viernes, 4 de enero de 2013

La viabilidad de una alianza guerrillera en México (análisis)


Tomado del blog Revolución Tres punto Cero http://bit.ly/UpoQUU

3 enero, 2013

La viabilidad de una alianza guerrillera en México

Por Angie López
 
El país se ha visto envuelto en una serie de brotes regionales de levantamientos armados que según publicó el Blog de Oaxaca, ya están siendo investigados por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), dada la posibilidad de una serie de alianzas entre grupos armados y rebeldes.
El EZLN es el levantamiento armado más conocido, pero existen muchos otros con influencia en distintas regiones del país.
 
El Sol de México publicó el 31 de diciembre en su columna Así lo dice La Mont, que en Guerrero existe la posibilidad de la conformación de una Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG) que agrupe a los diversos levantamientos que existen en la región de La Montaña, Costa Chica, Costa Grande, así como sectores suburbanos de Acapulco y Chilpancingo.
 
De acuerdo con tal publicación, la CNG no se limitaría exclusivamente a Guerrero, sino que ejercería su influencia en Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Michoacán, Estado de México, Chihuahua y Baja California.
 
Se comenta que según información procedente del Centro de Inteligencia de El Paso, Texas, es posible que para 2014 surja una narco-guerrilla, que en caso de concretar alianzas, puede convertirse en una amenaza para la seguridad nacional, al llevar a cabo ataques contra instalaciones estratégicas y bases militares.
 
Existen también guerrillas indígenas, como la Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional, que reúne a tres grupos armados de Oaxaca, Guerrero, Morelos, Estado de México y Chiapas. No existe acuerdo con respecto a las características de este grupo, principalmente a su dirigencia, ya que existen versiones contradictorias, pero se supo de su existencia y sus intenciones unificadoras a través de un manifiesto que dieron a conocer en abril de 1999.
 
Pese a expresar su intención de atacar al gobierno, el grupo no cuenta con formación militar, por lo que aún faltan un par de años para que pudiera iniciar a operar con base en sus objetivos.
 
El grupo armado más conocido en las partes bajas de Guerrero es el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), aunque existen otros grupos en el nudo mixteco, ubicado en la Sierra Madre del Sur. EL ERPI surge como resultado de una separación del EPR, grupo guerrillero que luchó en los años 70 y 80. Sus principios son “el compromiso con el pueblo, la soberanía popular, la democracia, la flexibilidad y el humanismo”.
 
Sin embargo, existen otros grupos rebeldes cuya finalidad no es atacar al gobierno, sino que luchan por la autonomía, el respeto a los derechos humanos y el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos al margen, mas no en contra del gobierno.
 
Por su parte, el EPR, que surgió en defensa de los campesinos asesinados en Aguas Blancas en 1995, sigue vigente en Acapulco, Chilpancingo y en el denominado “corredor rebelde”, que incluye localidades como Coyuca, Tepetixtla, Atoyac, Tecpan de Galeana y Petatlán, así como otras comunidades en la sierra.
 
Además, hay otros grupos como el Comando Justiciero 28 de Junio (CJ28J) “Mientras la acción política de las organizaciones, frentes y partidos de izquierda no se agote; mientras los resquicios legales existentes no sean agotados en la lucha y mientras el gobierno y sus personeros (aun los esbozados en la izquierda) no nos toquen, el Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres del CJ28J se mantendrá en la etapa de Autodefensa Armada”.
 
Está también Tendencia Democrática Revolucionaria – Ejército del Pueblo (TDR – EP), grupo que fue acusado del secuestro al Jefe Diego, surge como una escisión del EPR y actualmente cuenta con una presencia militarizada en la región de Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Jalisco.
 
El TDR-EP tiene vínculos con la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), la Brigada de Ajusticiamiento-2 de Diciembre (BA-2D) el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MR-LCB), la Organización Insurgente 1º de Mayo (OI-1º M) entre otros, con los que conforma la Coordinación Revolucionaria.
 
Por su parte, las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), quienes en el 2000 detonaron un explosivo en las inmediaciones de oficinas gubernamentales en Puebla, así como tres bombazos en sucursales de Banamex en 2001 (como protesta por su venta a Citigroup), no han tenido actividad significativa desde el 2002, pero continúan existiendo.
 
Se calcula la existencia de aproximadamente 70 grupos rebeldes. En su mayoría no pretenden derrocar al gobierno, sino presionar para que las condiciones de vida de los grupos más vulnerables puedan mejorar, como es el caso de los indígenas.
 
Está también el caso de Cherán y Urapichu, quienes en “sus pasos de autodefensa y la búsqueda de la libre determinación, para proteger ellos mismos a sus familias y sus recursos naturales” han optado por la vía armada como defensa y no como ataque.
 
Habrá que ver si efectivamente estos movimientos encuentran útil la posibilidad de aliarse para articular acciones conjuntas que tengan mayor peso en la modificación de las políticas públicas que afectan o ignoran a millones de mexicanos. De ser así, falta ver si su organización logra llevarse a cabo, así como la influencia que pueden alcanzar en el país, así como las consecuencias.

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