El viernes pasado se difundió por la televisión abierta estadounidense el programa Dateline, de la cadena NBC, en el que se aborda el tema del secuestro de Eduardo García-Valseca, heredero del coronel José García Valseca, quien fuera fundador de la Organización Editorial Mexicana, que edita el periódico El Sol de México.
Eduardo fue secuestrado por un comando armado el 13 de junio de 2007 en San Miguel de Allende, Guanajuato, junto con su esposa Jayne Rager. Los golpearon a ambos y a ella la dejaron en libertad para negociar el rescate.
Jayne buscó apoyo del entonces embajador de EU en México, Tony Garza y de un negociador privado, Félix Batista. No consiguió nada. Se acercó a la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), dependienet de la Secretaría de Seguridad Pública, encabezada por Genaro García Luna, quienes todo el tiempo le aseguraron que su esposo había sido secuestrado por un núcleo guerrillero del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Pasaron siete meses de zozobra. Al incumplirse un plazo de entrega de dinero, los plagiaros le dispararon dos veces en la pierna izquierda y una en el brazo del mismo lado.
Fue liberado el 24 de enero de 2008 tras el pago de un cuantioso rescate cuya cifra la familia mantiene en secreto. Nadie fue arrestado. Eduardo y Jayne se fueron del país.
Hasta ahí hubiera quedado el tema, si no es que el 12 de agosto del año pasado, Eduardo y Jane hablaron de su secuestro para el Washington Post, hablando del clima de inseguridad que priva en México y de lo falso que es la campaña de propaganda del gobierno federal que afirma que se combate el crimen de frente y con decisión.
Señalaron que su intención de hacer tales declaraciones es porque aman a México y desean que esta situación de terror termine.
El reportaje del fin de semana pasado en la NBC va en el mismo sentido, aunque con el agregado de que un equipo de reporteros vino en febrero pasado a la ciudad de México a entrevistar funcionarios, analistas y testigos de los hechos, para tratar de entender lo que pasó en el caso concreto de Eduardo y cuál es el estado del secuestro como fenómeno delincuencial en el país.
Se fueron con más dudas que certezas. De hecho, uno de los temas que resultaron quedar más endebles fue el de las pruebas de que fue el EPR quien plagió a García Valseca, ya que sólo se cuenta con la palabra de la autoridad, pues los secuestradores en ningún momento se identificaron ante Jayne, ni difundieron comunicado político alguno.
Al parecer todo lo que hay es que se encontró dentro del jeep del secuestro un martillo, que un agente dedujo era la marca “que dejan en sus secuestros los comunistas o socialistas de hoz y martillo”, como lo son los guerrilleros.
Si hay más pruebas de que fue una acción de financiamiento guerrillera, la familia nunca ha tenido acceso a ellas. Los periodistas tampoco. Sólo se cuenta con la afirmación oficial, sin más detalle, de que ellos fueron, lo que se ha vuelto la verdad oficial. Punto.
Es un hecho que tradicionalmente las guerrillas mexicanas han secuestrado a sus enemigos de clase, empresarios y funcionarios, para financiar sus acciones. Pero, ¿qué pasó en este caso?
Seguiremos analizándolo acá el miércoles próximo.
lunes, 8 de marzo de 2010
EPR y Eduardo García Valseca (1)
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