AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POLITICAS, POPULARES Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!
En el transcurso de la historia de la humanidad, son miles los ejemplo que se podrían enumeran de los encarcelamiento y de asesinatos de hombres y mujeres que se han atrevido por principios, por moral, por humanismo, por lealtad al pueblo, por conciencia social, etc., enfrentar las injusticias del sistema en contra de la inmensa mayoría de los desposeídos y explotados. Nuestro país no es la excepción y así tenemos nuestros propios héroes hombres y mujeres que lucharon por nuestro México desde la independencia hasta hoy en día, cuya suerte fue y sigue siendo el encarcelamiento y el asesinato así como la desaparición forzada, a la fecha son miles los desaparecidos y de ellos pocos son reportados y peor aun que el Estado se niega en reconocer que son desaparecidos políticos y los etiqueta como parte de la delincuencia común o las consecuencias colaterales de su “guerra contra el narcotráfico," sea cual sea el motivo la desaparición forzada es en si por una consecuencia política y por lo tanto es una desaparición política sean o no luchadores sociales.
Hoy, el Estado mexicano ha optado como política para resolver los conflictos sociales más que el encarcelamiento, el asesinato de luchadores sociales y de defensores de los derechos humanos y para tal efecto ha evolucionado su modus operandi y ha logrado que voceros y personajes de “izquierda" le hagan el juego a la política del Estado, ya que por omisión o comisión convalidan los asesinatos como el del luchador social, fundador y dirigente del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) Heriberto Pazos Ortiz, ejecutado el 23 de octubre en la ciudad de Oaxaca. Es un crimen atroz y reprobable de los gobiernos estatal y federal, es decir es un crimen de Estado.
En artículos anteriores denunciamos que lo que estaba pasando en San Juan Cópala era una maniobra del gobierno, directamente de Ulises Ruiz quien utilizó su grupo paramilitar UBISORT para crear las condiciones que le permitieran con toda la impunidad, encarcelar, asesinar o desaparecer a los verdadero luchadores sociales, en esta ocasión fue el asesinato de Heriberto Pazos y es aquí en donde entra la responsabilidad que tienen algunas organizaciones, personajes y los medios de comunicación que se dieron a la tarea de defender a capa y espada las versiones de los voceros del MULTI sin antes comprobar la veracidad de la información, por ejemplo: decir que las violaciones a mujeres y asesinatos en su organización eran realizadas por miembros del MULT, cuando en muchos de los casos dichas violaciones no ocurrieron pero no dudaron en acusarlos y las consecuencias son ya conocidas; ahora, no dudamos que hayan existido violaciones y tampoco los asesinatos que estuvieron a la vista de todos pero, tanto los autores intelectuales como materiales son Ulises y su grupo paramilitar, he aquí la trampa del gobierno para que con el uso de los medios de comunicación culparan a los del MULT y en especial a su dirigente, para que en el momento oportuno realizaran la ejecución sin que nadie chistara.
El asesinato de Heriberto Pazos representa para el Estado, en primer lugar, quitar del camino a un adversario político que le era muy incómodo, a un adversario que se caracterizó por su honestidad y su lealtad con su pueblo, a un adversario que no pudo comprar y mucho menos corromper, a un adversario que trastocaba sus intereses mezquinos.
En segundo lugar la puesta en marcha de la ejecución y asesinato de alta escuela, es decir que la ejecución la realizaron expertos en la materia, en especial de escuela contrainsurgente colombiana e israelita.
El plan Mérida no es otra cosa que el plan Colombia, y el objetivo es acabar con los que ellos creen que representen un peligro para el Estado y utilizan la supuesta lucha contra el narcotráfico para realizar sus labores de contrainsurgencia y con el pretexto de la búsqueda de guerrilleros revolucionarios torturan, asesinan e involucran con la guerrilla a luchadores sociales que luchan de manera pacífica y dentro de los marcos legales del mismo Estado.
Lo que el Estado Colombiano ha hecho en 20 años, el Estado Mexicano lo está haciendo en la mitad del sexenio, el super Bunker secreto que tanto presume Calderón es parte del Plan Mérida.
En el caso de Oaxaca los motociclistas que están o se estacionan en el patio de la procuraduría con aspecto de jóvenes inocentes, vestidos de civil son nada menos que los sicarios de Ulises Ruiz Ortiz dirigidos por personas como Jorge Franco, Pedro Hernández, Juan Manuel Vera Salinas y Manuel Moreno Rivas coordinados y protegidos por el psicópata general Alfredo Oropeza Garnica, hoy funcionando simuladamente como es el caso de Acosta Chaparro. Estos sicarios están especializados para realizar ejecuciones extrajudiciales como la de Beto Pazos y la desaparición forzada de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, así que María de la Luz Candelaria Chiñas titular de la procuraduría del Estado está bien informada de la actividad de dichos sujetos, sin embargo la funcionaria ha actuado con negligencia por lo que es cómplice de dicho asesinato, de lo contrario los responsables ya estarían presos y también sabe perfectamente quien señaló a nuestros compañeros. ¿No sería Raúl Castellanos quien conocía perfectamente a uno de ellos de tiempo atrás, o Víctor Raúl Martínez Vázquez que desde los años setenta es un delator?
Existen muchas cuentas pendientes con el pueblo Oaxaqueño, cuentas que la próxima administración debe de resolver, porque de Ulises, el Pueblo oaxaqueño ya sólo espera que sea juzgado por todos los delitos cometidos, que muchos de ellos son de lesa humanidad, así esté bajo el manto protector de los pederastas y también criminales de años anteriores que continúan dirigiendo al PRI en complicidad con el gobierno federal y el PAN.
En este sentido, Gabino Cué debe corresponder y cumplir con sus promesas con el pueblo y darse la oportunidad de demostrar que en esta ocasión el pueblo no se equivocó en elegirlo, como ha sucedido en Guerrero.
Sabemos que en la nueva administración habrá muchos fantoches y oportunistas, uno que otro camaleón que en su momento desenmascararemos, pero también habrá muchos con una actitud honesta, con una trayectoria honorable para con el pueblo y a ellos apelamos para que todas las injusticias no queden impunes, de lo contrario el nuevo gobierno sería una farsa más, otra componenda, una tranza entre los mismos de siempre y un engaño para el pueblo oaxaqueño y todos aquellos que están dándoles el beneficio de la duda.
Reciba el pueblo triqui y la familia de Heriberto Pazos Ortiz nuestro pésame más sentido.
Aun en tregua, estamos pendientes.
¡POR LA PRESENTACIÓN DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAIS!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR
Año 46
República Mexicana, a 15 de noviembre de 2010.
martes, 16 de noviembre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
El Jefe Diego y los eperristas (análisis)
Desde la Argentina, Jorge Lofredo, investigador del Centro de Documentación de los Movimiento Armados nos envía la siguiente reflexión para compartir y comentar en colectivo. Aborda dos desapariciones: la del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos y la de los militantes del EPR desaparecidos en 2007, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez. Afirma que una será, al parecer, transitoria, mientras que las otras parecen ser permanentes, es decir, radicales:
“El ‘anonimato radical’ no sólo es la connotación política que adquiere un acto realizado a partir de una identidad desconocida y cuidadosamente desvirtuada sino también de los objetivos que se ocultan mediante el engaño (sus proclamas son ‘sucias’ porque no permiten vislumbrar sus pretensiones ni sirven, para el caso, como prueba de vida), la mentira y todo aquello que no puede conocerse en forma certera con los elementos a disposición.
“Tanto, que cualquier hipótesis sobre sus protagonistas pueden ser ciertas pero también es igualmente válida cualquier otra que afirme lo contrario. En este caso se ignoran la identidad y los objetivos de los responsables, pero como existe una negociación en curso, su anonimato radical es ‘transitorio’ (la caída de cualquiera de estos elementos, por supuesto, eliminará su condición radical) pero, en esencia, no deja de ser tal.
“Sin embargo, la desaparición de los eperristas continúa siendo radical, porque tampoco existió, ni existe, al menos hasta el momento y por lo que puede saberse, negociación, contacto, razón concluyente y, como agravante definitivo, se desconoce su paradero y situación: la desaparición constituye, así, un fin en sí mismo. Su finalidad fue la desaparición y no otra cosa.
“En conclusión: tanto identidad como objetivos –convenientemente trastocados y enmascarados en el caso de Diego Fernández de Cevallos– dan forma al anonimato radical de los ‘misteriosos desaparecedores’. Es una reivindicación en nombre de nadie”.
Hasta donde entiendo –-y ya Jorge nos aclarará dicho punto en la discusión que tendremos al rato en este mismo espacio— aun cuando todos los citados personajes fueron privados de su libertad, uno lo fue por razones económicas y, quizá, políticas (esto lo sabremos con el tiempo), y los otros dos habrían sido víctimas de un hecho de desaparición forzada, hasta donde se puede saber, muy probablemente perpetrado por fuerzas del orden y, por lo mismo, un acto de lesa humanidad y grave violación de derechos humanos.
No me queda claro –y esta es una pregunta para Jorge— si a él le parece un atenuante que el secuestro sea privación temporal de la libertad, mientras que la desaparición de los eperristas parece ser permanente. Y que, por lo mismo, el primer caso es menos grave que el de los guerrilleros.
También el hecho de atar dos hechos aparentemente inconexos pudiera arrojar un subtexto en el que se sugiere que ambos hechos están conectados de alguna manera; acaso que el secuestro es represalia por las desapariciones previas. ¿Es así?
En el entendido de que sin datos duros para analizar -–apenas los comunicados de los “misteriosos desaparecedores”, en un caso, y los de los del EPR, en el otro— todo son especulaciones, quizá es probable construir un discurso lógico donde los pocos hechos conocidos hablen por sí mismos y arrojen conclusiones preliminares sobre la naturaleza de dos eventos en los que tres mexicanos han perdido su libertad.
¿Cuál es tu idea del caso?, ¿qué te dicen los comunicados de ambas partes?, ¿crees que haya vinculación entre casos?, ¿es menos grave un secuestro que una desaparición forzada?
Opina con nosotros. La tribuna está abierta.
La guerra de Sendero Luminoso
El número 2 del grupo armado peruano Sendero Luminoso, Edgar Mejía Asencios, alias camarada Izula, fue capturado este miércoles por la Policía Nacional de Perú en la región del Alto Huallaga.
Camarada Izula es lugarteniente de Florindo Eleuterio Flores-Hala, alias camarada Artemio, jefe militar de Sendero Luminoso, quien ha planteado una salida negociada a su conflicto con el Estado, lo que ha sido desestimado por el gobierno peruano.
Checa la nota completa en la Radio del Sur.
El Insurgente, del EPR
Ayer fue difundido el ejemplar número 130 del órgano de difusión y propaganda del PDPR-EPR, El Insurgente, que entre otros temas abordan los desastres sociales causados por fenónemos naturales, su rechazo a los festejos del Bicentenario y su objeción al concepto de narcoinsurgencia con el que se pretende, dicen, vincular al crimen organizado con los movimientos de lucha social.
“El ‘anonimato radical’ no sólo es la connotación política que adquiere un acto realizado a partir de una identidad desconocida y cuidadosamente desvirtuada sino también de los objetivos que se ocultan mediante el engaño (sus proclamas son ‘sucias’ porque no permiten vislumbrar sus pretensiones ni sirven, para el caso, como prueba de vida), la mentira y todo aquello que no puede conocerse en forma certera con los elementos a disposición.
“Tanto, que cualquier hipótesis sobre sus protagonistas pueden ser ciertas pero también es igualmente válida cualquier otra que afirme lo contrario. En este caso se ignoran la identidad y los objetivos de los responsables, pero como existe una negociación en curso, su anonimato radical es ‘transitorio’ (la caída de cualquiera de estos elementos, por supuesto, eliminará su condición radical) pero, en esencia, no deja de ser tal.
“Sin embargo, la desaparición de los eperristas continúa siendo radical, porque tampoco existió, ni existe, al menos hasta el momento y por lo que puede saberse, negociación, contacto, razón concluyente y, como agravante definitivo, se desconoce su paradero y situación: la desaparición constituye, así, un fin en sí mismo. Su finalidad fue la desaparición y no otra cosa.
“En conclusión: tanto identidad como objetivos –convenientemente trastocados y enmascarados en el caso de Diego Fernández de Cevallos– dan forma al anonimato radical de los ‘misteriosos desaparecedores’. Es una reivindicación en nombre de nadie”.
Hasta donde entiendo –-y ya Jorge nos aclarará dicho punto en la discusión que tendremos al rato en este mismo espacio— aun cuando todos los citados personajes fueron privados de su libertad, uno lo fue por razones económicas y, quizá, políticas (esto lo sabremos con el tiempo), y los otros dos habrían sido víctimas de un hecho de desaparición forzada, hasta donde se puede saber, muy probablemente perpetrado por fuerzas del orden y, por lo mismo, un acto de lesa humanidad y grave violación de derechos humanos.
No me queda claro –y esta es una pregunta para Jorge— si a él le parece un atenuante que el secuestro sea privación temporal de la libertad, mientras que la desaparición de los eperristas parece ser permanente. Y que, por lo mismo, el primer caso es menos grave que el de los guerrilleros.
También el hecho de atar dos hechos aparentemente inconexos pudiera arrojar un subtexto en el que se sugiere que ambos hechos están conectados de alguna manera; acaso que el secuestro es represalia por las desapariciones previas. ¿Es así?
En el entendido de que sin datos duros para analizar -–apenas los comunicados de los “misteriosos desaparecedores”, en un caso, y los de los del EPR, en el otro— todo son especulaciones, quizá es probable construir un discurso lógico donde los pocos hechos conocidos hablen por sí mismos y arrojen conclusiones preliminares sobre la naturaleza de dos eventos en los que tres mexicanos han perdido su libertad.
¿Cuál es tu idea del caso?, ¿qué te dicen los comunicados de ambas partes?, ¿crees que haya vinculación entre casos?, ¿es menos grave un secuestro que una desaparición forzada?
Opina con nosotros. La tribuna está abierta.
La guerra de Sendero Luminoso
El número 2 del grupo armado peruano Sendero Luminoso, Edgar Mejía Asencios, alias camarada Izula, fue capturado este miércoles por la Policía Nacional de Perú en la región del Alto Huallaga.
Camarada Izula es lugarteniente de Florindo Eleuterio Flores-Hala, alias camarada Artemio, jefe militar de Sendero Luminoso, quien ha planteado una salida negociada a su conflicto con el Estado, lo que ha sido desestimado por el gobierno peruano.
Checa la nota completa en la Radio del Sur.
El Insurgente, del EPR
Ayer fue difundido el ejemplar número 130 del órgano de difusión y propaganda del PDPR-EPR, El Insurgente, que entre otros temas abordan los desastres sociales causados por fenónemos naturales, su rechazo a los festejos del Bicentenario y su objeción al concepto de narcoinsurgencia con el que se pretende, dicen, vincular al crimen organizado con los movimientos de lucha social.
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lunes, 11 de octubre de 2010
Guerrillas de ultraderecha gringas
Si puede, échele un ojo a la revista Time de esta semana, cuya historia de portada es un reportaje del premio Pulitzer Barton Gellman sobre la milicias extremistas de Estados Unidos, aquellas que inflamadas de un exacerbado nacionalismo y patrioterismo se han organizado militarmente para hacerle frente a todo aquello que desde su muy fundamentalista visión, pone en riesgo a los ciudadanos estadounidenses, a su territorio o a su estilo de vida.
Son grupos paramilitares de extrema derecha, que quieren expulsar de su territorio a amenazas como los inmigrantes mexicanos o los terroristas árabes, y ayudar a sus comunidades en casos de desastres naturales, ataques bacteriológicos o un colapso económico.
Aun cuando se dicen defensores de sus instituciones, aseguran estar dispuestos a oponerse a su gobierno si éste pretendiera aumentar impuestos o controlar el libre flujo de armas, todo lo cual por cierto creen que quiere Barack Obama, “el presidente negro de origen musulmán” que actualmente los gobierna.
Si fuera el caso, no dudarán en declararse en rebeldía y actuar como comandos guerrilleros con tal de defender las que llaman sus libertades. La CIA y el FBI les tienen echado el ojo, como un foco rojo de su seguridad nacional.
Manejan discursos de odio, pero se dicen distantes de organizaciones supremacistas tipo Ku Klux Klan o neo nazis. Se sienten ejércitos serios y regulares, con entrenamiento marcial de primer orden y armamento igual de serio.
Aunque persiguen fines comunes y tienen en Obama y los demócratas un enemigo común, tampoco comulgan con los seguidores del Tea Party, que ha aglutinado una serie de políticos de ultraderecha emanados del Partido Republicano, tipo Sarah Palin, y líderes de opinión como Glenn Beck, comentarista de la conservadora y anti-oabamista cadena Fox de televisión.
Las milicias de ultraderecha no creen en los partidos políticos, ni están por la postulación de candidatos propios, como está promoviendo el Tea Party. Por el contrario, se dicen hombres de acción, de ejecución rápida y no de votos ni de cabildeos.
Suelen ser rancheros del Sur y Medio Este estadounidense, decididos a suplir lo que les parece son negligencias de su gobierno para cuidar la frontera de aliens o para perseguir sospechosos de ser terroristas, lo que en estos días se traduce en perseguir a todo aquel que tenga apariencia o nombre árabe.
Están las Fuerzas de Defensa de Ohio, los Minuteman (que ya conocemos por sus historias de cazadores de migrantes en Arizona), las Milicias Hutaree de Michigan y las Milicias Ciudadanas de Georgia, entre otros. No actúan coordinados, aunque sí se conocen y respetan mutuamente.
De sus filas han egresado individuos todavía más radicales, los “lobos solitarios”, que lo mismo han balaceado museos del Holocausto, que intentando poner una bomba en la Casa Blanca.
No son enteramente clandestinos, aunque sus tácticas apuntan en el sentido de la secrecía y el reclutamiento discreto y selectivo de sus miembros, los que deben estar preparados física y emocionalmente para el combate.
Su naturaleza es guerrera y, por lo pronto, están esperando el menor pretexto para declararle la guerra al gobierno estadounidense.
Son grupos paramilitares de extrema derecha, que quieren expulsar de su territorio a amenazas como los inmigrantes mexicanos o los terroristas árabes, y ayudar a sus comunidades en casos de desastres naturales, ataques bacteriológicos o un colapso económico.
Aun cuando se dicen defensores de sus instituciones, aseguran estar dispuestos a oponerse a su gobierno si éste pretendiera aumentar impuestos o controlar el libre flujo de armas, todo lo cual por cierto creen que quiere Barack Obama, “el presidente negro de origen musulmán” que actualmente los gobierna.
Si fuera el caso, no dudarán en declararse en rebeldía y actuar como comandos guerrilleros con tal de defender las que llaman sus libertades. La CIA y el FBI les tienen echado el ojo, como un foco rojo de su seguridad nacional.
Manejan discursos de odio, pero se dicen distantes de organizaciones supremacistas tipo Ku Klux Klan o neo nazis. Se sienten ejércitos serios y regulares, con entrenamiento marcial de primer orden y armamento igual de serio.
Aunque persiguen fines comunes y tienen en Obama y los demócratas un enemigo común, tampoco comulgan con los seguidores del Tea Party, que ha aglutinado una serie de políticos de ultraderecha emanados del Partido Republicano, tipo Sarah Palin, y líderes de opinión como Glenn Beck, comentarista de la conservadora y anti-oabamista cadena Fox de televisión.
Las milicias de ultraderecha no creen en los partidos políticos, ni están por la postulación de candidatos propios, como está promoviendo el Tea Party. Por el contrario, se dicen hombres de acción, de ejecución rápida y no de votos ni de cabildeos.
Suelen ser rancheros del Sur y Medio Este estadounidense, decididos a suplir lo que les parece son negligencias de su gobierno para cuidar la frontera de aliens o para perseguir sospechosos de ser terroristas, lo que en estos días se traduce en perseguir a todo aquel que tenga apariencia o nombre árabe.
Están las Fuerzas de Defensa de Ohio, los Minuteman (que ya conocemos por sus historias de cazadores de migrantes en Arizona), las Milicias Hutaree de Michigan y las Milicias Ciudadanas de Georgia, entre otros. No actúan coordinados, aunque sí se conocen y respetan mutuamente.
De sus filas han egresado individuos todavía más radicales, los “lobos solitarios”, que lo mismo han balaceado museos del Holocausto, que intentando poner una bomba en la Casa Blanca.
No son enteramente clandestinos, aunque sus tácticas apuntan en el sentido de la secrecía y el reclutamiento discreto y selectivo de sus miembros, los que deben estar preparados física y emocionalmente para el combate.
Su naturaleza es guerrera y, por lo pronto, están esperando el menor pretexto para declararle la guerra al gobierno estadounidense.
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