15-octubre-2009
Contra lo que pudiera imaginarse, el Partido Democrático Popular Revolucionario- Ejército Popular Revolucionario dice no ver que la cosa esté socialmente madura para un estallido social, aun cuando las condiciones económicas y políticas del país parecieran indicar lo contrario. O no cuando menos un estallido social que tenga posibilidades de triunfar.
En su edición 121, correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 2009, el órgano de difusión El Insurgente presenta un artículo titulado “El estallido social como chantaje político”, en el que el grupo dice que ve que aun cuando están dadas las condiciones objetivas (pobreza, conflictividad social, indignación ciudadana, represión, autoritarismo) y subjetivas (la existencia de un movimiento revolucionario), este segundo punto no está suficientemente consolidado.
Comienza rechazando los que le parecen usos chantajistas y abusivos de la amenaza de un “inminente estallido social”; tanto de quienes lo minimizan y niegan, como de quienes desde la izquierda electoral prometen que, con ellos en el poder, se conjuraría.
Insisten en que son los primeros convencidos de la necesidad historica de una nueva revolución en el país y que repudian a “timoratos y derrotistas” que no quieren oir hablar de ella, “pero también sostenemos la convicción de que dicha revolución tiene que ser preparada concienzudamente, como un acto racional que libere al hombre de la opresióny explotación”. No como un acto meramente voluntarista.
Dicen que falta consolidar y desarrollar todavía el partido revolucionario y el ejército revolucionario del pueblo y estructrarlo con un poderoso movimiento de masas, para que, juntos, dirijan la revolución.
Y dan la que para ellos es la receta para avanzar: “Basta ya de la dispersión de las fuerzas populares, pasemos ala concreción de las grandes tareas revolucionarias (…) cerremos filas y construyamos ya la uniadd e todo el pueblo, conjuntemos esfuerzos para la construcción de una conciencia de clase nacional, preparémonos política y militarmente para estar a la altura de las exigencias de la presente etapa de lucha de nuestro pueblo”.
Se infiere que, para ellos, la unidad del pueblo y la vanguardia que dirija la revolución no están maduros. Un estallido social en este momento, según esto sería insurreccional, rebelde, pero caótico y sin dirección, y, por ende, débil en lo estratégico y táctico.
Esto explicaría los llamados a la unidad que ha lanzado en anteriores comunicados a intelectuales comprometidos e incluso a otros grupos armados con los que se encuentra distanciado, como el ERPI.
Unidad para hacer una revolución fuerte, concienzuda, como la califican, no sólo para que tenga posibiliad de iniciarse, sino de triunfar.
Ahora bien, queda la duda de qué entienden por la vanguardia de la revolución. ¿Ellos?, ¿que toda esa inconformidad social tenga cauce a través del PDRP-EPR?, ¿estarían dispuestos sumarse a quienes organicen otra vanguardia en nombre del pueblo y a lo mejor con otro oroyecto de nación distinto: por ejemplo el EZLN, o algún actor emergente aglutinador del hartazgo social?
Son preguntas retóricas a una situación hipotética, pero sirven para saber ideológicamente en dónde andan nuestro grupos armados.
martes, 9 de febrero de 2010
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