viernes, 5 de febrero de 2010

¿Qué hacen los guerrilleros?

04-septiembre-2008
Seguido me preguntan ¿qué hacen los guerrilleros cuando no están volando ductos, secuestrando personas o emboscando militares? Ciertamente, no ver cómo pasa el tiempo.
Hasta donde sabemos, y dependiendo del grado de madurez ideológica y organización de cada grupo armado, desde su clandestinidad es más el tiempo que pasan estudiando o haciendo trabajo político y social de base de divulgación, de concientización entre organizaciones sociales, estudiantiles, obreras y campesinas.
Sí, las acciones armadas son las más espectaculares, las más llamativas informativamente, las que suele comentar la gente común y corriente, las que le dan sentido a su convocatoria a derrocar a las instituciones con la fuerza de los fusiles, las que ponen a trabajar al Cisen, pero eso no sucede todos los días. Eso sólo una parte de su labor, salvo en los casos en los que el grupo es francamente militarista y vanguardista, y viva sólo para armarse y atacar.
En diversas entrevistas con ex guerrilleros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, para la elaboración del libro México Armado, surgía siempre la cuestión de la vida cotidiana en la guerrilla, sus relaciones personales, el papel de la mujer y del “nuevo hombre socialista” (que por lo general resultaban ser los “príncipes rojos”, buenos para el discurso revolucionario, pero malos para las labores domésticas y el comportamiento igualitario).
Nos hablaban de sus círculos de estudio, donde cada militante debía profundizar sus conocimientos de marxismo, para superar conceptos superficiales y facilones, “de manual de Martha Hannecker”, decían. Imprimían su órgano de difusión “Madera”, y lo distribuían con harta dificultad y peligro personal.
Los enfrentamientos con la policía eran circunstanciales, en asaltos a bancos o cuando ya la DFS los tenía cercados en la época de la “guerra sucia”. En el caso de las guerrillas rurales la violencia era justificada como autodefensa ante la represión estatal –con una que otra emboscada de Lucio Cabañas a los militares, donde la guerrilla tomaba la iniciativa de las armas-, pero el resto del tiempo se dedicaba a tratar de construir redes sociales y de concienciar a los demás pueblos de la legitimidad de su causa.
Hubo grupos, como las Fuerzas de Liberación Nacional, que asumían las armas sólo como un último recurso de autodefensa, pero no su principal razón de ser. Pretendieron hacer la revolución con sus propios medios y luchar primero por hacer una base social.
Fueron rápidas víctimas de la persecución gubernamental, aunque su semilla pegaría años después en Chiapas, donde pusieron en práctica su idea de primero hacer pueblo y luego tomar las armas, como pasó con el EZLN, y que en los tiempos modernos retoman organizaciones como el ERPI, que se escinde precisamente del EPR en un afán de deslindarse de posiciones que, dicen, no eran muy democráticas ni congruentes con una línea tipo zapatista de “mandar obedeciendo”.
Traigo esto a cuento por un texto difundido ayer por las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo en su órgano “Verde Olivo” #16, titulado “Nuestros Jóvenes en la revolución, de carne y hueso”, en el que relatan episodios al parecer muy recientes de su trabajo de difusión de las ideas revolucionarias entre campesinos y obreros, y en el que critican las posturas aburguesadas de los profesionistas egresados de las universidades, incluso de quienes se acercan de buena voluntad a hacer trabajo revolucionario con ellos.
Estos círculos de estudio, ese trabajo en las bases, en los frentes de masas, en las organizaciones sociales abiertas o semicladestinas es el que desarrollan para ayudar, desde su punto de vista, a que se consoliden las condiciones subjetivas de un levantamiento social, en vista de que las condiciones objetivas ya están dadas para ellos. Les sirve también para identificar a los líderes naturales de las comunidades y, llegado el momento, tratar de reclutarlos.
Leen toda la prensa –como se puede ver en los comunicados del EPR-, ven mucha televisión, leen este blog (bueno, exageré, eso no me consta) y se mantienen muy informados de la realidad, lo que les debe llevar una buena parte del día.
Por supuesto que hay quienes se dedican la estrategia militar. Los que hablan de armas y explosivos, los que las adquieren, los que las almacenan, los que diseñan tácticas de campo, ataque y defensa armada, los que hacen contrainteligencia, los que espían, porque consideran que esa etapa, la de la lucha armada, es inevitable en la revolución.

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