La muerte de 11 soldados profesionales del Ejercito Nacional es un hecho
doloroso, porque son personas humildes del pueblo colombiano, que por
diferentes razones se han vinculado a esta guerra. Es lamentable seguir
engrosando el número de muertos, por consecuencia de este conflicto
social, político y armado.
El manejo de los medios y la opinión acostumbra a la gente, a entender
los sucesos del conflicto interno, de forma aislada y sensacionalista,
con sesgos que buscan favorecer intereses particulares y posturas
políticas de la elite gobernante.
Empezamos por recordar, que este, no es el primer hecho que
desestabiliza el proceso de diálogo. El asesinato en estado de
indefensión de Alfonso Cano, primer comandante de las FARC, tras
sobrevivir a un bombardeo, fue un fuerte golpe para esta guerrilla,
teniendo en cuenta su voluntad hacia la paz. No obstante las FARC se
mantuvieron en la búsqueda de la paz, por medio del diálogo.
Otro hecho que cuestionó la continuidad de los diálogos fue la retención
del general Alzate por parte de las FARC, en el que gobierno reaccionó
de manera radical suspendiendo la mesa de la Habana.
Esto demuestra que los golpes hacia la guerrilla son invisibilizados y
no representan motivo de cuestionamiento del diálogo, mientras que los
golpes que sufren las fuerzas del Estado son fuertemente enjuiciados y
convertidos en puntos de quiebre del proceso de paz.
Ahora bien, es necesario mencionar que el ataque del 15 de abril
realizado por las FARC en el Cauca, se llevó a cabo en medio de fuertes
operativos del Ejército que dispuso de hombres especializados para
entrar en una zona de constantes enfrentamientos entre las partes.
Para el ELN lo que está en cuestión es el enfoque con el cual el
gobierno de Santos pretende realizar los diálogos, pues resulta bastante
complejo avanzar en acuerdos de paz en medio del conflicto armado ¿Cómo
exigir a una insurgencia activa, que no se defienda de los
hostigamientos en su contra? Ciertamente lo que devela esta situación es
que las medidas unilaterales, no son garantía para hacer avanzar el
propósito común de paz.
Si queremos avanzar hacia el fin del conflicto armado por medio del
desescalamiento de la guerra, se hace urgente dar pasos firmes que
permitan generar la confianza y el respeto entre las Partes. Es hora que
el gobierno nacional y el país en su conjunto entiendan la necesidad
del cese al fuego bilateral, como un gesto claro y contundente de
voluntad, para crear las condiciones hacia el fin de la guerra.
Esto no sería una muestra de debilidad del gobierno nacional, sino la
materialización de los deseos colectivos por darle freno al fuego
cruzado entre colombianos que ha dejado miles y miles de víctimas
inocentes, sentando bases reales para una solución política y dejándole a
la política la responsabilidad de llegar a encuentros por un país en
paz.
No es momento de suspender el dialogo ni de darle fin a la mesa. No es
momento de seguir los consejos de la ultraderecha colombiana, que clama
por fijar una fecha para terminar los diálogos; acaso ¿no es mejor
disponernos todos a proseguir la lucha política sin acudir a las armas?
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Editorial de la Revista Insurrección Nº 473.
Tomado de http://www.cedema.org/ver.php?id=6722
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