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12 noviembre 2014
Los
expedientes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y
del Grupo Popular Guerrillero generados por la policía política del régimen, la
antigua Dirección Federal de Seguridad, dan cuenta del nacimiento de la lucha
armada de carácter marxista en México. Campesinos despojados por terratenientes
y estudiantes pobres que buscaban un cambio social son hostigados hasta que no
encuentran otra salida que la rebelión. Muchachos de entre 18 y 22 años, la
mayoría de quienes inauguraron la guerra de guerrillas en México y que
perdieron la vida en el asalto al cuartel militar de Madera.
Los documentos
policiacos, que buscan justificar la masacre calificando a rebeldes,
campesinos, maestros y estudiantes como “facinerosos”, “gavilleros” y
“sedicentes”, reconocen, sin embargo, la “amplia simpatía” y arraigo de los
guerrilleros en las comunidades de la región y las injusticias que gobernantes
y terratenientes cometían contra ejidatarios y alumnos
“Según
observaciones por algunos oficiales del Ejército que estuvieron en el lugar de
los hechos, se constató que los elementos de la gavilla que resultaron muertos,
eran jóvenes de 18 a 25 años que portaban mochilas […]” (sic).
El informe está
firmado por el entonces titular de la policía política del régimen mexicano de
mediados de la década de 1960, la Dirección Federal de Seguridad (DFS),
Fernando Gutiérrez Barrios. El documento –fechado el 23 de septiembre de 1965 y
archivado con el número de expediente 100-5-3, legajo 2, hoja 329, hoy
disponible en la Galería 1 del Archivo General de la Nación– da cuenta del
ataque al Cuartel de Madera, en Chihuahua: la primera insurrección armada
basada en la guerra de guerrillas en México luego de la Revolución.
El Grupo Popular
Guerrillero, el primer antecedente de todas las organizaciones político
militares de izquierda vigentes en México, estaba compuesto por profesores y
estudiantes rurales y por campesinos chihuahuenses. Dos escuelas normales
rurales asentadas en el estado tuvieron que soportar la ira del entonces
presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien desató una campaña militar en la región:
la Abraham González, ubicada en Salaices; y la Ricardo Flores Magón, en Saucillo. La primera, para varones, sufriría
los primeros embates pero no concluiría la década. Sería cerrada junto con casi
dos decenas de escuelas más en todo el país. La segunda, para mujeres, sigue
vigente hasta el día de hoy y es integrante de las 16 escuelas hermanas de la
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México
(FECSM). Actualmente las alumnas de esta escuela encabezan en Chihuahua las
movilizaciones estudiantiles que demandan la presentación con vida de los 43
alumnos detenidos-desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos,
de Ayotzinapa, Guerrero.
El expediente de la
guerrilla encabezada por el maestro rural Arturo Gámiz García que generó la DFS en la actualidad se encuentra bajo el
resguardo del Archivo General de la Nación, en su Galería 1. Se trata de 91
tarjetas (que remiten a cientos de informes y otros documentos elaborados entre
el 21 de julio de 1964 y el 20 de enero de 1967) archivadas bajo el título
“Grupo de Guerrilleros Populares en Chihuahua” (sic).
Con el asalto al
Cuartel de Madera, los rebeldes fueron derrotados y perdieron a su dirección
política y militar. Los sobrevivientes se dispersaron y algunos se incorporaron
a los movimientos armados posteriores.
Los documentos
señalan desde entonces los nombres de los guerrilleros muertos: Arturo Gámiz
García, de 25 años, maestro en una escuela primaria rural del Chihuahua; Pablo
Gómez Ramírez, de 39 años, médico y profesor en las escuelas normales rurales
de San Marcos, Zacatecas, y Salaices, Chihuahua; Emilio Gámiz García, hermano
de Arturo, estudiante de 20 años; Antonio Scobell Gaytán, campesino de 23 años;
Salomón Gaytán, campesino de 23 años; Óscar Sandoval Salinas, de 20 años,
alumno de la Escuela Normal del Estado en Chihuahua; Miguel Quiñones Pedroza,
maestro normalista rural de 22 años, egresado de la Escuela Normal Rural de
Salaices y director de la Escuela Rural Federal en Ariseáchic; y Rafael
Martínez Valdivia, de 21 años, profesor rural en Basúchil.
Los papeles de la
DFS dejan ver que la acción de los guerrilleros fracasó totalmente desde el
punto de vista militar, pero también que no fue una ocurrencia o ingenuo
sacrificio de improvisados, como por décadas se le ha calificado al hecho,
incluso por historiadores de izquierda.
Por más de 1 año, el
grupo de aproximadamente 40 maestros, estudiantes y campesinos emprendió varias
acciones militares, de las cuales siempre salió avante. Sobre todo por “la
amplia simpatía” con la que contaba entre las comunidades de la región (como
reconocen en sus informes los agentes de la policía política).
La primer acción de
la guerrilla de la que da cuenta la DFS es el desarme y detención por parte de
los insurgentes de un grupo de agentes estatales que habían sido enviados para
detener a los “sedicentes”.
Según la tarjeta
fechada por un agente de la DFS el 21 de julio de 1964, a mediados de mayo de ese
año, en Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua “[…] se encontraba
un grupo de campesinos pertenecientes a la UGOCM [Unión General de Obreros y
Campesinos de México] convertidos en Guerrilleros, denominándose ‘Grupo de
Guerrilleros Populares’, comandados por Arturo Gámiz García, exdirigente de la
Juventud del PPS […]” (sic).
En el documento se
informa que cinco agentes, encabezados por el comandante Rito Caldera Zamudio,
habían sido comisionados para ubicar y detener a los insurgentes. Sin embargo,
los sorprendidos fueron los policías: los guerrilleros detectaron antes el
lugar en el que los agentes pernoctaban.
“[…]
encontrándose los policías en la casa habitación de Florentino Ibarra, ubicado
en la población de Mineral de Dolores, preparando sus armas y alimentos para
perseguir a los sedicentes guerrilleros, el Agente Manuel Gómez Licón oyó un
disparo y se sintió herido en un talón, por lo que el resto del grupo salió,
disparando hacia donde se veían los destellos de los agresores, los que empezaron
a lanzarles bombas molotov incendiando la casa.
“A las 7:30
horas el Jefe de Grupo, Calderas Zamudio, viendo que se les había terminado el
parque, ordenó que salieran los hombres a su mando con las manos en alto,
siendo capturados por Arturo Gámiz García, quien portaba un rifle 30-06 y una
pistola 38 calibre especial, al que acompañaban Antonio Escobel [Scobell],
armado con un rifle M-1, y los hermanos Salomé y Antonio Gaytán que portaban
rifles 30-06 y otros dos individuos no identificados, armados con iguales
rifles. Todos ellos tenían carrilleras cruzadas en el pecho y en la cintura
[…]. Obligaron a los agentes a acostarse boca abajo, amarrándolos de pies y
manos…” (sic).
Al final, “tales
fascinerosos” (sic) dejaron libres a los policías.
Una tarjeta que se
corresponde con el expediente 100-5-1-1964, legajo 9 y hoja 107 –a resguardo en
la Galería 1 del Archivo General de la Nación–, fechada el 29 de julio de 1964,
informa que “El Grupo que está en la Sierra y que encabeza Arturo Gámiz García
está compuesto por Salomón Gaytán Aguirre, Antonio Escobell [Scobell] Gaytán,
Margarito González Torres, Juan Antonio Gaytán Aguirre, Refugio Portillo
Murrieta y dos individuos más no identificados […]” (sic).
Las fichas y los
documentos dan cuenta de una intensa actividad del Grupo Popular Guerrillero y
de la “amplia simpatía” que los rebeldes tienen en la zona. Y es que las
“injusticias” cometidas por terratenientes y el gobierno del Estado, como se
reconocen en los documentos de la DFS, provocaban que aumentara la popularidad
de los guerrilleros.
Del primer golpe al
grupo insurgente da cuenta una ficha fechada el 6 de julio de 1965 –que se
corresponde con el expediente 100-5-1-1965, legajo 13, hoja 135–. Se señala que
fuerzas de la Quinta Zona Militar aprehendieron a integrantes de la “gavilla”
de Arturo Gámiz. El documento detalla:
“[…] Los
detenidos son Paulino Rivera, Angel Rivera, Luis Carpinteyro Cruz y Enrique
González, después de haber sido sometidos a un fuerte interrogatorio por parte
del Agente del MP Militar, mayor de caballería Julián Méndez Sánchez y otros
miembros del ejército, declararon que los principales elementos que los
refaccionan con dinero y parque, a la gavilla antes citada, eran Francisco
Márquez (a) El Chango, quien estaba al frente de la UGOCM y Eduardo Rodríguez
Ford, secretario de la misma […]” (sic).
Normales rurales, la defensa civil y pacífica
Luego de la masacre
del 23 de septiembre de 1965, las movilizaciones para reclamar los cuerpos de
los guerrilleros e intentar detener la represión que se cernía sobre la región
estuvieron a cargo de los estudiantes de las escuelas normales rurales de
Salaices y de Saucillo.
El 28 de septiembre
un agente informaba al capitán Fernando Gutiérrez Barrios, titular de la DFS:
“Se dice que ha habido reuniones en Saucillo Chih. [Escuela Normal Rural
Ricardo Flores Magón] de maestros y alumnos de la normal, cosa que también se
investiga” (sic).
Los alumnos
participarían también en acciones de desagravio a los rebeldes caídos y con una
campaña informativa para honrar la memoria de los muertos.
Una ficha fechada el
8 de octubre de 1965 (que se corresponde con el expediente 100-5-1-65, legajo
14, hoja 206) informa:
“El 5 por la
noche tres estudiantes de la normal de Chihuahua fueron sorprendidos por la
Judicial pegando manifiestos francamente subversivos y en los que se ensalza a
los caídos en Madera y se ataca duramente al gobernador.”
Por su parte, el
expediente de más de 10 mil fojas de la FECSM, integrado en la Galería 1 del
Archivo General de la Nación a solicitud de Contralínea (folio 04950
00006008), da cuenta de la agudización de los problemas estudiantiles y
campesinos en la región que derivaron, en un periodo de 5 años, en la
conformación del primer grupo guerrillero de carácter marxista en México.
El oficio de la DFS,
con folio 04172 y fechado el 13 de agosto de 1964, informa acerca de los
preparativos de una huelga estudiantil en las normales rurales de Chihuahua
para demandar la libertad de un dirigente campesino y un estudiante. El documento,
firmado por el director Federal de Seguridad, coronel diplomado de estado mayor
Manuel Rangel Escamilla, señala que los alumnos buscaban “presionar a las
Autoridades a fin de lograr la libertad del líder agrario Álvaro Ríos Ramírez y
del estudiante normalista Jesús Hilario Cardona Rodríguez.
“Los citados
alumnos han estado celebrando platicas con Joaquín Fuentes Fuentes y Nereida
Abarca Castillo, Dirigentes de las Normales Rurales de Salaices y de Saucillo,
Chihuahua, respectivamente, con el objeto de que los estudiantes de estos
Planteles secunden el movimiento de huelga.
“Se hace notar
que el presidente de la Sociedad de Alumnos de la Normal de Chihuahua, José
Marileñarena Rivera, fue quien hizo uso del micrófono en un acto celebrado en
la Capital de esa Entidad, con motivo de la visita que hizo a la misma el Sr.
Lic. Gustavo Díaz Ordaz, durante su jira de propaganda política” (sic).
Sobre el último
punto, la ficha del agente Félix Aivahuante, fechada el 13 de agosto y recibida
por la DFS el día 14, señala que Mariñelarena “participó tomando el micrófono
en los disturbios ocurridos en la Ciudad de Chihuahua con la visita del Lic.
Gustavo Díaz Ordaz” (sic).
No obstante que la DFS generaba a diario documentos relacionados
con la FECSM o las normales rurales, en la versión pública de esta
organización, de manera abrupta, se interrumpen los informes el 29 de mayo de
1965 y se reanudan hasta el 29 de octubre de ese año. Es decir, quedan fuera
todos los documentos alrededor de la fecha del 23 de septiembre, cuando fue
atacado el cuartel militar de Madera, Chihuahua, con el que se dio origen a la
guerrilla moderna mexicana.
El último reporte
antes de los acontecimientos señalados daba cuenta del cambio de comité
ejecutivo de la FECSM, en el que al frente había quedado el estudiante de
Tamatán, Tamaulipas, Jesús Contreras Pacheco. El documento del 29 de octubre es
una tarjeta en la que se señala que las normales están por iniciar un nuevo
movimiento social.
Se lee: “Este
movimiento está apoyado por el MLN [Movimiento de Liberación Nacional] y los
Sres. Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, Profesor Mario Aguilera Dorantes y José Santos
Valdez, que fuera Coordinador General de las Normales en el Norte del País.
Actualmente está jubilado” (sic).
El elemento que
elaboró la tarjeta, y el cual omite su nombre, recomienda: “Yo creo, que
deteniendo a Contreras Pacheco, el movimiento debe abortar” (sic).
Un informe de la DFS
fechado el 27 de octubre con carácter de “CONFIDENCIAL” (sic), sin
firma, sin sello y sin preámbulo alguno dice:
“JESUS CONTRERAS
PACHECO, Presidente de la FEDERACION DE ESTUDIANTES CAMPESINOS SOCIALISTAS DE
MEXICO, estudiante de la Normal Rural de Tamatán, Tamaulipas, y originario de
Ciudad Victoria, según las investigaciones es responsable de lo siguiente:
“1º.- Días
después de los acontecimientos de Cd. Madera, Chih., convocó a un Consejo
Extraordinario de Estudiantes de las Escuelas Normales Rurales, en Saucillo,
Chih., donde acordaron, como represalia contra el Gobierno Federal, de darle un
plazo perentorio a la Secretaría de Educación para dar contestación al pliego
de peticiones económicas o en su caso ir a una Huelga General de las 29
Escuelas, cuyo plazo se vence el día 31 de los corrientes.
“2.- Mientras
tanto, el citado líder Jesús Contreras Pacheco, para amedrentar a los
funcionarios de la SEP, provocó las huelgas en las Escuelas Rurales de
Salaises, Chih., Ciudad Guzmán, Jalisco, Tamatán Tamps., no obstante que las
peticiones se están resolviendo en la Secretaría de Educación Pública.
“3.- La incitación
para estos actos subversivos de los alumnos, se debe a que dicho alumno JESUS
CONTRERAS PACHECO, a visitado todas las Escuelas Normales Rurales y les ha
dicho al alumnado ‘QUE EL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, ES UN VENDIDO A LOS
ESTADOS UNIDOS, QUE ES UN ‘CRISTERO’, UN CONSERVADOR Y ENEMIGO DE LOS
ESTUDIANTES Y DE LOS TRABAJADORES […]” (sic).
El documento,
incompleto, finaliza con una leyenda en inglés: “THIS REPORT IS STRICTLY
CONFIDENTIAL AND FOR CLIENTS INFORMATION ONLY” (sic).
Así, para la policía
del régimen, las demandas de los estudiantes no eran legítimas y se trataba
sólo de una reacción al exterminio de la guerrilla de Arturo Gámiz. Las
demandas de los estudiantes eran las mismas planteadas en 1963 y a las que las
autoridades sólo habían respondido con promesas.
En un oficio
posterior, fechado el 30 de octubre de 1965 se lee: “Como resultado de los
incidentes suscitados en Madera, Chih., JESUS CONTRERAS PACHECHO, siguiendo
consignas de RAMON DANZOZ PALOMINO, redobló la presión en contra de las
autoridades respectivas para que solucionaran tanto el pliego petitorio de las
Escuelas Normales Rurales, como el de los Centros de Enseñanza Normal, con un
programa de movimientos de huelga escalonados, habiendo principiado hace 15
días con una huelga en el Centro de Enseñanza Normal Rural de Ciudad Guzmán,
Jal., amenazando con iniciar la huelga en el Centro de Enseñanza Normal Rural
de Iguala, Gro., a partir del 1 de noviembre próximo, estando además en huelga
las Escuelas Normales Rurales de Salaices, Chih., y Tamatán Tmps.
“En el último
de los planteles mencionados JESUS CONTRERAS PACHECO, con su presión, provocó
la salida del Director, Prof. ANTONIO VELEZ CASTRO y de una empleada” (sic).
Un informe de la
DFS, firmado por el capitán Gabriel Ayala López y dirigido al director federal
de Seguridad Fernando Gutiérrez Barrios, especifica cuáles son las demandas de
los normalistas rurales: aumento de los recursos destinados a la alimentación
diaria de los estudiantes de 4.75 a 6 pesos por persona; aumento de 5 a 8 pesos
semanales por estudiante para gastos académicos; aumento de la matrícula
estudiantil; aumento de los recursos para medicamentos (reconoce el informante:
“ya que la [partida] actual es comple-tamente reducida”); dotación de
vestuario, mobiliario escolar, materiales deportivos y didácticos y
mejoramiento de dormitorios y comedores; libros para las bibliotecas;
construcción de laboratorios; maquinaria para los talleres, y mejor selección
del personal docente y administrativo de todo el sistema normal rural. El
documento está fechado en la Ciudad de México el 28 de octubre de 1965.
El pliego petitorio,
cuyas demandas habían sido planteadas desde por lo menos 2 años atrás,
resultaba para las autoridades un despropósito. Para el oficial mayor de la
SEP, Mario Aguilera Dorantes, quien había sido entrevistado por personal de la
DFS, consideraba que se trataba de “caprichos” de los estudiantes y se
lamentaba de la falta de “energía” de los directores para “someter” a los
alumnos.
El funcionario
incluso propuso como “una de las tantas soluciones para acabar con el problema
que implican las Escuelas Normales Rurales, sería el cierre inmediato de este
tipo de Planteles, y crear a cambio Escuelas única y exclusivamente para la
educación del campesino que abarcaría un curso de tres años para aquellos que
fueran egresados de las Escuelas Primarias, estudios que se les tomarían en
cuenta como instrucción secundaria […]” (sic).
Aguilera Dorantes
manifiesta que incluso “él ya había presentado un estudio muy amplio al C
Presidente de la República para su consideración y estudio, y que en esa forma
se cortaría de raíz el problema que implica para el Gobierno Federal que las
Escuelas Normales Rurales en todo el país sigan siendo manejadas por fuerzas
políticas ocultas, como focos de agitación en gran parte del territorio
Nacional […]” (sic).
Normalista rural no es sinónimo de guerrillero
Las agresiones en
contra de los estudiantes normalistas no sólo provienen de las corporaciones
policiacas y de elementos militares, sino también de la sociedad y los medios
de comunicación. Ello, por la estigmatización en contra de los profesores en
general y de los profesores normalistas en particular, al tacharlos de
vándalos, ignorantes, grillos, nido de guerrilleros, opina el maestro Siddharta
Camargo, profesor de la Universidad Pedagógica Nacional.
Sí son muchachos de
origen humilde y sí son jóvenes politizados, pero no son guerrilleros, indica.
“No podemos permitir que se transmita la imagen de que los chavos nada más
están en la grilla. Eso no es cierto. Es su derecho constitucional manifestarse
políticamente cuando lo consideran necesario y sí pueden estar organizados
políticamente; pero eso es un derecho constitucional de todos los mexicanos”.
Para el doctor en
pedagogía es fundamental que se entienda que “las normales rurales dan la
oportunidad a los hijos de campesinos de tener educación superior. En México
solamente 6 por ciento de los hijos de las familias pobres (¡seis de cada 100
hijos de una familia pobre!) tiene la oportunidad de estudiar educación
superior”.
De los estudiantes
normalistas, Camargo explica que “es gente que trabaja muchísimo, que está
desde las 7 de la mañana estudiando y en la tarde se va a la biblioteca a
trabajar o se va a hacer el trabajo de campo o a hacer deportes o a su círculo
de estudio. No están de flojos. Y si ejercen sus derechos constitucionales,
¿qué?, ¿cuál es el problema? Tienen el derecho de organizarse y movilizarse si
así quieren”.
En el caso de que se
cierren las normales rurales o cambie su modelo y ya no sean internados, el
maestro en desarrollo educativo advierte se les quitará a 6 mil 500 jóvenes de
escasos recursos la oportunidad de estudiar, pues son los internados los que
les permiten llegar a la universidad.
A principios del
siglo XX, explica, surgieron las escuelas normales rurales para atender la
necesidad urgente que tenía México de formar maestros, ante la promesa de la
Revolución Mexicana y el Artículo 3 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos de 1917 de educar a los niños del campo, a los hijos de los
campesinos. No sólo se trataba de repartir tierras, también de mejorar las
condiciones de vida, refiere.
“Desde el
principio, las normales tuvieron esta idea de justicia social y equidad: vamos
a atender a los hijos del campesino porque es mandato de la Revolución en su
Artículo 3 de la Constitución de 1917. Cuando tratan de quitar ese elemento de
identidad profunda a las escuelas normales, lo que se hace es un atentado
contra su razón de ser de estas comunidades educativas.”
El subdirector de
Enfoques y Contenidos de la Educación Normal detalla que fue en la década de
1960 cuando se dio un “punto de quiebre muy grave”. A partir de entonces, “lo
que tenemos son agresiones armadas del Estado mexicano contra la población
civil. Una población civil que se arma; grupos de autodefensa que se empiezan a
crear en el Norte y el Sureste, que van a entrar en confrontación directa
contra el aparato represor del Estado y esto se conoce como la Guerra Sucia.
“En la Guerra
Sucia, los estudiantes, los jóvenes y en particular los estudiantes de las
normales rurales, que son hijos de campesinos, que son de origen humilde, que
están muy politizados, son vistos como enemigos y hay una persecución muy
dura.”
El maestro Camargo
observa que esas agresiones derivaron en que las normales rurales se encerraran
en sí mismas, como una respuesta de autodefensa y preservación.
“En este
momento hay 16 escuelas normales rurales. En esas escuelas hay 6 mil 451
estudiantes en total, que son atendidos por 796 profesores. De esas normales,
hay siete cuerpos académicos, que son una forma de organizar a los profesores
que tienen posgrado y que hacen una investigación… Esto quiere decir que
tenemos una cantidad de profesores con posgrado que producen, envían ponencias,
que publican libros, es algo muy importante”, explica el funcionario de la SEP.
(Mauricio Romero)
autor Zósimo Camacho
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