viernes, 5 de febrero de 2010

¿Estallido social? No’mbre…

23-julio-2009
La cifra de pobres en México aumentó seis millones en los dos primeros años de gobierno de Felipe Calderón, pese a los programas sociales impulsados para combatir la marginación y auxiliar a los que menos tienen, reporta la medición más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En los dos primeros años de administración calderonista las cifras se dispararon: los pobres de patrimonio aumentaron de 42.6% a 47.4% y los que no tenían ni para comer, de 13.8% a 18.2%. Es decir, los 44.7 millones de mexicanos que no tenían los ingresos suficientes para satisfacer necesidades básicas como salud, alimentación, vivienda, vestido, transporte y educación en 2006, se convirtieron en 50.5 millones en 2008.
Sin embargo, para el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Ernesto Cordero, el aumento de la pobreza de patrimonio, de capacidades y alimentaria en los dos primeros años del gobierno del presidente Felipe Calderón son sólo “baches”, ya que, aseguró, la tendencia histórica en este rubro es a la baja (sic).
Aseguró que sin las transferencias directas del programa Oportunidades, la pobreza se hubiera incrementado aún más. También descartó que con el incremento de pobres estos se sumen a las filas del narcotráfico y la delincuencia organizada. Y al ser cuestionado sobre el riesgo de un estallido social aseguró que él no ve condiciones para algo así.
Un datito más que salió en la semana: según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, existen 600 mil de ellos que trabajan sin percibir ingresos y cerca de 80% de ellos son mujeres.
Otro: la Secretaría del Trabajo festinó que la Tasa de Desocupación en el país al mes de junio “sólo” fue de 5.17% de la Población Económicamente Activa, cuando en mayo alcanzó el 5.31%. Ahí la llevamos.
Salvo la muy respetable opinión de un economista independiente al gobierno que asegura que todos estamos leyendo las cifras al revés y que en realidad la pobreza, si bien no se ha resuelto tampoco ha aumentado, las noticias no parecen estar como para echar las campanas a vuelo, ni mucho menos como para minimizar el malestar generado por estos números que, como sabemos, es muy mal consejero para los asuntos de estabilidad y paz social.
Cierto: la pobreza por sí sola no es generadora automática de violencia social; se tiene que conjuntar con fenómenos de impunidad e injusticia que, como sabemos tampoco están ausentes en el país.
Incluso parece que la pobreza arrojaría primero a las personas a reclutarse en las filas de la criminalidad que a la de las guerrillas, lo que el secretario Cordero no ve (dentro de las muchas cosas que el novel funcionario parece ignorar), pero que desde este lado de la sociedad le podemos asegurar que son posibilidades existentes, reales y mucho muy peligrosas. Allá él y su gobierno si quiere jugar con fuego, minimizando la bomba de tiempo que tiene entre manos.
Un joven sin futuro, un padre endeudado y a punto de ser embargado, un campesino hambriento, un obrero despedido y con urgencia de ingresos, son entes que se multiplican por millones, seres de carne y hueso que se enferman cuando somatizan su falta de dinero, y que no pueden quedarse satisfechos sabiendo que “la tendencia histórica del desempleo es a la baja”. Optarán por lo primero que les reporte ganancias o que les ayude a revertir lo que consideran una injusticia social.

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