política de su parte para echar a andar mecanismos de solución a su encomienda.
Sé que la situación es inédita, que nadie estudió para mediador, que los canales de comunicación con el EPR son tortuosos si no es que inexistentes y también me queda claro que los integrantes del grupo son personas de bien e inteligentes, lo que garantiza pasos firmes y mesurados.
Sin embargo va siendo hora de saber al menos qué está poniendo el gobierno federal de su parte, más allá de declaraciones banqueteras sobre la inexistencia de presos políticos o desaparecidos en el país, y de qué manera los mediadores buscan atemperar los cada vez más subidos de tono comunicados eperristas, que de momento olvidan su disposición a la tregua para exasperarse y volver a poner la pistola en la cabeza de la sociedad, como en el comunicado de ayer, en el que advierten y amagan con que “no existe tiempo indefinido, el tiempo se acorta”.
En la moderación de las partes debe participar la mediación, imponiendo su reconocida autoridad moral. No son voceros del eperrismo, por más que ellos los hayan propuesto, ni tampoco avales del gobierno. Su posición equidistante y de árbitros los coloca en posición de pedir a las partes tranquilidad, y a la sociedad en general aporte de pruebas para esclarecer los hechos del 25 de mayo pasado.
¿Qué ha ofrecido el subsecretario Abraham González, más allá de disposición al diálogo, agenda abierta, galletas y café?, ¿pruebas, documentos?, ¿nada? La sociedad debe saberlo.
El grupo armado ha dicho que tiene elementos para probar que una autoridad se los llevó, también asegura que sus compañeros están siendo torturados por la DEA, el FBI y agentes israelíes. Bueno, sin revelar cómo hace su tarea de inteligencia el EPR, esa información la deberían ya tener los mediadores.
Suele funcionar bien el aparato espía de los eperristas, quienes hace unas semanas develaron con alto grado de exactitud unas casas de seguridad del gobierno federal. Los mediadores deben entonces conocer de primera mano ésas y todas las demás pruebas que se puedan tener.
En algún comunicado anterior el grupo armado adjuntó un extraño correo electrónico que presuntamente le habrían enviados soldados testigos del secuestro de Reyes y Cruz, mostrándolo como testigo de que el Ejército los tiene. ¿La comisión analiza ya ese texto, por endeble que parezca?
Es probable, pero del lado de la sociedad no sabemos qué está pasando en el local de Serapaz. La ausencia de noticias puede significar muchas cosas: un secreto y complicado entramado de negociaciones que no pueden ser dadas a conocer, o bien una parálisis.
¿A qué otras instancias gubernamentales se han acercado de manera directa los comisionados además de Gobernación?, ¿a la CNDH, al gobierno oaxaqueño (por más que les caigan mal Ulises y Soberanes), al procurador General de la República, al secretario de la Defensa Nacional, a las ONG defensoras de derechos humanos, a los familiares de los desaparecidos?
¿Cuál es la ruta crítica que guía sus pasos, cuáles las fechas impuestas para aportar pruebas y para desahogar diligencias, a las que deben someterse guerrilleros y gobierno?
Es hora de la política y no de regresar a los insultos y las amenazas. La tranquilidad de la nación y la vida de muchos mexicanos dependen de ello.

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