24 noviembre 2014
De acuerdo con estudios psicológicos de la SSP-DF, los autollamados “anarquistas” son personas con alta capacidad criminal, antisociales y se encuentran en un estado peligroso de gran intensidad e impacto social similar a los terroristas. Su edad oscila entre los 30 y 40 años, usan drogas y no sienten culpabilidad.
Los autollamados “anarquistas” son personas con alta capacidad criminal, antisociales y se encuentran en un estado peligroso de gran intensidad e impacto social similar a los terroristas. En ellos hay ausencia de sentimientos de culpa. Su nivel cultural es bajo, carecen de control de impulsos y sus edades están entre los 30 y 40 años.
Este es el perfil que ha detectado la Secretaría de Seguridad Pública capitalina (SSP-DF) en los vándalos que han causado los desmanes en la ciudad a partir del uso del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association o APA).
El documento define la actividad anarquista como la acción directa y autónoma que enfatiza la colectividad, destaca la lucha contra la opresión y explotación y se involucra en luchas sociales. Menciona además que estas actitudes pueden presentarse desde los 15 años de edad.
Detalla que el patrón general de estos embozados es el desprecio y la violación de los derechos de los demás. Son también reincidentes delincuenciales, pasan de un hecho vandálico a un acto terrorista, muestran ausencia de sentimientos de culpa y regularmente consumen drogas.
De acuerdo con la visión psiquiátrica y los criterios para el diagnóstico del citado Manual, las personas que desarrollan este tipo de acciones fracasan para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal.
“Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro; irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones; despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás; irresponsabilidad persistente, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros y existen pruebas de trastorno disocial que se detecta a los 18 años aunque comienza a desarrollarse antes de los 15 años”, detalla el estudio.
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