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domingo, 3 de mayo de 2015

EPR: El grupo guerrillero más antiguo de México y América Latina.

 

 La historia del EPR

Al sur de México, en la Oaxaca de los años sesenta, a un pequeño grupo de jóvenes que por lamañana trabajaban como burócratas en la Secretaría de la Reforma Agraria y por la tarde formaban parte de la Liga Leninista Espartaco (LLE),
los sueños revolucionarios de la década se les metieron en la cabeza. Buscaron campesinos para asesorarlos en la lucha por la tierra, reclutaron estudiantes para tareas de agitación y empezaron la organización de obreros y colonos inspirados en los aires de la doctrina de liberación nacional, que por entonces recorrían América Latina. El triunfo de la revolución cubana en 1959 y la guerra estadunidense inicia
da en Vietnam en 1964 fueron el telón de fondo para la creación de su organización clandestina que, casi medio siglo después, continúa operando bajo el nombre de Ejército Popular Revolucionario (EPR), el grupo guerrillero más antiguo de México y del continente americano junto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En sus 47 años de historia, la organización político-militar que, en contraste con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), fue definida por el gobierno del PRI e incluso por analistas independientes como “la guerrilla mala”, tuvo otros dos nombres antes de usar el de EPR. Los jóvenes que fundaron el grupo —en buena parte miembros de la familia Cruz Sánchez, originaria del centro histórico de la ciudad de Oaxaca— inicialmente lo nombraron Organización Revolucionaria Clandestina (ORC).

“Un poco más de historia”


Un extenso e inusual documento emitido por la Comandancia General del grupo, titulado “
Un poco más de historia”, relata el origen y el transcurrir de la agrupación armada, cuyo histórico hermetismo le ha permitido seguir operando en el país, como sucedió de forma notoria en 2007 y 2008, cuando realizó una serie de actos de sabotaje contra instalaciones de Pemex sin que, hasta la fecha y pese a los amagos públicos del presidente Felipe Calderón, haya sido detenido uno solo de los participantes. En la acción exigían la presentación de sus militantes desaparecidos, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez, éste último hermano de Tiburcio Cruz Sánchez, fundador y actual líder eperrista.

Los otros fundadores del grupo armado, que hoy tienen poco más de 60 años, desde sus primeros días guerrilleros tuvieron como táctica relacionarse con la mayor cantidad posible de luchas sociales del sur del país, aunque desde entonces preferían permanecer detrás de los reflectores, “
o sea sin aspavientos ni actitudes histriónicas, sin importar que los que estaban a la cabeza de sus organizaciones se llevaran el prestigio y las palmas”. Su objetivo era sembrar las semillas de la revolución al organizar el descontento que existía. El grupo comisionaba a ciertos militantes para estar en cualquier movimiento que surgiera, sin importar que fuera del Partido Comunista Mexicano (PCM), la LLE u otras organizaciones.

Uno de sus primeros éxitos dentro del mundo de la izquierda subterránea fue el haber impulsado la
Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), en Guanajuato, estado en el que, debido a la importante ascendencia de los cristeros, algunos dirigentes comunistas del Distrito Federal creían que no se podía hacer nada.

Sin embargo, el núcleo eperrista pudo hacer mítines, manifestaciones, recolectar dinero por medio de boteo y ayudar a que crecieran organizaciones juveniles de izquierda en el Bajío, algo tan sobresaliente como ver orquídeas en el desierto. En otros estados pudieron adquirir posiciones de influencia en federaciones estudiantiles, donde reclutaron a nuevos miembros que aunque públicamente se asumían como priistas les decían a los eperristas que ellos iban a transformar al PRI desde dentro, lo cual hizo que se ganaran el apodo de Los dentristas.

Los jóvenes guerrilleros viajaban por todo el país y se sumaban a luchas en las que veían la posibilidad de esparcir la semilla revolucionaria. El primer movimiento importante en el cual participaron fue uno acontecido en la Universidad Nicolaíta de Michoacán, donde pudieron establecer nuevos contactos en escuelas normales rurales y universidades públicas. En esos días, el líder
Efrén Capíz fue aprehendido, por lo que los eperristas, mediante la CNED, organizaron una Marcha de la Libertad que partió de Dolores Hidalgo, Guanajuato, en la que demandaban su libertad. Los manifestantes avanzaron hasta Valle de Santiago, donde el Ejército los esperaba. Los soldados se abalanzaron sobre ellos y los subieron a decenas de autobuses. Los trasladaron a cuarteles militares y, entre amenazas y cachetadas, les tomaron sus datos y luego los dejaron en libertad.

En esa ocasión, los eperristas fueron reprimidos no sólo por los soldados, sino también por sus propios compañeros de marcha, quienes los increparon por repartir las tesis de
Ernesto Che Guevara entre los manifestantes. Tras abandonar la prisión, los jóvenes eperristas sostuvieron una reunión con la cúpula del PCM, en la cual los dirigentes se burlaron de ellos llamándoles anarco-castro-guevara-aventureros. La separación de los eperristas de los sectores de la izquierda más conocida (que hoy forman parte del PRD o apoyan al EZLN) comenzó allí, y se ahondó luego de Tlatelolco en 1968, cuando los eperristas ya eran catalogados como “ultras”. El núcleo se refugió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y trató de aumentar su presencia en las universidades de Oaxaca, Guadalajara, Morelia y Sinaloa. Cuando se incrementó la represión tras 1968, los eperristas tuvieron que dejar las universidades y se fueron a trabajar en pequeñas comunidades rurales, en muchas de las cuales aún cuentan con un respaldo que ha permitido que ninguno de sus dirigentes fundadores sea detenido.

Los setenta: Surgimiento de la ORCUP


En los años setenta, el núcleo eperrista se alió con otro pequeño grupo de nombre Unión del Pueblo, en el que había jóvenes que se pronunciaban por la lucha armada.
La Organización Revolucionaria Clandestina pasó a ser la: Organización Revolucionaria Clandestina-Unión del Pueblo (ORCUP). En esta nueva fase formó el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y enfocó su trabajo en repeler organizadamente a grupos paramilitares de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y en la creación de bufetes jurídicos populares para asesorar legalmente a campesinos. En ese entonces, en el mundo de la izquierda subterránea, los eperristas ya no eran tildados de “ultras”, sino como “policías de la CIA”. Un grupo llamado Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) formó un comando para asesinar a los fundadores eperristas, aunque nunca lo consiguió. Ante la persecución gubernamental y la de otros grupos subversivos, los eperristas apuntalaron todavía más su vida clandestina: sus integrantes fueron acusados de ser miembros infiltrados del ORCUP, como si efectivamente fueran agentes enemigos pertenecientes a la CIA.

La Liga Comunista 23 de Septiembre, la agrupación más consolidada de esa década, determinó en su momento que los eperristas tenían que ser ajusticiados por ser una tendencia “campesinista” y por colaborar con la policía. Para revertir esto, los eperristas buscaron al dirigente de la Liga, Ignacio Salas Obregón, Oseas, con quien fumaron la pipa de la paz.

A la par, mediante el nombre de
ORCUP los eperristas alentaron el desarrollo de escuelas populares. Entre los militantes más destacados que murieron en esa década se encuentra Joel Silva Aréstegui, apodado El Panterita, torturado, asesinado y desaparecido. Otros fueron Gastón Erudiel y Ricardo Pérez Hernández, muertos en diferentes circunstancias. Fue en estos años cuando los eperristas montaron la mayoría de sus escuelas de educación política militar, a donde asistían tres o cuatro organizaciones y grupos.

A finales de los setenta, los eperristas se reunieron con otro grupo de guerrilleros que habían estado al lado de
Lucio Cabañas cuando éste cayó durante un enfrentamiento con el Ejército en las montañas de Guerrero. Aunque habían militado en las filas del grupo de uno de los líderes míticos de la guerrilla contemporánea en México, los integrantes del Partido de los Pobres desconocían lo que era un lineamiento político y el estudio de la filosofía marxista. De acuerdo con los fundadores eperristas, les dieron sus documentos para que los leyeran y discutieran un proyecto en común. Al final, varios de los guerrilleros campesinos se sumaron al núcleo eperrista.

Los ochenta: Nacimiento del PROCUP-PDLP


En 1981 se dio la integración formal de los colaboradores de
Lucio Cabañas al EPR. Esto se dio a conocer en una entrevista con el periodista Mario Menéndez Rodríguez, de la revista ¡Por esto!, en la cual los eperristas se presentaron ya no como una organización sino como un partido. Así como aumentaba el número de sus integrantes, crecían las siglas que los identificaban: Partido Revolucionario Obrero Clandestino-Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP- PDLP).

Pero siguieron siendo satanizados. “
Decían que no existíamos, haciendo eco de ello la mayoría de los medios de difusión conjuntamente con los articulistas; los que nos calumniaban no sólo nos difamaban sino también destruían nuestra propaganda en las manifestaciones, acusándonos hasta de sus propias desgracias personales; pero ahí estábamos”. En este proceso, los eperristas acusaron al resto de los miembros de la izquierda radical de oportunistas. “Muchos de ellos lo fueron y el tiempo nos dio la razón”.

Durante las insurrecciones de Nicaragua y El Salvador, los eperristas apoyaron no sólo con presencia sino también discutiendo con sus representantes sobre estrategia y táctica militar y política. Pero también exportaron a Centroamérica sus desencuentros con la izquierda. En El Salvador se pelearon con las Fuerzas Populares de Liberación debido al asesinato de
Mélida Anaya Montes, la Comandante Ana María, y del suicidio de Salvador Cayetano Carpio, el Comandante Marcial, así como por el nombramiento de un miliciano de nombre

Los noventa: Surgiemiento del  EPR y las diásporas


A principios de los noventa, los eperristas decidieron concentrar sus esfuerzos revolucionarios en Guerrero. Militantes de distintas partes del país fueron enviados a reforzar la lucha que se daba ahí, y lo que encontraron fue una gran falta de trabajo político en las zonas rurales, así como violaciones sistemáticas de los lineamientos del grupo por parte del comisionado nacional y de un dirigente del comité estatal. De acuerdo con los fundadores eperristas, las comunidades no estaban estructuradas, las columnas guerrilleras estaban separadas de las comunidades y pocas familias colaboraban con ellos. Durante esta etapa se empezaron a dar choques entre los eperristas enviados y los locales de Guerrero, que de acuerdo con los fundadores fueron “resultado de una forma sociológica de ser y del nulo trabajo de formación política e ideológica”.

Pese a ello se empezó a levantar el trabajo y se fue desarrollando el lineamiento de la comandancia eperrista, a la vez que se organizó a pueblos enteros y se implementaron normas estrictas de clandestinidad. El primero de enero de 1994, el alzamiento del EZLN en Chiapas no tomó por sorpresa a los eperristas, ya que desde años anteriores los zapatistas ya eran conocidos por la base del EPR. Proletario, el periódico clandestino del grupo, se repartía en comunidades indígenas y, según los fundadores eperristas, fueron unos militantes de la organización los que derribaron la estatua de Diego de Mazariegos en Chiapas, conocido como el gran acto público que precedió el alzamiento armado de los zapatistas.

Como dictaba la línea original eperrista, el grupo hizo algunas acciones armadas en apoyo a los zapatistas con el fin de detener la ofensiva militar del Ejército mexicano, pero en los meses siguientes el subcomandante Marcos se desmarcó del grupo. “¡Oh, paradoja! nuestra solidaridad no fue bien recibida; tampoco nos quisieron, nos regañaron, y como perritos pateados, para no provocar un mayor ensoberbecimiento en su actitud, no continuamos, porque como siempre —y ya tendrán la oportunidad de leerlo en las entrevistas— a veces nos hemos pasado de... bondadosos”. Cuando los zapatistas convocaron a la Convención Nacional Democrática, algunos eperristas que llegaron a Chiapas no fueron bienvenidos. Se les acusó de lucrar con el nombre del EZLN.

Al año siguiente, los eperristas aceleraron el proceso de organización en Guerrero, luego de que la policía estatal asesinó, el 28 de junio de 1995, a 17 miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), que no eran militantes pero que simpatizaban con la causa.

Poco tiempo después el grupo cambió de nuevo su nombre: de Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP-PDLP), se convirtió en el Ejército Popular Revolucionario (EPR). Algunos consideraron que era la oportunidad de intentar borrar la historia negra del grupo y estar en la cresta de la ola, en los medios, con los intelectuales, analistas y académicos; otros argumentaron que habían quedado en la orfandad supuestamente teórica desde la caída del muro de Berlín y de la URSS, y decían que no debía mencionarse la palabra “socialismo”.

Lo que sí acordaron fue el cambio de nombre, con el objetivo de “engañar al enemigo y para que el pueblo creyera realmente lo que estábamos planteando”. De acuerdo con los fundadores eperristas, se inventó que el EPR era la alianza de 14 organizaciones, cuando en realidad eran las estructuras del PROCUP-PDLP.

El 28 de junio de 1996, un año después de la masacre de Aguas Blancas, se hizo la presentación pública del
EPR, y el 28 de agosto de ese mismo año el EPR lanzó una ofensiva fracasada en Oaxaca y Guerrero. Para justificar esta derrota, que provocó detenciones y represión en regiones donde tenían amplia base social, los fundadores eperristas literalmente dicen: “En el transcurso del desarrollo de los planes partidistas se empieza a descubrir que algunos responsables de los estados mentían porque —dentro de su lógica— según la cantidad de supuestos cuadros que tenían eran sus necesidades y las teníamos que satisfacer, se descubrió que algunos de éstos estaban satisfaciendo sus necesidades personales y que no vivían de una manera austera o como algunos otros compañeros que casi vivían miserablemente, sino que su vida la satisfacían con la francachela, amén de otras situaciones de corrupción. Eso va agudizando la crisis porque para esconder todo esto se amparaban en una supuesta posición política, por la facilidad que había dado el partido de ampliar el comité central, pero la mayoría de los integrantes no respondía a tener la capacidad ni la disposición de serlo, creyendo que al serlo iban a tener prebendas y desahogos económicos, pero al estar dentro del CC, ven el trabajo, el esfuerzo, la discusión y la disposición de trabajo y se amparan en una supuesta intención de horizontalidad para poder hacer, sin consultar a nadie, situaciones que se podían hacer, siempre y cuando participara la seguridad del partido (su inteligencia), y va haciendo cada quien lo que le satisface personalmente, violando principios hasta llegar a ‘ajusticiar’ a personas que creyeron eran policías”.

El fracaso de la ofensiva derivó en una crisis interna y en la primera diáspora importante del eperrismo: Jacobo Silva Nogales, el Comandante Antonio, abandonó la organización junto con otros dirigentes eperristas de Guerrero, con quienes fundó el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), el cual se quedó con el control de comunidades guerrerenses y oaxaqueñas. El siguiente éxodo importante del eperrismo empezó en 1999, cuando un grupo de los militantes mejor entrenados militarmente decidió crear una corriente independiente dentro del EPR bajo el nombre de Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR); pero en los dos años siguientes la tensión aumentó y el grupo, conformado por cerca de 50 miembros conocidos en la izquierda subterránea como Los Rambos de la guerrilla, dejó definitivamente el eperrismo.

Conforme ha pasado el tiempo, tanto el ERPI como la TDR se han acercado más a las posiciones del EZLN y el poder popular, al grado de que en 2006 anunciaron que se sumarían a “La otra campaña”. En tanto el EPR, en diversos comunicados emitidos en 2005 y 2006 y de cara a los comicios presidenciales, expresó un reconocimiento especial a Andrés Manuel López Obrador y se pronunció a favor de que los grupos guerrilleros estuvieran en donde están las masas. Pero una de las diferencias notorias entre los eperristas y la TDR es la realización de asaltos y secuestros como parte de la táctica guerrillera: mientras que los eperristas rechazan en sus documentos estas acciones, el grupo escindido las reivindica, e incluso se le atribuyó el plagio de Diego Fernández de Cevallos, lo que provocó que el último comunicado emitido por el EPR en 2010 fuera una crítica indirecta a la TDR por el uso de dicha táctica.

Gloria Arenas Agis, quien formó parte del EPR y luego de la fundación del ERPI, relata en el libro de John Gibler México rebelde —que publicará Random House-Debate en julio de este año— que la escisión eperrista se debió, entre otras razones, al discernimiento entre “grupo” y “movimiento” armados. Arenas, quien llegó al EPR como parte del grupo que trabajaba en Guerrero, equipara lo vivido por su equipo con lo que el subcomandante Marcos dice sobre el EZLN: “Uno llega de vanguardia a elevar la conciencia de la gente, y la gente se va a unir a ti, tú eres la vanguardia; tú vas a guiar a la gente y a tomar el poder. Esto choca con las comunidades indígenas y sus tradiciones de democracia comunal, y también choca con los movimientos sociales que han enfrentado asesinatos y desapariciones y que ‘siguen’ peleando sin doblegarse ante el miedo. Teníamos que cambiar nuestra idea de que los movimientos sociales son formas inferiores de lucha y que los movimientos armados son formas superiores de lucha; y teníamos que cambiar nuestra idea de que los movimientos armados iban a aparecer en escena para guiar a los movimientos sociales”.

Sobre sus antiguos aliados, los eperristas anotan: “La unidad fortalece, pero esa unidad es sobre discusiones, sobre argumentos, porque no podrá ser por rencores, y eso que nos han tratado de lo peor, porque también tenemos muchos compañeros asesinados, porque nuestros indígenas no desean que les paguen el maltrato o el racismo, ellos se han estado ganando un lugar con sus principios y con sus capacidades para que sean respetados, porque se han dado cuenta que no todos sus usos y costumbres son adecuados, que aunque hayan sido catequistos —como decimos entre nosotros— no son ángeles ni querubines porque no somos absolutamente puros, ya que estando dentro de un sistema como el nuestro, también existen los que se enriquecen a costa de su propia gente, abigeos y un sin número de actos delincuenciales porque se les ha hecho más fácil adoptar los vicios del capitalismo que luchar contra él”.

En uno de los tramos finales de su escrito “Un poco más de historia”, los eperristas, “la guerrilla mala”, destacan: “Violamos un principio fundamental de nuestro lineamiento político porque antes de tener una actitud ante el enemigo, valiente y capaz, debemos tener una actitud ante la vida, para transformar al mundo tenemos que transformarnos nosotros mismos en cada uno de nuestros actos de la vida cotidiana, y eso intentamos, y decimos intentamos porque el revolucionario solamente se sabrá si lo es o lo fue, hasta el último suspiro de su vida”.

Esta nueva guerra entre eperristas y sus antiguos camaradas podría añadir más violencia a la que existe actualmente.





Tomado de  http://www.expresiontotal.com/periodismo-digital/epr-el-grupo-guerrillero-mas-antiguo-de-mexico-y-america-latina/itemid-215

miércoles, 17 de febrero de 2010

Guerrillas horizontales y verticales

Jacobo Silva, ex comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y ex preso político acaba de explicar en Oaxaca la diferencia entre su visión de la guerrilla en el México del siglo XXI y la del resto de organizaciones que componen el movimiento armado socialista mexicano.

De acuerdo con información del portal Kaos en la Red, en una plática que concedió ayer en las instalaciones de la Sección 22 del magisterio oaxaqueño Silva Nogales dijo que “la lucha armada se justifica donde quiera que haya represión y que no se respete la voluntad popular, donde se haga fraude a quienes optan por la lucha legal“.

“Sin embargo, remarcó que la lucha armada tradicional, con la visión que plantearon las guerrillas de los años 70 y 60, ya no es válida y agregó que la propuesta que él y su compañera y ex guerrillera Gloria Arenas proponen es la del poder popular, la que no valida la necesidad de una vanguardia, la que habla de funcionar de forma horizontal, de tomar el poder para generar los cambios radicales en la sociedad.

El ex guerrillero teorizó al señalar que para él existen cuatro formas de lucha social:

1.-La primera, dijo, es la de la lucha armada desde la visión tradicional que se usó desde los años sesenta en América Latina, con una vanguardia militar.

2.-La segunda es la lucha armada pero desde la visión de lo que llamamos el poder popular, que otros llaman autonomista. Es la que concibe la lucha desde la consigna zapatista de “mandar obedeciendo”.

3.- Dentro de la lucha electoral está la vía de los partidos políticos con una visión de socialdemocracia que no busca un cambio radical sino un cambio político superficial. Donde participarían el PRD y aun AMLO y su movimiento.

4.-La última opción es la de la toma del poder para una transformación radical y profunda, al menos como planteamiento, que se efectúa en Sudamérica. Aunque la nota original no aclara si el ex guerrillero se refiere a los casos de los gobiernos de Evo Morales y Hugo Chávez, o a movimientos insurgentes de nuevo corte.

Jacobo se dijo partidario del poder popular, que “espera la toma del poder para realizar los cambios, sino que hay que hacerlos desde el proceso de la lucha“ y no depende de un partido político o un grupo compacto de dirigentes para llevarla a cabo.

Mencionó que la propuesta de poder popular la encontraron él y su compañera Gloria Arenas durante su militancia en el ERPI, pues “la necesidad misma nos va obligando, porque al llegar a la población campesina e indígena, conocimos esa forma de relacionarse entre los pueblos indígenas y nos obligó a modificar la concepción, porque se trataba de ya no llegar a ordenar, de no llegar con la propuesta acabada sino a consultar a la población y a actuar conforme esa gente deseaba actuar”.

“La necesidad de incorporar a grandes sectores de la población fue lo que también nos hizo cambiar y creo que para bien porque fue entonces que tuvimos más presencia y nuestra seguridad estuvo garantizada en el monte”, dijo Jacobo Silva.

Aquí es claro su rompimiento con el Ejército Popular Revolucionario (EPR) que sí reivindica un proceder de guerrilla tradicional, donde es una vanguardia política y militar la que va dictando la línea de la lucha, con la idea de ir haciendo pueblo, acumulando fuerzas y sumando a la población a su ideario hasta ir modificando la relación de fuerzas con el Estado e ir pasando de una guerra de posiciones a una de movimientos, que es la base de la Guerra Popular Prolongada.

Aquí está la clave de la ruptura del comité estatal guerrerense del EPR, al que pertenecían Jacobo y Gloria, con el mando central eperrista. Buscaron una organización que se relacionara horizontalmente con el pueblo y no una que estuviera articulada de manera vertical. Fundaron el ERPI.

Tan opuestas formas de concebir la lucha armada pareciera propio de un prurito academicista, pero en realidad explica que las divisiones al interior de los movimientos radicales mexicanos no son menores, y les han impedido sumar un frente guerrillero unido.

De un lado están los que quieren primero tomar el poder y luego instaurar el socialismo y la justicia social, y otros que buscan ir haciendo la revolución desde abajo, aun cuando no hayan entrado a una fase armada franca, transformando conciencias y tomando decisiones de manera colectiva y, hasta donde se pueda, mucho más democráticas y auténticas del sentir popular.

Si a eso se agrega que otros grupos subversivos, como los anarquistas, por ejemplo, no buscan tomar el poder sino diluirlo en favor de una propuesta radicalmente libertaria, entonces estamos frente a un mosaico de proyectos de nación, a cual más de diverso que hacen de la radicalidad mexicana de 2010 más un anhelo que un logro.

martes, 9 de febrero de 2010

Guerrero: ¿la contrainsurgencia “buena”?

07-enero-2010
Los últimos días de diciembre hubo una reunión de diferentes dependencias del gobierno guerrerense donde se comprometieron a canalizar recursos y acciones emergentes en 21 municipios de la Montaña, Costa Chica, Zona Centro y Sierra de Guerrero para tratar de evitar el resurgimiento de la guerrilla y la incorporación de civiles a los grupos armados o del crimen organizado.
A dicho encuentro, que habría sido convocado por el titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, Juan Heriberto Salinas Altés -¿por qué no por el gobernador Zeferino Torreblanca?- habrían asistido los responsables estatales de la Secretaría de Desarrollo Social, de los Servicios Estatales de Salud, de la Secretaría de la Juventud, Desarrollo Rural , Finanzas y la Semujer.
Ahí dicen que se expuso la necesidad de atender a los municipios que de alguna manera representan un “foco rojo” para el surgimiento de movimientos de tendencia radical. Entre los “focos rojos” ubicados, se encuentra la Costa Grande, en la que surgió el Ejército Popular Revolucionario (EPR) durante la segunda mitad de la década de los noventas, la Costa Chica en la parte que colinda con la Montaña, en la que surgió el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y la Sierra de la Tierra Caliente, en donde operaba la célula que encabezaba Omar Guerrero Solís, alias el “Comandante Ramiro”, quien fue asesinado durante los primeros días de enero del año pasado.
Los riesgos de brotes de violencia se tratan de conjurar vía las denominadas “brigadas de bienestar comunitario”, que impulsan de manera conjunta la Sedesol, Semujer, SSPyPC, Sejuve y diferentes dependencias del gobierno federal.
Es una especie de contrainsurgencia no armada (mala) sino asistencialista (buena) en los 21 municipios más pobres de Guerrero, los cuales están ubicados entre los 101 más marginados del país. Los corredores que mayor preocupación generan, se encuentran ubicados en la ruta que va de Vallecitos de Zaragoza hacia Heliodoro Castillo, en lo que se refiere al lado de la sierra; en tanto que por el lado de Montaña-Costa Chica la ruta más complicada va de Ayutla hacia Cualac.
Los municipios con mayor índice de pobreza y sobre los que se trabaja con la aplicación de recursos adicionales son: Acatepec, Alcozauca, Ahuocotzingo, Atlamajalcingo del Monte, Atlixtac, Cochoapa, Heliodoro Castillo, Copalillo, Atoyac, Iliatenco, Hueycantenango, Malinaltepec, Metlatónoc, Pedro Ascencio de Alquisiras, San Miguel Totolapan, Tlacoapa, Xochstlahuaca, Zapotitlán Tablas y Zitlala.
La pregunta es: ¿con eso alcanza?, ¿por qué no ir a la raíz de la pobreza? El problema es mayor, de modelo económico de acumulación, de distribución de la riqueza, que no es de este año o de la crisis financiera para acá. ¿El asistencialismo revertirá en un año una situación social que se ha descompuesto por décadas?
Segob y el EPR
Quizá con la misma lógica de pretender desactivar guerrillas en año bicentenario, ayer, Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación llamó al Ejército Popular Revolucionario (EPR) y a la Comisión de Mediación (Comed) que integran representantes de la sociedad civil del ámbito académico e intelectual a reanudar el diálogo suspendido desde hace casi un año para buscar el esclarecimiento del caso de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, desaparecidos en mayo de 2007.
La dependencia hizo alusión para ello al comunicado que el pasado 13 de diciembre emitió el Ejército Popular Revolucionario en el que pidió a los miembros de esa comisión reintegrarse y reanudar sus trabajos.
Ya habíamos comentado aquí que, de acuerdo con una comunicación que difundió la Comed, los integrantes de dicha comisión estarían por reunirse entre los días 5 y 8 de enero para evaluar si tiene sentido reanudar sus trabajos.
Entrevista a ex dirigentes de ERPI
Recomiendo esta lectura. Jacobo Silva Nogales y Gloria Arenas hablaron esta semana al periódico El Sur sobre la lucha armada. Parte 1 y parte 2
Habla Conspiración de fuegoTampoco se pierdan la entrevista que la periodista Lydiette Carreón le hizo en su blog al grupo anarquista Conspiración de Fuego, sobre la escalada de acciones anarquistas el 1 de enero de este año.
¿Y el MAN?El 1 de enero de 2009, el Movimiento Armado del Norte le declaró la guerra al gobierno federal mediante un comunicado. Aquí le dimos seguimiento a este sui generis grupo que decía no ser una guerrilla tradicional, sino actuar infiltrando al gobierno federal para sabotearlo desde adentro.
Poco tiempo después alardearon de haber derribado un helicoptero de la Conagua, en una acción poco probable, lo que hizo dudar de su seriedad.
¿Qué ha sido de ellos? Nada hemos vuelto a saber.