miércoles, 25 de julio de 2012

"Subcomandante Marcos, del EZLN, tendría cáncer": Luis H. Álvarez


(Tomado de diario Milenio, México, 25/jul/12)


El subcomandante Marcos está enfermo de cáncer de pulmón y para recuperar su salud solicitó apoyo del gobierno federal, revela Luis H. Álvarez, ex coordinador para el diálogo y la negociación en Chiapas, en su libro Corazón indígena. Lucha y esperanza de los pueblos originarios de México, de próxima publicación.

En esta obra, editada por el Fondo de Cultura Económica y de la cual MILENIO posee un fragmento, el panista narra cómo una mañana de 2010, en el aeropuerto Ángel Albino Corzo, en Chiapas, Jaime Martínez Veloz, entonces representante del gobierno chiapaneco en la Cocopa, reveló la enfermedad del subcomandante.

“Su amigo Marcos está muy enfermo, tiene cáncer, y necesita su ayuda” , le habría dicho en voz baja y días después se lo confirmaría en un nuevo encuentro en la Ciudad de México.

En su obra reflexiona que no es difícil suponer que en las condiciones de vida que conlleva la autoimpuesta clandestinidad, la salud de Marcos se haya deteriorado, pues es conocida su afición al tabaco “y es poderoso enemigo”.

El líder zapatista, abunda, pudo haberse afectado también física y moralmente por el súbito y lamentable fallecimiento de su madre, María del Socorro Vicente González, acaecida a finales de 2009 por un infarto que la fulminó en el aeropuerto del DF.

“Solo la gravedad de la enfermedad padecida por Marcos puede explicar esa inesperada solicitud de apoyo al gobierno federal, para lo cual, al poco tiempo, a fin de darle cauce, conocí y establecí comunicación frecuente con Rosemberg López Gómez, (a) Enrique, y Jaime Jiménez Álvarez, (a) Porfirio, dos enlaces indígenas zapatistas designados para tal efecto”, relata.

Al recordar el encuentro con Martínez Veloz, señala que “Jaime me confirmó que Marcos estaba grave, que padecía cáncer en los pulmones y necesitaba recursos para su atención, pero que en esa circunstancia, más allá de su propia persona, sobre todo, le calaba “en el corazón” —y en la conciencia, creo yo— ver que las comunidades indígenas integradas por bases de apoyo del EZLN sufrían aún marginación y pobreza, por la “resistencia” a la que se les había convocado y que, por tanto, pedía que pudiera yo visitarlas para conocer sus necesidades y ver que se les apoyara”, señala el texto.

“Hay versiones en el sentido de que esa amistad había comenzado en la adolescencia, cuando Marcos sólo era Rafael Sebastián Guillén. Además (en forma similar a mi caso, aunque, desde luego, en otros frentes), desde el inicio del movimiento encabezado por el EZLN se había mantenido ligado al tema, trabajando en diferentes circunstancias y relacionado con los zapatistas”’ explica.

Sobre el movimiento zapatista dice que tras haber tenido un alto nivel de posicionamiento político nacional e internacional desde 1994, al colocar de manera exitosa el tema indígena en la agenda política y mediática, el EZLN registró su mayor fortaleza entre 1994 y 1996 y, en particular, en 2001.

No obstante, explica, su reiterada negativa al diálogo y a la firma de un acuerdo de concordia y pacificación derivó en las comunidades indígenas, en una paulatina deserción de sus filas.

Recuerda que desde 1996, el movimiento zapatista había anunciado su decisión de ejercer en los hechos, de manera unilateral, un proyecto de autonomía, “aplicando los Acuerdos de San Andrés”, lo que pretendió llevar a cabo en su “zona de influencia”, con la creación en 2003 de sus Juntas de Buen Gobierno, aglutinadas en cinco Caracoles.

Indica que la falta de recursos para el ejercicio real de gobernabilidad y la paulatina disminución de apoyos llevó a las comunidades zapatistas, instruidas por la comandancia zapatista, a una “resistencia”, que significó la no aceptación (por lo menos pública) de apoyos gubernamentales, lo cual incrementó la deserción y la proliferación de microacuerdos de las comunidades aun filiales al EZLN con las autoridades constitucionales, sobre todo municipales y estatales.

“Luego de haber tenido fuerte presencia y concentrado, para bien y para mal, la imagen del zapatismo, el discurso y la imagen del subcomandante Marcos vinieron a menos. El drama personal que vivió desde entonces, signado por largos periodos de silencio, solo él lo conoce a cabalidad. En el escenario mediático y político, el EZLN también se vio disminuido en el interés de muchos, no así en quienes pensamos en la plena validez de su demanda de justicia para los pueblos indígenas”.



http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/461ea701751e5eaa7ca6a4ab35e5fff2

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