16 enero 2015
El camino al Infierno está pavimentado de buenas intenciones. Pero
cuando las buenas intenciones, o traducido a términos políticos, las decisiones
pragmáticas para apagar el fuego prenden la mecha en un barril lleno de
pólvora, habrá que cuestionar la sensatez de tales intenciones supremas. Esta
es la línea argumentativa sobre la decisión del presidente Enrique Peña Nieto,
al permitir que los padres de los normalistas de Ayotzinapa, sus abogados, los
maestros, los movimientos sociales y guerrilleros, escoltados por las policías
comunitarias, entren a los cuarteles militares de Guerrero, Oaxaca y la ciudad
de México.
Arrastrado el gobierno por la crisis de la desaparición de los
normalistas, que lo metió en un remolino y volteó de cabeza, justifica sus
acciones como prudentes, pero que se traducen en concesiones a los grupos
radicales y humillación a las Fuerzas Armadas. El camino hacia el Infierno sí
está pavimentado de buenas intenciones, y para comprender lo que autorizó el
presidente, hay que ver que detrás de los padres de los normalistas, entrarán a
los cuarteles algunos de los grupos más radicales en el país, movimientos
armados y su frente de masas, narcoguerrillas y personajes con antecedentes
delincuenciales. Como botones de muestra:
*El abogado visible de los familiares de los normalistas es Vidulfo
Rosales, asesor jurídico del Centro de Derechos Humanos de la Montaña
Tlachinollan, que según documentos del gobierno federal, ha participado en
actos de organizaciones ligadas al Ejército Popular Revolucionario Insurgente
(ERPI). Atrás, discreto e inteligencia, se encuentra otro abogado, Manuel
Olivares, el principal asesor en Ayotzinapa, quien tiene un proceso abierto por
homicidio.
*La Coordinadora Estatal de Trabajadores del Estado de Guerrero (CETEG),
filial de la CNTE en Guerrero, dirigida por Ramos Reyes Guerrero, vinculado al
Ejército de Liberación Nacional (ELN), a la cual pertenecen los líderes
magisteriales Taurino Rojas, simpatizante del EPR, Minervino Morán, relacionado
al ERPI, y Florencio Andreu Castañeda, de Olinalá, de donde es Nestora Salgado,
una activista en la cárcel acusada de secuestro, y en donde se estaba gestando
hasta el momento de la detención de la estadounidense originaria de Guerrero,
un nuevo movimiento armado.
*El Movimiento Popular de Guerrero, el gran frente de masas guerrillero,
articula los vínculos a nivel nacional. Varios de sus miembros, como Ubaldo
Segura Pantoja, dirigente de la Unión Social Independiente de Pueblos
Indígenas, está vinculado al EPR, o Bertoldo Martínez Cruz, del Frente de
Organizaciones Democráticas de Guerrero, al ERPI, al igual que Eugenio Manuel y
Cuauhtémoc Ramírez, de la Organización de Pueblos Indígenas Me’pha. En el
movimiento están Eulalia González, de la Red Nacional de Ciudadanos y
Organizaciones por la Democracia, a la que se señala como parte del ELN, y José
Luis Arroyo Castro, del Consejo Cívico Comunitario “Lucio Cabañas Barrientos”,
identificado con Tendencia Democrática Revolucionaria.
*La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, varios de cuyos
líderes, como Bruno Plácido, dirigente de la Unión de Pueblos y Organizaciones
del estado de Guerrero y su hermano Cirino, jefe de uno de los grupos de las
policías comunitarias, tienen procesos judiciales abiertos. La UPOEG opera en
territorios controlados por la banda criminal de Los Rojos, que fue el objetivo
declarado del grupo Guerreros Unidos, cuando atacó a los normalistas en Iguala.
Abrir los cuarteles a estos grupos es permitir que los enemigos del
Estado Mexicano –el EPR, la organización guerrillera que es paraguas de todos,
le tiene declarada la guerra-, entren por la puerta frontal a la casa de los
militares. Guardada toda proporción, es como si el presidente François Hollande
hubiera permitido que células extremistas hubieran entrado al Centro de
Operaciones del Ministerio del Interior mientras dirigió la persecución contra
los terroristas de París, o el presidente Barack Obama abriera la puerta a
talibanes en las bases militares en Afganistán. Esta es una idea tan
disparatada, que a nadie se le ocurriría en Francia o Estados Unidos siquiera
pensarla. En México no es un disparate sino una decisión presidencial.
Con esta medida, no sólo las Fuerzas Armadas son obligadas a
arrodillarse ante los grupos antisistémicos, sino que queda expuesta la
seguridad nacional de la nación. Abrir los cuarteles permitirá a los ojos
entrenados que entrarán con los padres de los normalistas, ver la disposición
de las instalaciones, el tipo de fortificación interna, los sistemas de
seguridad y el tamaño de las bases. En aquellos países donde sus ejércitos
tienen relación de cooperación e intercambio con el mexicano, tampoco deberán
estar tranquilos de lo que sucede. Lo más secreto que guardan los países son su
estructura militar. En México, se les autorizó un tour por las bases militares.
Aunque no hay muchas señales públicas de lo que esta decisión debe estar
causando entre los generales y los comandantes de tropa, es impensable que esta
decisión no esté generando mucha tensión y molestia en las filas castrenses.
Por mucho menos, en el pasado, los militares se han molestado. Las Fuerzas
Armadas mexicanas se caracterizan por su institucionalidad, pero los políticos
no pueden abusar. Un mal uso de ellas provocó la herida incurable de 1968, y
una rebelión sutil del secretario de la Defensa Clemente Vega ante el
presidente Vicente Fox, impidió otro desastre castrense en 2005. En el caso del
presidente Peña Nieto está peor: le pidió al Ejército que se callen la boca,
que abran sus cuarteles y que sirvan de anfitriones a sus enemigos. Peor,
imposible.
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jueves, 2 de abril de 2015
Humillación al Ejército: Raymundo Riva Palacio (análisis)
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Guerrero: empezó la insurrección: Raymundo Riva Palacio (análisis)
12 noviembre 2014
Las imágenes dan la vuelta al mundo. El
salón de sesiones del Congreso de Guerrero en llamas. Las sedes del PRI y el
PAN, destrozadas. Ataques a propiedad de multinacionales y las vías de
comunicación cercenadas. Las autoridades estatales no despachan en sus oficinas
porque están tomadas, y gobiernan a salto de mata. Hay una insurrección en
curso en Guerrero, que pretende la creación de un ente autónomo de la
Federación.
Bajo la causa legítima de la aparición
de los 43 normalistas de Ayotzinapa, grupos antisistémicos están operando
activamente en el estado y proyectando caos, ingobernabilidad y un gobierno arrodillado.
Un documento del CISEN indica que el EPR y el ERPI, junto con sus
organizaciones fachada, que se encuentran en el frente de masas que moviliza la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG), las policías
comunitarias y una parte del clero radical, impulsan la consolidación de La
línea de la Esperanza.
Este proyecto comprende el corredor
indígena que cruza Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde los maestros disidentes de
la Coordinadora son la parte más activa de esta insurrección. Los municipios
donde se concentra la fuerza de la insurrección son Acatepec, Ahuacuotzingo,
Ajuchitán del Progreso, Ayutla, Coyuca de Catalán, Malinaltepec, Metlátonoc,
Olinaláy Tecoanapa, donde operan las guerrillas del EPR, el ERPI, Tendencia
Democrática Revolucionaria del Ejército del Pueblo, el Comando Justiciero 28 de
Junio y las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo. El EPR, fundado en
1996, en el aniversario de la matanza de Aguas Blancas, es quien aglutina al
movimiento armado que tras varios años de esfuerzos, hoy está unificado.
Tras los hechos en Iguala se
reactivaron y comenzaron a emitir comunicados con una frecuencia como nunca
antes en su historia. Se puede alegar que en la crisis política y el pasmo del
gobierno federal actual, observaron condiciones para su lucha. Los comunicados
tienen como propósito la propaganda, pero en términos estratégicos son
utilizados para comunicarse con sus células y darles instrucciones. La
violencia contra objetivos específicos comenzó después que se difundieron los
comunicados. Tras iniciarse la insurrección, la frecuencia de ellos disminuyó
notablemente.
La falla en el diagnóstico
sociopolítico de lo que se había detonado detrás de la causa legítima de los
normalistas desaparecidos, se sumó a la todavía incapacidad gubernamental para
entender que los retos en Guerrero tienen varios frentes. Tampoco ha sido del
todo comprendido en los medios mexicanos y mucho menos en los internacionales.
La violencia no tiene que ver directamente con los sucesos de Iguala, aunque
personas vinculadas estrechamente con los familiares de las víctimas, forman
parte del frente de masas guerrillero.
Los maestros y el clero radical,
articulados dentro de estas organizaciones fachada, son quienes organizan la
violencia callejera en acciones que pueden ser consideradas de propaganda
armada. Es decir, trabajan en la proyección de imágenes de ausencia de
gobierno, inestabilidad y caos, que contribuyan al debilitamiento del Estado y
a forzar que el gobierno federal pierda el consenso para gobernar y que en su
desesperación incurra en una represión generalizada que sólo alimentará aún más
la lucha rebelde.
La CETEG la encabeza Ramos Reyes
Guerrero, quien está relacionado con el Ejército de Liberación Nacional, una
escisión del EPR que secuestró al abogado panista Diego Fernández de Cevallos
en 2010. Opera desde Tlapa de Comonfort, en la Región de la Montaña y tiene
como lugartenientes, vinculados también con las guerrillas, según el CISEN, a
los maestros Pedro Eligio Cabañas en Cualac –hermano de Lucio Cabañas, el
dirigente guerrillero histórico–, Taurino Rojas, simpatizante del EPR, en
Metlatónoc, y Florencio Andréu Castañeda, en Olinalá. Otros líderes del
magisterio disidente, como Minervino Morán, que fue pieza activa en la toma de
la ciudad de México por los maestros el año pasado, es simpatizante del ERPI.
Morán pertenece al Frente Popular
Revolucionario (FPR), organización paraguas y fachada de la guerrilla, que
encabeza Omar Garibay Guerra, y que se encuentra dentro del Movimiento Popular
Guerrerense (MPG),del que es líder Ubaldo Segura Pantoja, dirigente de la Unión
Social Independiente de Pueblos Indígenas, que es un frente del EPR, donde
participa activamente Bertoldo Martínez Cruz, que dirige el Frente de
Organizaciones Democráticas de Guerrero y el Comité Contra la Tortura y la
Impunidad, al que vincula el CISEN con el ERPI.
En el MPG, cuya función central es
articular los vínculos a nivel nacional, está el Centro de Derechos Humanos de
la Montaña Tlachinollan, que dirige Abel Barrera, y cuyo asesor jurídico,
abogado de los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, es Vidulfo Rosales,
quien ha participado en actos de organizaciones fachada del ERPI. También se
encuentra la Unión de Pueblos y Organizaciones de Guerrero, en la que cuando
menos tres de sus dirigentes son jefes del ERPI: Ernesto Gallardo, comandante
Neto, Gonzalo Torres, comandante Gonzalo, y Crisóforo García, comandante
Guerrero, y la Red Guerrerense de Derechos Humanos, que encabeza Manuel
Olivares, defensor y adoctrinador en Ayotzinapa, señalado por las autoridades
como simpatizante del ERPI.
El árbol de la insurrección en Guerrero
no es algo nuevo. Los sabían los órganos de inteligencia del Estado Mexicano y
no se hizo nada. Tampoco alertaron al presidente Enrique Peña Nieto lo que se
cocinaba en Guerrero. La desaparición de los normalistas significó el detonante
para que empezara la marcha de esa rebelión contra las instituciones que hoy,
tienen desbordado al centro del país.
Iguala: el engaño al
Presidente (III)
La recomendación al
presidente Enrique Peña Nieto de encapsular la desaparición forzada de 43
normalistas de Ayotzinapa al declarar que los hechos en Iguala eran un asunto
que debían arreglar los guerrerenses, regaló 15 días a grupos políticos y
armados dentro y fuera de la ley, que avizoraron que a través de una causa
legítima podían comenzar una rebelión. El mes que discutieron en Los Pinos si
convenía o no presionar al gobernador Ángel Heladio Aguirre a pedir licencia,
les facilitó el incendio del estado. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, repitió erróneamente que el crimen era del fuero común, sin
entender él, ni Aurelio Nuño, el jefe de la Oficina de la Presidencia, que en
Iguala no sólo se había cometido un crimen, sino que empezó la contrarreforma
nacional. No lo diagnosticaron ellos; no se percató el Presidente.
Actuar como Poncio
Pilatos las dos primeras semanas en Guerrero es el mayor error político de Peña
Nieto y de su gobierno, que envuelto por la endogamia política de su
Presidencia, no le permitió ver a él ni a su equipo que la insurrección social
en el corazón de la cuenca del descontento fue alimentado, probablemente en
forma inopinada, por el grupo compacto en su entorno. El punto de inflexión
para entender lo que se vive en Guerrero fue la captura de la maestra Elba
Esther Gordillo en febrero de 2013, con el argumento que eliminarla como líder
del magisterio, allanaría al camino de la Reforma Educativa.
Desde el interior del
gobierno advirtieron que el análisis era equivocado, y que si creían que meter
a la cárcel a la maestra era la solución, no entendían su rol en el magisterio.
Como sucede regularmente en la burbuja donde está encerrado el Presidente,
descalificaron las opiniones.
Cuando fue detenida,
le sugirieron a Osorio Chong que en esa coyuntura se capturara también a los
jefes de la Coordinadora, un docena de maestros disidentes principalmente en
Oaxaca, y con el liderazgo descabezado, iniciar su renovación. Se hizo lo contrario.
Desde la Secretaría
de Gobernación, por intermediación del subsecretario del ramo, Luis Miranda
-compadre del Presidente-, empoderaron a la Coordinadora magisterial. De cinco
entidades donde operaban, Miranda, con el respaldo de Osorio Chong y Nuño, la
creció a 23, y obligaron a varios gobernadores a darles interlocución. Les
regalaron plazas, contra lo que establece la Reforma Educativa, y más de 12 mil
millones de pesos. Poder y dinero, lo que nunca imaginaron antes, por la gracia
de Los Pinos y Bucareli.
El alegato ante el
Presidente era que así tendrían controlada a la oposición magisterial. En
Michoacán llevaron la racional al extremo. Por sugerencia del comisionado para
la Seguridad y el Desarrollo, Alfredo Castillo –que depende de facto de Nuño-,
se designó como subsecretario de Educación Básica a Rafael Mendoza Castillo,
ideólogo de la Coordinadora, y que quiere la abrogación de la Reforma
Educativa. Esta semana, los maestros disidentes michoacanos iniciaron protestas
con el pretexto de la desaparición de los normalistas, sumándose a la rebelión,
que públicamente encabeza la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la
Educación de Guerrero (CETEG), la que en el mes de indecisiones del gobierno de
Peña Nieto, articularon a la oposición social y al frente de masas de los
movimientos armados.
¿Sabrá el Presidente
que en Guerrero se articularon las fuerzas legales y las guerrillas en torno a
la causa legítima para que aparezcan los 43 normalistas de Ayotzinapa, que son
las que están causando la violencia en aquél estado? Dentro del gobierno sabían
que esto podría suceder. De hecho, un grupo de coordinación para Guerrero,
compuesto por más de una veintena de funcionarios, se daba cita los sábados en
el CISEN. Encabezado por el director del órgano de inteligencia, Eugenio Imaz,
participaban representantes del área política de Gobernación –Imaz tiene como
jefe inmediato a Osorio Chong-, del Ejército, la Marina, la PGR, la Comisión
Nacional de Seguridad, la Policía Federal, y el gobierno de Guerrero.
Uno de los documentos
-de marzo de 2014- que analizaron, establece en el mapa de riesgos lo que la
vinculación entre el magisterio disidente y la guerrilla, que llaman
“subversión”, podía generar en el estado. “No hay vínculos orgánicos entre el
magisterio disidente de Guerrero y la subversión”, sostiene, pero a través de
las relaciones personales, probaba los enlaces y el trabajo coordinado entre
sus líderes. Su existencia generaba alerta, y en el documento se anticipan
entre los riesgos:
1.- Pueden desviar
recursos económicos para las organizaciones subversivas y su frente político
(que incluyen organizaciones de derechos humanos y policías comunitarios).
2.- La confluencia
del magisterio y subversión en el Movimiento Popular Guerrerense pueden detonar
escenarios de confrontación.
3.- Proliferación y
escalamiento de conflictos sociales en diversas regiones de la entidad por
actores CETEG-subversión.
La información les
había llegado de Guerrero, pero no se alertó al Presidente. Por razones
desconocidas, dieron carpetazo a todo el trabajo y desde hace más de cuatro
meses, no se reúne el grupo. El equipo que hacía seguimiento de los movimientos
armados prácticamente se desintegró y se dejaron sueltos los cabos que hoy
mueven las manos violentas en el estado. Son públicos, visibles y altamente
activos quienes hoy tienen arrinconado al Presidente y al gobierno. Lo sabían
en el gobierno pero no hicieron nada entonces, ni, parece, ahora.
Guerrero: empezó la
insurrección (IV y fin)
Las imágenes dan la
vuelta al mundo. El salón de sesiones del Congreso de Guerrero en llamas. Las
sedes del PRI y el PAN, destrozadas. Ataques a propiedad de multinacionales y
las vías de comunicación cercenadas. Las autoridades estatales no despachan en
sus oficinas porque están tomadas, y gobiernan a salto de mata. Hay una
insurrección en curso en Guerrero, que pretende la creación de un ente autónomo
de la Federación.
Bajo la causa
legítima de la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, grupos antisistémicos
están operando activamente en el estado y proyectando caos, ingobernabilidad, y
un gobierno arrodillado. Un documento del CISEN indica que el EPR y el ERPI,
junto con sus organizaciones fachada, que se encuentran en el frente de masas,
que moviliza la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG),
las policías comunitarias y una parte del clero radical, impulsan la
consolidación de La línea de la Esperanza.
Este proyecto
comprende el corredor indígena que cruza Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde los
maestros disidentes de la Coordinadora son la parte más activa de esta
insurrección. Los municipios donde se concentra la fuerza de la insurrección
son Acatepec, Ahuacuotzingo, Ajuchitán del Progreso, Ayutla, Coyuca de Catalán,
Malinaltepec, Metlátonoc, Olinalá y Tecoanapa, donde operan las guerrillas del
EPR, el ERPI, Tendencia Democrática Revolucionaria del Ejército del Pueblo, el
Comando Justiciero 28 de Junio, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias del
Pueblo. El EPR, fundado en 1996, en el aniversario de la matanza de Aguas
Blancas, es quien aglutina al movimiento armado que tras varios años de
esfuerzos, hoy está unificado.
Tras los hechos en
Iguala se reactivaron y comenzaron a emitir comunicados con una frecuencia como
nunca antes en su historia. Se puede alegar que en la crisis política y el
pasmo del gobierno federal en actual, observaron condiciones para su lucha. Los
comunicados tienen como propósito la propaganda, pero en términos estratégicos,
son utilizados para comunicarse con sus células y darles instrucciones. La
violencia contra objetivos específicos comenzó después que se difundieron los
comunicados. Tras iniciarse la insurrección, la frecuencia de ellos disminuyó
notablemente.
La falla en el
diagnóstico sociopolítico de lo que se había detonado detrás de la causa
legítima de los normalistas desaparecidos, se sumó a la todavía incapacidad
gubernamental para entender que los retos en Guerrero tienen varios frentes.
Tampoco ha sido del todo comprendido en los medios mexicanos y mucho menos en
los internacionales. La violencia no tiene que ver directamente con los sucesos
de Iguala, aunque personas vinculadas estrechamente con los familiares de las
víctimas, forman parte del frente de masas guerrillero.
Los maestros y el
clero radical, articulados dentro de estas organizaciones fachada, son quienes
organizan la violencia callejera en acciones que pueden ser consideradas de
propaganda armada. Es decir, trabajan en la proyección de imágenes de ausencia
de gobierno, inestabilidad y caos, que contribuyan al debilitamiento del Estado
y a forzar que el gobierno federal pierda el consenso para gobernar y que en su
desesperación, incurran en una represión generalizada que sólo alimentará aún
más la lucha rebelde.
La CETEG la encabeza
Ramos Reyes Guerrero, quien está relacionado con el Ejército de Liberación
Nacional, una escisión del EPR que secuestró al abogado panista Diego Fernández
de Cevallos en 2010. Opera desde Tlapa de Comonfort, en la Región de la Montaña
y tiene como lugartenientes, vinculados también con las guerrillas, según el
CISEN, a los maestros Pedro Eligio Cabañas en Cualac –hermano de Lucio Cabaños,
el dirigente guerrillero histórico-, Taurino Rojas, simpatizante del EPR, en
Metlatónoc, y Florencio Andreu Castañeda, en Olinalá. Otros líderes del
magisterio disidente, como como Minervino Morán, que fue pieza activa en la
toma de la ciudad de México por los maestros el año pasado, es simpatizante del
ERPI.
Morán pertenece al
Frente Popular Revolucionario (FPR), organización paraguas y fachada de la
guerrilla, que encabeza Omar Garibay Guerra, y que se encuentra dentro del
Movimiento Popular Guerrerense (MPG), del que es líder Ubaldo Segura Pantoja,
dirigente de la Unión Social Independiente de Pueblos Indígenas, que es un
frente del EPR, donde participa activamente Bertoldo Martínez Cruz, que dirige
el Frente de Organizaciones Democráticas de Guerrero y el Comité Contra la
Tortura y la Impunidad, al que vincula el CISEN con el ERPI.
En el MPG, cuya función
central es articular los vínculos a nivel nacional, está el Centro de Derechos
Humanos de la Montaña Tlachinollan, que dirige Abel Barrera, y cuyo asesor
jurídico, abogado de los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, es
Vidulfo Rosales, quien ha participado en actos de organizaciones fachada del
ERPI. También se encuentra la Unión de Pueblos y Organizaciones de Guerrero,
donde cuando menos tres de sus dirigentes son jefes del ERPI, Ernesto Gallardo,
comandante Neto, Gonzalo Torres, comandante Gonzalo, y Crisóforo García,
comandante Guerrero, y la Red Guerrerense de Derechos Humanos, que encabeza
Manuel Olivares, defensor y adoctrinador en Ayotzinapa, señalado por las
autoridades como simpatizante del ERPI.
El árbol de la
insurrección en Guerrero no es algo nuevo. Los sabían los órganos de
inteligencia del Estado Mexicano y no se hizo nada. Tampoco alertaron al
presidente Enrique Peña Nieto lo que se cocinaba en Guerrero. La desaparición
de los normalistas significó el detonante para que empezara la marcha de esa
rebelión contra las instituciones que hoy, tienen desbordado al centro del
país.
Guerrero despertó a movimientos armados; 11 comunicados en dos meses
21 octubre 2014
A la vista de todos, Guerrero se
convirtió en el catalizador de los movimientos armados en México. Lo que en
1993 no fructificó cuando el EZLN planteó a las diferentes organizaciones que
había condiciones para la insurrección, se está dando en el otoño de 2014. Las
condiciones socioeconómicas en el estado no han cambiado –la pobreza impacta en
70 por ciento de la población, de los cuales 31 por ciento, 1.1 millones de
personas, viven en extrema pobreza– y las promesas de ayuda federal tras los
huracanes del año pasado, están incompletas –por ejemplo, 84 casas que ofreció
la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, nunca se
entregaron–. La política se convirtió en brazo de la delincuencia organizada y
la represión se volvió un modus operandi de la autoridad. Lo que le
faltaba a las guerrillas era una causa legítima que las articulara con la
sociedad: 43 normalistas desaparecidos se les pusieron en el camino.
La actividad guerrillera a través de 11 comunicados entre el 30 de septiembre y el 17 de octubre pasados, revelan la articulación de los movimientos armados, dos de ellos enfrentados entre sí desde hace más de una década. Los comunicados han sido firmados por cuatro organizaciones clandestinas: el Ejército Popular Revolucionario (5); su escisión el Ejército Popular Revolucionario Insurgente (2); las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo (2), que nacieron junto con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el 2 de diciembre de 2012; y de la hasta hace unos días desconocida Milicias Populares ¡Basta ya! (2), que evocan el grito del subcomandante Marcos del EZLN.
Ningún acontecimiento había logrado la unificación guerrillera de demandas y lenguajes como el de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en donde la responsabilidad principal ha sido transferida al gobierno federal. En su segundo comunicado del 17 de octubre, el ERPI asegura: “El Estado mexicano encabezado por Enrique Peña Nieto no es neutral sino parte activa en los homicidios y desapariciones de los estudiantes de Ayotzinapa, pues Peña es el jefe de todas las Fuerzas Armadas del Estado mexicano incluyendo por supuesto todas las policías municipales del país”.
Esto puede parecer únicamente discurso panfletario, pero en ese comunicado agrega: “Como ha quedado reconocido por el órgano máximo de inteligencia del Estado mexicano, o sea el Cisen, estaba al tanto desde hacía mucho tiempo de las actividades del cártel a su servicio en el norte del estado de Guerrero y el estado de Morelos, y desde luego contaba con información de los nexos del presidente municipal de Iguala junto a una larga lista de funcionarios del gobierno municipal y los autores directos de los crímenes de la noche del 26 de septiembre, quienes fueron policías municipales y, a la vez sicarios”. La guerrilla se refiere al informe del Cisen publicado por El Universal el 7 de octubre, donde vincula al exalcalde de Iguala con el narcotráfico.
El alegato es sólido al señalar que el gobierno federal es responsable porque conociendo con detalle lo que sucedía en Guerrero, hizo caso omiso. “El ejército federal que estaba en su cuartel a menos de 500 metros del lugar permitió a los policías cometer los asesinatos y las desapariciones, y al igual que la Policía Ministerial y la Policía del Estado desocupó las calles de Iguala para dejar las manos libres a los criminales para que pudieran desaparecer a los estudiantes y dejar que hubiera otra agresión horas después; después le permitió huir a José Luis Abarca y a sus secuaces dándoles tiempo suficiente en complicidad con la corriente Nueva Izquierda del PRD”, afirmó el ERPI. Una vez más, la verosimilitud: en la vecindad donde sucedieron los hechos, está el cuartel del 27º Batallón de Infantería.
En su segundo comunicado firmado 12 de octubre, el EPR cuestionó que el asesinato y desaparición de normalistas en Iguala fuera una acción del crimen organizado. “De ninguna manera puede ser obra del mítico ‘crimen organizado’, ni mucho menos es un simple ‘incidente’, se trata de una masacre, de un crimen de Estado, de un crimen de lesa humanidad perpetrado dolosamente por los cuerpos policiacos, militares y paramilitares como parte de la política de terrorismo de Estado que se aplica de manera sistemática en México”, aseguró.
Para las guerrillas, los cárteles y los narcoparamilitares son parte del Estado y utilizan la guerra sucia en coordinación con las fuerzas militares para aterrorizar al pueblo organizado y a la población en general. A lo que se refieren es a la contradicción del gobierno de Peña Nieto cuando otorgó protección institucional a los grupos de autodefensa civil, aún con información que algunos de sus integrantes pertenecían a cárteles de la droga. De hecho, aún lo siguen haciendo en Michoacán.
La desaparición de los normalistas de Ayotzinapa aceleró las contradicciones que viene arrastrando el gobierno federal desde el inicio de la administración, cuando a través del discurso se quiso construir la imagen que la seguridad había mejorado en el país, y lo enfocó en las reformas económicas. El frágil andamiaje político construido artificialmente sobre la hoguera de la violencia nacional, se colapsó en Guerrero y le regaló la causa que durante tanto tiempo buscaron los movimientos armados en México, que a decir de sus comunicados, encuentran en este otoño las condiciones propicias para la insurrección. En el gobierno no lo ven así. Sorpresas, suponemos, nos esperan.
La actividad guerrillera a través de 11 comunicados entre el 30 de septiembre y el 17 de octubre pasados, revelan la articulación de los movimientos armados, dos de ellos enfrentados entre sí desde hace más de una década. Los comunicados han sido firmados por cuatro organizaciones clandestinas: el Ejército Popular Revolucionario (5); su escisión el Ejército Popular Revolucionario Insurgente (2); las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo (2), que nacieron junto con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el 2 de diciembre de 2012; y de la hasta hace unos días desconocida Milicias Populares ¡Basta ya! (2), que evocan el grito del subcomandante Marcos del EZLN.
Ningún acontecimiento había logrado la unificación guerrillera de demandas y lenguajes como el de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en donde la responsabilidad principal ha sido transferida al gobierno federal. En su segundo comunicado del 17 de octubre, el ERPI asegura: “El Estado mexicano encabezado por Enrique Peña Nieto no es neutral sino parte activa en los homicidios y desapariciones de los estudiantes de Ayotzinapa, pues Peña es el jefe de todas las Fuerzas Armadas del Estado mexicano incluyendo por supuesto todas las policías municipales del país”.
Esto puede parecer únicamente discurso panfletario, pero en ese comunicado agrega: “Como ha quedado reconocido por el órgano máximo de inteligencia del Estado mexicano, o sea el Cisen, estaba al tanto desde hacía mucho tiempo de las actividades del cártel a su servicio en el norte del estado de Guerrero y el estado de Morelos, y desde luego contaba con información de los nexos del presidente municipal de Iguala junto a una larga lista de funcionarios del gobierno municipal y los autores directos de los crímenes de la noche del 26 de septiembre, quienes fueron policías municipales y, a la vez sicarios”. La guerrilla se refiere al informe del Cisen publicado por El Universal el 7 de octubre, donde vincula al exalcalde de Iguala con el narcotráfico.
El alegato es sólido al señalar que el gobierno federal es responsable porque conociendo con detalle lo que sucedía en Guerrero, hizo caso omiso. “El ejército federal que estaba en su cuartel a menos de 500 metros del lugar permitió a los policías cometer los asesinatos y las desapariciones, y al igual que la Policía Ministerial y la Policía del Estado desocupó las calles de Iguala para dejar las manos libres a los criminales para que pudieran desaparecer a los estudiantes y dejar que hubiera otra agresión horas después; después le permitió huir a José Luis Abarca y a sus secuaces dándoles tiempo suficiente en complicidad con la corriente Nueva Izquierda del PRD”, afirmó el ERPI. Una vez más, la verosimilitud: en la vecindad donde sucedieron los hechos, está el cuartel del 27º Batallón de Infantería.
En su segundo comunicado firmado 12 de octubre, el EPR cuestionó que el asesinato y desaparición de normalistas en Iguala fuera una acción del crimen organizado. “De ninguna manera puede ser obra del mítico ‘crimen organizado’, ni mucho menos es un simple ‘incidente’, se trata de una masacre, de un crimen de Estado, de un crimen de lesa humanidad perpetrado dolosamente por los cuerpos policiacos, militares y paramilitares como parte de la política de terrorismo de Estado que se aplica de manera sistemática en México”, aseguró.
Para las guerrillas, los cárteles y los narcoparamilitares son parte del Estado y utilizan la guerra sucia en coordinación con las fuerzas militares para aterrorizar al pueblo organizado y a la población en general. A lo que se refieren es a la contradicción del gobierno de Peña Nieto cuando otorgó protección institucional a los grupos de autodefensa civil, aún con información que algunos de sus integrantes pertenecían a cárteles de la droga. De hecho, aún lo siguen haciendo en Michoacán.
La desaparición de los normalistas de Ayotzinapa aceleró las contradicciones que viene arrastrando el gobierno federal desde el inicio de la administración, cuando a través del discurso se quiso construir la imagen que la seguridad había mejorado en el país, y lo enfocó en las reformas económicas. El frágil andamiaje político construido artificialmente sobre la hoguera de la violencia nacional, se colapsó en Guerrero y le regaló la causa que durante tanto tiempo buscaron los movimientos armados en México, que a decir de sus comunicados, encuentran en este otoño las condiciones propicias para la insurrección. En el gobierno no lo ven así. Sorpresas, suponemos, nos esperan.
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Ataque a normalistas aviva a grupos guerrilleros; culpan a partidos y al “narco-Estado”
19 octubre 2014
Ciudad de México, 19 octubre (SinEmbargo).– Distintos
grupos guerrilleros reconocidos por las fuerzas de seguridad del gobierno de
México, han despertado en las últimas tres semanas en una actividad inusual a
causa de la tragedia de los 43 normalistas desaparecidos en Guerrero.
Han emitido distintos comunicados y lanzado al menos
un video en el que culpan al “narco Estado” por la violencia contra ciudadanos,
y a los tres principales partidos (PRI, PRD y PAN) de cómplices. En particular,
el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) señala a la
corriente perredista conocida como “Los Chuchos”.
“Los Chuchos” decidieron ayer sábado apoyar al
Gobernador Ángel Aguirre y eximirlo de cualquier responsabilidad política por
los ataques a los normalistas.
El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente
(ERPI) es el último en aparecer. En un segundo comunicado, llamó anoche a la
autodefensa y culpó al “narco-Estado” por los ataques a los
estudiantes. ”Se hará lo que se tenga que hacer y lo hará quien lo tenga
que ejercer, sea de los nuestros o no”, advirtió. Y a partir de los
eventos en Iguala, Guerrero, estos grupos han emitido una serie de comunicados
cada vez con mayor frecuencia.
Guerrero es una entidad en donde estos grupos armados
han hecho presencia durante décadas desde la
clandestinidad. El Ejército Popular Revolucionario (EPR), brazo
armado del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR), nació el 28 de
junio de 1996, aniversario de la matanza de campesinos de Aguas
Blancas ordenada por el ex Gobernador Rubén Figueroa, quien nunca pagó por el
ataque con policías.
Por el contrario, Figueroa apareció recientemente en
una cena de gala junto con el actual Gobernador, Aguirre, un ex priista que
ahora es miembro del PRD.
Tres estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro
Burgos” de Ayotzinapa perdieron la vida durante un ataque perpetrado por
policías de Iguala el 26 de septiembre pasado. Esa misma noche, 43 estudiantes
fueron secuestrados por los elementos de seguridad, quienes presuntamente los
entregaron a integrantes del crimen organizado. Hasta el momento no se sabe
nada de su paradero. Los hechos violentos en la entidad, también cobraron la
vida de otras tres personas, entre ellos un menor de edad jugador del equipo
local de fútbol “Los Avispones”.
Una semana después de los ataques, se localizaron en
Iguala cinco fosas clandestinas en donde se recuperaron 28 cadáveres, los
cuales, aseguró en días pasados el Procurador de la República, José Murillo
Karam, no corresponden a los 43 jóvenes desaparecidos.
Sin embargo, hasta el momento se han hallado más de
una decena de fosas más de donde no se sabe el número exacto de cuerpos ni sus
identidades.
Lucio Cabañas Barrientos, un símbolo en la lucha
guerrillera, fue un maestro rural de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Fue
líder estudiantil y después encabezó el Partido de los Pobres.
SEGUNDO COMUNICADO DEL ERPI
El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente
(ERPI) advirtió en su segundo comunicado sobre los hechos ocurridos en Iguala,
Guerrero, que en el ambiente de terror del “narco-Estado” que vive México se
hace necesario el ejercicio de la autodefensa.
“En el ambiente de terror del narco-Estado que vive
México, se hace necesario el ejercicio de la autodefensa. Se hará lo que se
tenga que hacer y lo hará quien lo tenga que ejercer, sea de los nuestros o
no”, advirtió ERPI en su segundo comunicado emitido en la noche del sábado y
madrugada del domingo.
En la comunicación 42 que está firmada por los
comandantes Hermenegildo, Cuauhtémoc y Santiago, el ERPI responsabilizan
directamente del ataque a los normalistas a “José Luis Abarca Velázquez,
Presidente Municipal de Iguala; Ángel Aguirre Rivero, Gobernador del estado;
Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República; el comandante del 27
Batallón de Infantería, de Iguala; Salvador Cienfuegos Zepeda, Secretario de la
Defensa Nacional; Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, y
Enrique Peña Nieto, Presidente de México”.
Y los acusan de haber constituido una “fuerza
paramilitar que va más allá de sicarios y pistoleros de la delincuencia; es el
Estado el que opera como sicario del narconegocio y de la ocupación de
territorios que pretenden las trasnacionales”.
Finalmente advirtieron “al régimen” que será
responsabilizado de cualquier acto de represión y persecución contra las y los
estudiantes, maestros, comunidades y organizaciones que se están movilizando,
“los organismos defensores de derechos humanos, presos y ex presos políticos y
periodistas que defienden del derecho del pueblo a exigir justicia y a protegerse
del terror de Estado”, detallan.
LAS FARP ACUSAN A PARTIDOS
Por su parte, las Fuerzas Armadas Revolucionarias del
Pueblo (FARP) también emitieron un comunicado, donde acusaron que “los tres
partidos políticos y los tres niveles de gobierno son culpables” de los hechos
ocurridos en Iguala. Además exigieron la presentación con vida de los
estudiantes.
Los sucedido en Iguala “es consecuencia obligada de un
paulatino proceso de descomposición social en todo el país. Demuestra que la
base económica del país se está desmoronando. Muestra que los ‘cambios
estructurales’ son sólo cambios de fachada que no conducen a nada
extraordinariamente bueno: la desigualdad social sólo se agudiza día con día”,
señalan.
Las FARP fue el primer grupo armado en alzar la voz.
EN días pasados exigieron la renuncia del Gobernador Ángel Heladio
Aguirre Rivero, “quien vuelve a ensangrentar sus manos en su administración, le
quedó grande Guerrero, traicionó al pueblo que lo eligió, se doblegó a los
intereses y ambiciones de poder, su alianza con la delincuencia organizada y el
pago de favores a los amigos que lo llevaron al poder”.
En esta ocasión, las FARP señala que el tema “del
crimen organizado” se ha convertido en una excusa “genial para encubrir un
hecho cada vez más inocultable: ‘el crimen organizado’ es el poder político”,
dicen.
Señalaron que si todas las políticas de seguridad
implementadas han fracasado, se debe a que “hay una organización criminal más
compleja y poderosa que pernea al propio ‘crimen organizado’ y ésta se llama
gobierno mexicano”.
“Una prueba de ello es el juego perverso y tramposo
con el que el gobierno del PRI trata de remarcar la innegable vinculación del
PRD en los sucesos criminales de Iguala. Pero eso, en sentido estricto, se
vuelca sobre el mismo PRI por una razón histórica: ¿qué es de buena parte de la
dirigencia del PRD? ¿No son, muchos de ellos, mafiosos del PRI conversos a
“demócratas” del PRD? El origen turbio y corrupto de esos políticos proviene
del PRI, el ala mafiosa triunfante de la Revolución Mexicana. Los dirigentes
más honestos del PRD quedaron atrás, en la historia, luego de ser asesinados
por el PRI. Por lo demás, eso de que hay avances en el asunto de la “seguridad
pública” es un argumento muy frágil. Cualquier mediocre es mejor que aquellos
aspirantes a nazis que gobernaron México durante 12 años”, cuestiona las FARP.
Destacan que los “únicos referentes viables en materia
de seguridad” en el país son independientes del gobierno, y hacen referencia a
las policías comunitarias que se han desarrollado en diversas partes del
territorio nacional.
Se solidarizaron con los familiares y compañeros de
las víctimas mortales, heridos y desaparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 de
septiembre pasado. “Nos sumamos a la exigencia de que los desaparecidos sean
presentados sanos y salvos”, dice el comunicado.
Advirtieron también que el actuar del gobierno federal
ante el conflicto del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quienes llevan ya
varias semanas en paro y exigen que se derogue el Reglamento Interno de la
institución y el derecho por elegir a su nuevo director; “un espectacular acto
histriónico”, dicen las FARP, sobre el diálogo que el Secretarío de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong sostuvo con los politécnicos afuera de
la Segob en semanas pasadas.
Dicha acción, acusan “fue influida por los
acontecimientos en Ayotzinapa y responde también a un intento inútil de ocultar
su innato carácter represivo, comprobado también, con creces, en Tlatlaya,
Estado de México, unas semanas antes”.
“Debemos recalcar que el origen de los principales
problemas sociales en Guerrero es federal. Los grandes problemas de las
escuelas normales rurales tienen su origen en el profundo desprecio hacia la
educación rural por parte de todos gobiernos federales que se han sucedido en
décadas… La economía federal dicta la miseria de los estados y municipios.”.
Las FARP hacen un llamado a todas las organizaciones a
todos los colectivos de derechos humanos, a todos los periodistas honestos, a
todos los estudiantes, a todos los profesionistas, a todos los sindicatos, a
todos los colectivos, a todas las organizaciones político-militares, “a buscar
la manera de construir un canal de diálogo abierto y democrático que nos
permita conocernos y entendernos mejor, a estudiar con seriedad y paciencia la
solución que sólo de manera independiente al gobierno deberemos resolver”.
Proponen un diálogo Nacional en México, abierto a todo
el mundo, donde se discuta un plan de acción que sea dirigido por coordinadores
vinculados a la academia o al periodismo y “que hayan demostrado una
trayectoria seria, objetiva, honesta y solidaria hacia el movimiento social”.
“Cada tema sería calendarizado para que todas las
organizaciones tuvieran tiempo de estudiarlo, razonarlo y encontrarle
propuestas de solución”, explican. ”A fuerza de olvido, desprecio y
maltrato de los gobiernos federal, estatal y municipal.
No lo olviden, LOS TRES
PARTIDOS Y LOS TRES NIVELES DE GOBIERNO SON LOS CULPABLES”.
ERPI CONTRA “NARCOS Y POLÍTICOS”
El pasado 9 de octubre, el Comité Estatal de
Guerrero del ERPI convocó al interior de sus filas y al pueblo en
general a conformar la “Brigada Popular de Ajusticiamiento 26 de Septiembre”
para enfrentar “en aspectos político-militares esta nueva afrenta del
narcoestado mexicano y, particularmente, al cártel de sicarios del Estado, mal
llamado Guerreros Unidos”.
Este es el segundo llamado en una semana que hace un
grupo insurgente guerrerense para responder por la vía armada contra un narco
estado refiriéndose propiamente al grupo criminal de los Guerreros Unidos, una
escisión del cártel de los Beltrán Leyva.
En esta ocasión, el ERPI dijo que la corriente Nueva
Izquierda del Partido de la Revolución Democrática (PRD) es cómplice de los
hechos del 26 de septiembre donde tres normalistas murieron y otros 43 fueron
secuestrados en Iguala por agentes municipales en complicidad con integrantes
del narcotráfico. Nueva Izquierda, tribu conocida como “Los Chuchos”, llevó a
la dirigencia nacional perredista a su actual presidente Carlos Navarrete.
El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente
también pidió a sus integrantes y “al pueblo mexicano toda información sobre
elementos, propiedades e intereses de dicho cártel y póngase a disposición de
nuestro ERPI, por cualquier vía pública o secreta”.
Refirió que se vio obligado a romper el silencio
por los acontecimientos que se dieron en el Estado de Guerrero.
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Cisen mueve tropas tras amenaza de la guerrilla en México
10 octubre 2014
Bajo coordinación del Centro de Investigación
para la Seguridad Nacional (Cisen), diversas dependencias de seguridad nacional
se movilizan para responder a las nuevas amenazas realizadas por el Ejército
Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), grupo guerrillero con casi dos
décadas de existencia en México, que está llamando al enfrentamiento directo
contra el estado, y particularmente contra los “Guerreros Unidos”.
El ERPI
A través de un comunicado publicado por el Centro de
Documentación de Documentos Armados (Cedema), el ERPI llamó tanto a sus
militantes, como a la población en general, “a la conformación de la Brigada
Popular de Ajusticiamiento 26 de Septiembre, expresamente fundada para
enfrentar en aspectos político-militares esta nueva afrenta del narcoestado
mexicano y, particularmente, al cartel de sicarios del Estado, mal llamado
‘Guerreros Unidos'”, afirmaron a través de su mensaje.
La misiva, que está acompañada también de un video, ha
puesto en alerta a los servicios de inteligencia federales, quienes han
validado la amenaza como real y para lo cual se “ha redoblado el reconocimiento
aéreo con UAVSs (aeronaves no tripuladas) del Ejército y la Policía Federal”,
revelaron diarios como 24horas.
El Cisen validó también la veracidad de la
advertencia, la cual calificó como real; pues se trata además de un grupo
guerrillero que ya ha entrado en combate anteriormente, la primera ocasión
documentada fue en 1998, con un saldo de 11 milicianos fallecidos en un ataque
a militares en el municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero.
Según información desclasificada de los servicios de
inteligencia nacionales, el ERPI, tenía la capacidad de maniobra en todo el
estado de Guerrero, no obstante creen que sus capacidades técnicas y humanas
han venido a la baja en años recientes, también se cree que el comandante
Ramiro, uno de sus líderes, falleció el año pasado.
En una entrevista al ERPI, realizada en 2009 por
el investigador del Cedema, Jorge Lofredo, el ERPI se definió como
anticapitalista y en contra de los dogmas e ideologías políticas; rechazaron
pertenecer a alguna corriente socialista o anarquista y se manifestaron
dispuestos a combatir en función de los “objetivos políticos que el pueblo
organizado se marque y se disponga probar”.
El grupo guerrillero hizo un llamado a presentar de
manera pública o confidencial, información sobre los bienes o posiciones de los
Guerreros Unidos.
Otros grupos guerrilleros también se manifiestan
Otro de los grupos guerrilleros que se han
manifestado, es el Ejército Popular Revolucionario (EPR), quien afirma que los
jóvenes de Iguala, estarían siendo torturados en instalaciones del Ejército
Mexicano; para lo cual hace un llamado también a sumarse a la lucha; “Al
terrorismo de Estado se le enfrenta con la unidad popular, constituye una necesidad
la generalización en el plano nacional de las acciones políticas de masas”, afirmaron a través de un comunicado.
El Cedema publica también un desplegado, de un grupo
inédito denominado Milicias Populares ¡Basta Ya!, quienes también hacen un
llamado a “responder con todas las formas de lucha, violentas y pacíficas,
legales e ilegales”, ante las agresiones de Iguala y Tlataya. “Que nuestro
dolor, nuestra rabia e indignación se transformen en aliento para organizarnos
porque solamente así podremos quitar del poder a la mafia neoliberal”, afirman
en su desplegado.
No obstante algunos otros grupos, como La Unión de
Pueblos Originarios del Estado de Guerrero (UPOEG), grupo de autodefensas que
ya se encuentran en operativo en la zona para buscar a los desaparecidos, se
deslindaron del llamado del ERPI y afirmaron que ellos se encuentran sin armas
y sin intención de entrar en un choque armado, señalaron en entrevista con SinEmbargo.
La guerrilla de Tlatlaya
Cabe señalar que también existen señalamientos de que
el grupo de jóvenes asesinados en Tlatlaya pertenecían también a un grupo
guerrillero, a pesar de que el procurador Murillo Karam ha insistido que se
trataba de una banda de secuestradores. En esta tesis han abundado
investigadores como Francisco Cruz, autor de varios libros de investigación del
tema del narcotráfico en México, quien sostiene que hay varios elementos para considerar
que pertenecían a las Fuerzas Armadas Revolucionarias Liberación del Pueblo
FARP-LP, como describió en entrevista con WRadio.
En ese sentido también el líder de Morena en el Estado
de México, exigió al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, aclarar si
los ejecutados en Tlatlaya eran integrantes de la guerrilla, como publicó Fuerza.
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ERPI y Milicias Populares en Guerrero declaran la guerra a “Guerreros Unidos”
9 octubre 2014
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente anuncia la creación de
"brigada de ajusticiamiento". Y declaran a corriente Nueva Izquierda,
del PRD, como cómplice de los hechos del 26 de septiembre en Iguala.
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Aquí el COMUNICADO DEL ERPI:
Al Pueblo de México
Hoy nos vemos obligados a romper el silencio por los
acontecimientos que se dieron en el Estado de Guerrero.
Comunicado Estatal Nº 21
Al pueblo en general
Con todo el dolor ante la detención-desaparición de
los compañeros normalistas y el vil asesinato de otros civiles el pasado 26 de
septiembre, en Iguala, Guerrero, declaramos:
1. Se convoca al interior de nuestras filas y al
pueblo en general a la conformación de la Brigada Popular de Ajusticiamiento 26
de Septiembre, expresamente fundada para enfrentar en aspectos
político-militares esta nueva afrenta del narcoestado mexicano y,
particularmente, al cartel de sicarios del Estado, mal llamado “Guerreros
Unidos”.
2. Recábese toda información sobre elementos,
propiedades e intereses de dicho cártel y póngase a disposición de nuestro
ERPI, por cualquier vía pública o secreta.
3. Declaramos a la Corriente Nueva Izquierda del PRD
como cómplice de los hechos del 26 de septiembre del 2014.
Atentamente.
Con el poder popular, el pueblo unido vencerá.
Comité Estatal de Guerrero
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI)
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI)
Estado de Guerrero, a 6 de octubre de 2014.
*******************************
En el mismo sentido, las Milicias Populares en Guerrero difundieron el siguiente comunicado:
A todo Mexico
Ante la violencia del brutal neoliberalismo que en
México se mantiene mediante el narcogobierno, hoy, más que nunca, necesitamos
responder con todas las formas de lucha, violentas y pacíficas, legales e
ilegales.
Después de Tlatlaya e Iguala, el coro televisivo a dúo
con los partidos intenta convencernos de que son casos de corrupción aislados.
Unos soldados desobedientes, un presidente municipal y sus policías coptados
por el narco. Nada que no se pueda arreglar con una comisión investigadora o,
mejor aún, con un comité anticorrupción.
No es así. Esta barbarie que vivimos es precisamente
la que necesitan los saqueadores multimillonarios para seguir manteniendo el
control. Ya se veía venir desde Aguas Blancas, El Charco y Atenco, siguieron
los asesinatos, encarcelamientos o coptación de diferentes luchadores sociales,
dirigentes de autodefensas y periodistas; Regina Martínez, René Cardona entre
tantos. Los asesinatos masivos de migrantes; la cotidiana trata de personas
tanto para la explotación sexual como para el neo esclavismo.
Luego Tlatlaya ordenado y encubierto desde arriba y
que apenas es un asomo del actuar del ejército y marina, instituciones que hoy
están en la ilegalidad porque no resguardan la seguridad nacional, como es el
mandato constitucional, sino que sirven a los intereses de las grandes
empresas, principalmente de las mineras y del narcotráfico. Michoacán es un
ejemplo.
Hoy el asesinato de los estudiantes de Ayotzinapa que
se parece mucho a Tlatelolco, en medio de un discurso oficial conciliador, la
masacre, como advertencia y escarmiento que intenta frenar la inconformidad de
los de abajo.
Y claro, se culpará al crimen organizado, posiblemente
encarcelarán a un Chucky, hasta podrían sacrificar al camaleónico gobernador
Aguirre para simular que el crimen organizado actuó por la libre. La detención
del último de los Beltrán Leyva como respuesta inmediata después de los
asesinatos y desaparición de estudiantes nos muestra que el gobierno ya sabía
dónde localizarlo y lo agarró en el momento en que les estorbó, cuando ya no
les sirvió para mantener el control del estado de Guerrero. Y si, los sicarios
son los asesinos materiales, pero el crimen es de Estado.
Hay otra violencia que legalizaron con las reformas.
Ahora el despojo es legal y tienen prioridad las empresas petroleras, mineras,
eléctricas, envasadoras de agua.
Esa fórmula de someter los intereses del pueblo
mexicano a los de las compañías extranjeras prometiéndonos un México moderno y
utilizando el pistolerismo para matar a los inconformes ya se vivió en el
porfiriato.
Un ejemplo de esa violencia intrínseca al modelo
neoliberal exportador de materias primas, mano de obra barata y cumplido
pagador de los intereses de la deuda externa es la cancelación del proyecto de
construir una petroquímica en Hidalgo para seguir comprando los derivados del
petróleo a las empresas estadunidenses. Se nos viola el derecho constitucional
al empleo, al salario digno. Se nos condena al desempleo, la migración o el sub
empleo.
¿Pero cómo hemos llegado a esto? Ha sido un proceso
que combina la represión con el lavado de cerebro que a través de la televisión
nos hacen diariamente y a eso se agregan las limosnas como Oportunidades y las
tarjetas de Monex y Soriana que compran el conformismo de una parte del pueblo.
Se ha criminalizado la protesta social. Hacer pintas
es ahora violencia, manifestarse, tomar casetas o cerrar calles es terrorismo y
se vocifera contra quienes protestan pero se calla ante el robo, el saqueo y
los crímenes del narco gobierno.
Otra forma, revitalizada por la administración
peñanietista es infiltrar los movimientos populares, coptar a algunos
dirigentes en el intento por domesticar la protesta y asesinar o encarcelar a
los no coptables. Ejemplos: las autodefensas y el movimiento estudiantil del
politécnico nacional.
Los partidos políticos se prestan al teatro de la
supuesta democracia donde las siglas pueden cambiar mientras se mantenga la
sumisión a los intereses corporativos.
Una verdadera democracia popular se construye desde
abajo, con el pueblo y desde luego implica cambiar el modelo económico
saqueador para priorizar el desarrollo de la industria y agricultura nacional,
la economía auto sustentable, la conservación del ecosistema, la creación de
empleos, la investigación científica.
Por eso, hoy más que nunca necesitamos responder con
todas las formas de lucha, violentas y pacíficas, legales o fuera de esta
legalidad sin ética que intentan imponernos los de arriba. Al fin que ellos son
los primeros en violar la legalidad, en utilizar los métodos mafiosos para
enriquecerse y saquearnos aún más.
Que nuestro dolor, nuestra rabia e indignación se
transformen en aliento para organizarnos porque solamente así podremos quitar
del poder a la mafia neoliberal.
Desde el México de abajo hoy unimos nuestra voz y
nuestro esfuerzo al de millones de mexicanos que ya nos cansamos de este
sistema explotador y de la política delincuencial que hoy está en el poder.
¡Basta ya!
Milicias Populares ¡Basta ya!
Estado de Guerrero, Mexico.
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