viernes, 5 de febrero de 2010

Seguridad pública, ¿cómo le van a hacer?

21-agosto-2008
Tiene razón Marcelo Ebrard cuando afirma que la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública de hoy en Palacio Nacional sólo tendrá sentido si se toman acciones concretas y no sólo es una pasarela de gobernadores con propuestas vacuas. Discursos no, compromisos sí.
Hoy debemos tener una ruta crítica, un plan de acción, fechas puntuales y objetivos cuantitativos en contra de la delincuencia, para que así los ciudadanos podamos evaluar si se está avanzando o no, si los compromisos a seis meses, a un año y a dos años se están alcanzando. O en dónde sí se consiguieron y dónde no.
Nos tienen qué decir, sobre todo, cómo le van a hacer para abatir los índices de impunidad; nos lo tienen que aclarar con mucha objetividad y con plazos establecidos. De otra forma, no se vale.
La foto con Calderón es lo de menos, los chantajes de Manlio Fabio, también. Hay que asumir el combate al crimen como un problema de Estado, porque aquí sí está en juego la seguridad nacional. Narcotraficantes están a las puertas de las gubernaturas, compran candidatos, necesitan ya no sólo la protección policiaca sino la gubernamental. No podemos entregar las llaves de Los Pinos a los cárteles.
Urgen las acciones, no promesas. Urge también dar por enterrado el discurso de aquellos que critican al presidente Calderón porque se atrevió a combatir a la delincuencia y con ello “agitó el avispero”. A lo mejor faltó un plan maestro y una policía saneada antes de darle de escobazos, pero lo cierto es que no se puede permitir que las bandas criminales anden ahí haciendo de las suyas, impunes, por efecto de un gobierno que no se atreve a tocarlos “para que no se alebresten”.
Que es la lógica de Andrés Manuel López Obrador, a quien le parece más peligroso el gobierno federal actual –o sea sus enemigos personales- que los narcotraficantes o los secuestradores. Eso nos hace entender porqué durante su jefatura de gobierno en el Distrito Federal no se abatieron los crímenes y la delincuencia: porque no quiso pegarle al avispero. Mejor los dejó hacer y pasar. Para qué molestar a los señores, si podía mejor concentrar todas sus fuerzas en su proyecto político personal.
Tiene razón el tabasqueño cuando afirma que una de las causas de la delincuencia es la pobreza, la cual se tiene que corregir de raíz. Lo cual no quiere decir que mientras eso sucede hay que respetar los territorios de los cárteles, dejar que se maten al infinito entre ellos y que dejen correr droga por las calles como si fuera agua.
Las consecuencias de un gobierno que no actúe en su contra, y que se dedique a dejarlos crecer son de salud pública, de fragilidad del tejido social, de lavado de dinero en el sistema monetario nacional, de derrumbe del turismo en zonas de alta criminalidad, de vidas humanas inocentes perdidas por estar a merced de secuestradores y extorsionadores.
Por eso, insisto, de la reunión de hoy tiene que salir un cronograma con fechas y objetivos muy claros. Si no, no habrá valido la pena tanto escándalo.

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