Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Montemayor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carlos Montemayor. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de julio de 2013

ERP: la nueva guerrilla mexicana (análisis)


Sin hacer mucho ruido, y usando canales de comunicación serios, la semana pasada supimos del primer comunicado de una nueva guerrilla mexicana: el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que se autodenomina una escisión del Ejército Popular Revolucionario (EPR). No sabemos el tamaño del grupo que se separa y si es determinante en el equilibrio de fuerzas eperrista, pero sí revela un estado de cosas que pasan en el México rural e insurgente, que pocas veces es conocido por la opinión pública.


No es la primera escisión que sufre el grupo armado: TDR y ERPI fueron primero. Los escindidos de ahora culpan al EPR de mantener una cerrada postura conservadora de los principios marxistas-leninistas y de ser burócratas revolucionarios. Y hacen acusaciones graves, como que el núcleo duro de militantes del EPR persigue a los disidentes y pretende ejecutarlos; así como de que viven “de manera excéntrica, distinta al pueblo”.


Dan a entender que los dirigentes eperristas son tan cerrados que no hablan el lenguaje de los campesinos, ni pretenden hablarlo. “Los compañeros (que ustedes consideran como de medio pelo), decidimos optar por mantener nuestra línea marxista-leninista bajo un lenguaje acorde al entendimiento de nuestras bases.” Y dicen que “para como están las cosas” en el país no pretenden quedarse cruzados de brazos y que buscan impulsar una verdadera revolución.


Ya se defenderá el EPR, vía epistolar, pero por lo plasmado por estos guerrilleros disidentes se desprenden varias consideraciones: que hay un núcleo duro muy conservador el frente del EPR, que se ha hecho viejo;  que en paralelo hay un núcleo campesino con un ánimo de más beligerancia revolucionaria que desea insurreccionarse ya; que tienen un fuerte componente guerrerense, por las referencias al ERPI y a la masacre de Aguas Blancas; que la brecha generacional entre dirigencia y tropa se ha ensanchado con el tiempo y el relevo generacional en la ya vieja guerrilla es probable.


¿Cómo puede esto reflejarse en la cotidianeidad social mexicana? Mediante acciones guerrilleras más espectaculares en los próximos meses, generadas por estos campesinos jóvenes, radicalizados, cansados de ser una guerrilla de papel, muy posiblemente con epicentro en Guerrero, estado al que ya no le falta nada para ser un Estado fallido.


En un mundo globalizado es altamente creíble que las revueltas sociales del mundo, alzadas en contra del neoliberalismo mundial, y aun los anarquistas chilangos que desde el 1 de diciembre pasado no desaprovechan ninguna marcha para descargar lo que llaman su rabia, sean un escaparate y ejemplo envidiable para quienes pretenden cambiar su pobreza atávica por la vía armada.


Esto representará mucho trabajo para los encargados de la seguridad nacional del Estado mexicano en los meses por venir, pero debería ser mucho mayor para los encargados de cerrar la brecha económica y la inequidad social en el país.Mientras eso no se consiga, seguiremos bajo el estigma ya visualizado por Carlos Montemayor, de la guerrilla recurrente, que no ha dejado de existir en el país desde cuando menos 1964.    

 

*Periodista

ajimac@gmail.com

@ajimac

martes, 28 de febrero de 2012

EPR: a dos años de la muerte de Carlos Montemayor

AL PUEBLO DE MÉXICO
A TODAS LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DE DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS NACIONALES E INTERNACIONALES
A TODAS LAS ORGANIZACIONES POPULARES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS
A LA COMISIÓN DE MEDIACIÓN

A LA MEMORIA DE CARLOS MONTEMAYOR

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

«Si se espera que triunfe el olvido, fracasará quien lo suponga».
Miguel Ángel Granados Chapa.


El Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), envía a la familia del Maestro Carlos Montemayor un abrazo fraterno, solidario y revolucionario como lo fue él durante su vida con motivo de cumplirse dos años de su ausencia física, a la Comisión de Mediación, también el mismo abrazo fraterno, solidario y revolucionario a dos años de la pérdida de su hasta ahora irremplazable vocero.

Al mismo tiempo, a todos las organizaciones sociales, populares, obreras, indígenas, campesinas, ambientalistas, a las Ong´s defensoras de los derechos humanos y al pueblo de México todo, porque perdimos a un gran hombre y los exhortamos para que continuemos honrando su memoria con la conjunción de nuestros esfuerzos para enfrentar a este Estado policiaco militar que continúa imponiendo Felipe Calderón Hinojosa.

Superar el duelo por la pérdida de las personas queridas es un proceso que en ocasiones no es posible realizar con la rapidez que se espera. Sin embargo, contribuye a enfrentar el dolor de la ausencia, la actividad creadora para dar continuidad y permanencia a los ideales y compromisos que en este caso el Maestro Carlos Montemayor contrajo con las justas causas que abrazó.

Hoy, ya no está Carlos Montemayor, Don Samuel Ruíz ni Miguel Ángel Granados Chapa y sabemos que fue la muerte quien nos los arrebató, que sus restos mortales descansan protegidos y cuidados por familiares y amigos en el lugar que corresponde a cada uno; pero, cuando la pérdida de un ser querido es resultado de la acción arbitraria de un Estado policiaco militar que cada día se afianza más y que la desaparición forzada, que es un crimen de lesa humanidad la utiliza como práctica cotidiana en contra de sus ciudadanos y sobre todo en contra de quienes son críticos acérrimos del sistema capitalista, defensores de los derechos humanos que se han organizado para exigir, unos, el cumplimiento del supuesto Estado de Derecho y otros, para transformar de manera radical el Estado de Derecho realmente existente, es imposible elaborar el duelo.

Y no es posible elaborar duelo alguno, debido al desconocimiento del paradero de quienes son víctimas del grave delito de lesa humanidad de desaparición forzada porque se desconoce si aún están con vida o han sido ejecutados extrajudicialmente, lo que conduce a las también víctimas sobrevivientes que son los familiares, amigos, compañeros a dirigir sus pasos hacia los caminos tortuosos sin fin como lo son los procedimientos judiciales que obstaculizan la obtención de Justicia y de esto fue plenamente consciente Carlos Montemayor y por ello hasta sus últimos días mantuvo su valiosa participación en la Comisión de Mediación.

Esta es la situación en que nos encontramos quienes desconocemos el paradero de nuestros entrañables seres queridos y compañeros -más de 30 mil familias mexicanas-, que nos ha conducido a una lucha justa, legítima e imprescindible para recuperarlos, porque sabemos de antemano que cuando es el Estado quien comete este crimen cabe la posibilidad de que los mantenga en prisiones militares clandestinas bajo tortura constante en un intento de debilitarlos física y psicológicamente para arrancarles la información que conduciría a sus esbirros a la detención de cada vez más y más compañeros como sucedió ya durante la “guerra sucia” y está sucediendo en el caso concreto desde el 25 de mayo de 2007 de Raymundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, compañeros de lucha y militantes de nuestro partido, así como de Francisco Paredes, Lauro Juárez, Daniela y Virginia Ortiz, muchos luchadores sociales más y miles de ciudadanos mexicanos.

Son múltiples los sentimientos que provoca este acto criminal: enojo, ira, tristeza, odio, impotencia, frustración, indignación y múltiples los caminos a los que conducen: reclamo, denuncia, protesta, movilización, rebeldía, organización y lucha para volver a tenerlos a nuestro lado, ¡todo!, menos la indiferencia, la pasividad, la paralización o la resignación a pesar del acoso, la intimidación, la agresión directa, la represión y las ejecuciones extrajudiciales con las que el Estado policiaco militar mexicano, con Felipe Calderón como aliado y ejecutor del imperialismo norteamericano, revictimiza y castiga a familiares y amigos que han emprendido con una gran dignidad la lucha por saber la verdad de los hechos, porque exista Justicia y terminar con la impunidad que impera en nuestro México.

De nuestra parte, como es sabido, nos hemos mantenido privilegiando la actividad de la Comisión de Mediación (COMED), misma que continúa con su trabajo y en su comunicado del 15 de febrero del año en curso menciona que va a hacer “un nuevo intento de romper la insensibilidad de la parte gubernamental para atender seriamente este caso.” En relación a la ya conocida actitud del gobierno federal, que queremos decir, no esperábamos ni esperamos sea otra, pero que consideramos era imprescindible quedase demostrada palmaria, pública, nacional e internacionalmente.

Sabemos que el Estado policiaco militar mexicano no tiene capacidad ni voluntad para resolver los conflictos sociales ni entablar un diálogo franco con sus víctimas porque su objetivo fundamental es proteger los intereses de la oligarquía transnacional a través de la puesta en práctica de su estrategia contrainsurgente.

Pero, como aún existe un amplio sector que considera que es posible construir la paz en estas condiciones, fue que decidimos recorrer un camino harto conocido por nosotros y cientos de luchadores sociales más, con el objetivo de dejar constancia del esfuerzo realizado y la cada vez mayor imposibilidad con este gobierno de lograr nada que no sea el avance del Estado policiaco militar que cada día se nos impone con mayor severidad en todo el país.

Pero, no todo está perdido. Recordemos que el capitalismo en su fase de imperialismo y con sus políticas neoliberales cava su sepultura al –sin proponérselo- generar la unificación de los pueblos a pesar de sus esfuerzos por mantenerlos divididos y aletargados.

Poco a poco, paso a paso lograremos todos, la unidad, factor indispensable para lograr por medio de todas las formas de lucha la derrota del sistema que ha tratado de conculcar nuestros derechos; nuestra respuesta es la de transformarnos en sujetos revolucionarios del cambio que garantice la permanencia de la humanidad y nuestro planeta y a ello invitamos a todos, a transformarse en sujetos revolucionarios en la trinchera de lucha en la que cada quien se desempeña.

En memoria del Maestro Carlos Montemayor de quien este 28 de febrero conmemoramos el 2° aniversario luctuoso.

¡ESTAMOS PRESENTES!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAÍS!
¡POR LA PRESENTACIÓN DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR! ¡EL EPR TRIUNFARA!


COMITÉ CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

Año 47.

República mexicana, 28 de febrero de 2012.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Carlos Montemayor

2 marzo 2010

De todo lo que se ha dicho de Carlos Montemayor tras su muerte, me quedo, por afinidad de ideas, con lo escrito ayer en EL UNIVERSAL por Laura Castellanos, porque abrevamos de lo mismo.

Tras el alzamiento zapatista en 1994 comenzamos, como muchas otras personas en el país, a hurgar en los anales de la historia no contada de la guerrilla y la guerra sucia en México. Las referencias bibliográficas eran mínimas, los testimonios escasos, los documentos inexistentes.

Sólo Guerra en el Paraíso, de Montemayor, arrojaba algunas luces sobre el movimiento guerrillero de Lucio Cabañas. Estaba narrado en tono de novela –extraordinaria novela-, pero me desesperaba no saber dónde comenzaban los hechos reales y dónde los ficticios.

Aun así fue un libro de cabecera para mi generación, que aprendió a conocer una parte de la historia no contada oficialmente de la guerrilla, de lo que sucedió cuando yo era niño de primaria, de las monstruosidades de un régimen que acalló la inconformidad con una máquina de sangre.

Insistía en su tesis de que la violencia popular tiene su origen en una violencia precedente: la del Estado, la de las injusticias, la impunidad, las de las vejaciones a campesinos, indígenas y obreros.

Desde entonces la figura de Montemayor fue vital para entender ese México bronco que, para nuestra sorpresa, seguía despierto, actuante, clandestino pero vigente: la guerrilla recurrente.

Había que leerlo. Era referencia obligada. Cuando menos en los textos donde abordaba la violencia de Estado y las subversiones: Los Informes secretos, Las Armas del Alba, el mejor relato del asalto al cuartel de Madera, Chihuahua, en 1965. Cada texto suyo en La Jornada era obligado.

No participó activamente en la elaboración de México Armado (editorial ERA), aunque supimos después de su complacencia por el mismo; tanto, que nos honró con la redacción del prólogo de la edición en francés del mismo, que ya está en circulación en el Viejo Continente.

Confieso que no seguí al Montemayor lingüista, ni al poeta, ni al melómano. Su disertación en dos partes sobre la etimología de la palabra “gandaya”, me dio flojera. Me contaron de varias veladas donde él interpretaba arias de ópera y piezas de Manuel M. Ponce, en las que no envidio haber estado.

Sin embargo, creo que la mejor enseñanza que dejó no quedó por escrito. Fue intangible y se materializó desde el viernes pasado en que se anunció su deshaucio. Su congruencia humana e intelectual, capaz de hacer que amigos y enemigos doblaran su cabeza ante su féretro.

Se hizo respetar por propios y ajenos. Pocos mexicanos han sido capaces de despertar esta genuina emoción aguda de pérdida y reflejarla en público y en privado; lo mismo en medios de comunicación alternativos que en la gran prensa comercial; lo mismo de socialdemócratas que de rebeldes alzados en armas.

Sin dinero, sin agencias de relaciones públicas, a puro golpe de ideas y congruencia ideológica se forjó una presencia de hombre recto que ya muchos quisieran –quisiéramos- en este país.