10 nov 09
Los medios no lo han reflejado a cabalidad, pero la última semana ha sido intensa en actividad contrainsurgente. Chiapas y Guerrero han sido los polos de atención.
Desde hace una semana se registra intensa movilización policiaca y militar en la zona de La Montaña de Guerrero, de donde entran y salen tropas, helicópteros y aviones, en lo que se supone es un operativo anti-narcóticos, pero que se sabe que tiene alta carga de búsqueda de guerrilleros, principalmente de la dirigencia del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Tan es así que desde el jueves corren rumores de la muerte de Omar Guerrero Solís, el “comandante Ramiro”, cabeza visible de los erpistas. La noticia no ha sido confirmada por ninguna autoridad, mantiene a la prensa local en vilo, y de paso sirve de elemento de tensión en las regiones de la zona, atemorizadas por tanto operativo.
Uno supondría que de haber cazado a Ramiro, las policías habrían hecho el anuncio de inmediato, para acreditarse el logro.
Una vez que termine la fase más fuerte del operativo concentrado en lo que la milicia llama la zona táctica Sierra 9, comenzarán a surgir testimonios de lo que han estado haciendo militares y federales allá arriba, en la montaña. Por experiencia sabemos que nunca son buenas noticias para los derechos humanos.
En Chiapas, por su parte, además de la ya comentadas detenciones dirigentes de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), de la región Venustiano Carranza, por estar supuestamente vinculados a grupos de narcotraficantes y sceuestradores, ayer nos desayunamos (literalmente) con la noticia de que un informe oficial de inteligencia advierte que grupos afines al EPR, a las FARP y al ERPI, estarían recibiendo el apoyo de grupos del crimen organizado como Los Zetas, brazo armado del Cártel del Golfo, y del Cartel de Sinaloa, que comanda Joaquín El Chapo Guzmán, para conseguir armamento de alto poder.
Según el reporte que dicen tener en el periódico Reforma “los grupos pretenden llevar al cabo acciones tendientes a desestabilizar, mediante la vía armada, al gobierno del perredista Juan Sabines en el 2010, concretamente durante las celebraciones del Bicentenario de la Independencia.
“Los sistemas de inteligencia (estatal y federal) han documentado un movimiento inusual de tráfico de armas de alto calibre en la frontera con Guatemala y en la zona de los Altos de Chiapas. Se ha confirmado que la mayor parte de ese arsenal se destina, o por lo menos se pretende, a células de grupos subversivos plenamente identificados”, señala el informe.
Surgen entonces varias preguntas que autoridades y grupos armados deben responder:
1.- ¿EPR, FARP y ERPI, trabajan juntos en Chiapas? Habrían logrado la unidad guerrillera más fuerte de la historia reciente del país, lo que hasta hace unos días parecía una posibilidad muy lejana. Improbable, aunque no imposible.
2.- ¿Qué ganan el Chapo Guzmán y el cártel del Golfo apoyando guerrilleros? Quizá agregar un foco rojo en el mapa de la seguridad nacional, dirían algunos, abriendo un frente más al gobierno federal.
3.- Pero, ¿los de Sinaloa y los de los Beltrán Leyva dejaron de lado sus diferencias –las que han causado más de 6 mil muertos este año- sólo para apoyar guerrilleros? Suena loco.
4.- ¿Las guerrillas mexicanas ya desistieron de recatos morales y aceptan dinero del crimen organizado? Ha pasado anteriormente en la historia de la guerrilla en América Latina y México, aunque su discurso reciente van en sentido contrario.
5.- Tanto tráfico de armas de alto poder, tanta unión de subversivos, un inédito lazo narco-guerrillero… ¿sólo para desestabilizar al gobernador Sabines? Suena desproporcionado.
El nexo de guerrilleros con narcotraficantes no es un asunto anecdótico. Las oficinas de inteligencia y seguridad nacional deben ser serias al respecto. No había pasado antes en México; salvo indirectas acuerdos de paso o compartición de territorios.
Si es real, estamos ante un paso adelante en la colombianización de nuestros grupos armados, que ya estarían financiándose con dinero de las drogas, lo que marcaría, para ellos, una etapa de descomposición. Su discurso, sin embargo, nos dice lo contrario. ¿A quién creerle?
Lo único cierto, los datos duros, son las informaciones anti guerrilleras que los gobiernos de Chiapas, Guerrero y Oaxaca difunden cada vez más cotidinamente.
EPR no va contra Jacobo Silva Nogales
Favor de leer la Posdata de Jorge Lofredo, investigador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema) sobre el comunicado del EPR, en el que desde junio de 2009 anunció su decsión de anular, en los hechos, la sentencia de muerte en contra de la dirigencia del ERPI, lo que quita sobre los recién liberados, Jacobo Silva Nogales y Gloria Arenas, la presión de que desde el bando subversivo pudiera mantenerse viva tal posibilidad.
martes, 9 de febrero de 2010
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