jueves, 7 de julio de 2016

Presentarán edición de bolsillo de "México Armado" Crónica de la guerrilla en México 1943-1981


Las FARC y nuestros grupos guerrilleros: por Alejandro Jiménez

23 junio 2016

Cuando hoy las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmen con el gobierno colombiano el fin del conflicto armado, estarán notificando a Colombia y a sus tropas el fin de las FARC como guerrilla. El acuerdo acaba con una guerra de 52 años que enfrentaron 11 presidentes y 13 gobiernos desde 1964.

¿Esto qué representa para los grupos armados que se mantienen activos en América Latina, sobre todo en México? Equivale a lo que en su momento también fue para ellos la desaparición de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín: no su fin automático, pero sí un fuerte momento de reflexión sobe la pertinencia de la vía armada para combatir al Estado burgués con el esquema de guerra de guerrillas al estilo Che Guevara.

Grupos guerrilleros como el Ejército Popular Revolucionario (EPR), que datan de aquellos mismos años sesenta, con siglas que han ido de la Unión del Pueblo al Procup, han vivido las transformaciones de un mundo que ha ido a contracorriente de lo que pregona su programa revolucionario: el ideal de un gobierno comunista encabezado por la clase trabajadora, tras una guerra armada que enfrente a la clase en el poder con la obrera.

Aun así estos grupos se mantienen en la lucha, o cuando menos en la clandestinidad, con una base social limitada a algunos miles de simpatizantes, realizando esporádicas acciones armadas para financiarse, emitiendo encendidos comunicados antisistémicos y esperando el momento idóneo en que existan las condiciones sociales para lanzarse a la ofensiva final, que no se ha dado en 50 años.

Cuando cayó el Muro, en 1989, los grupos guerrilleros mexicanos de corte socialista se encontraban ya debilitados y encapsulados en las regiones más pobres del país: Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas. Aunque fue en este último estado donde se daría en 1994 el alzamiento indígena zapatista, con 10 días de enfrentamiento armado contra el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, después de los cuales el EZLN se convertiría más en un símbolo y  movimiento social, que en una guerrilla propiamente dicha.

Éste fue quizá el último espacio reciente en la historia de México en que las fuerzas armadas populares hubieran podido unirse en un alzamiento, pero no lo hicieron: no tuvieron ni la fuerza, ni la disposición para unirse. Se les fue la oportunidad. Los más duros y radicales se mantuvieron en la montaña, esperando “su” momento.

La claudicación (y fracaso) de las FARC seguramente será vista por nuestros grupos armados como un accidente de la historia que no modifica las inevitables leyes del marxismo. En el país siguen manteniéndose las condiciones de pobreza generalizada, el neoliberalismo exacerba la marginación, el Estado reprime a los disidentes, hay impunidad y corrupción. ¿Cómo no luchar por un México socialista? Como sea, las FARC se habían desgastado, unido al narcotráfico, olvidaron principios revolucionarios básicos. ¿Por qué habría de renunciarse ahora a la revolución si en lo que se embarcaron fue en una larga marcha como la de Mao?

Todo suena lógico, salvo que la realidad va en otro sentido y los hechos no pueden ser ignorados. “Si la realidad no cuadra con lo que pienso, peor para la realidad”, decía con genial ironía Carlos Monsiváis.

Hace dos años, en Beijing, capacitadores políticos del Partido Comunista chino se me quedaron viendo primero muy serios y después divertidos, cuando les pregunté qué opinaban de los grupos guerrilleros latinoamericanos de filiación maoísta (Sendero Luminoso y dos grupúsculos mexicanos). “Vamos hombre, ni aquí creemos ya en Mao”, me espetaron.

Hoy es, pues, un día de seria reflexión para nuestros grupos armados.

 (publicado originalmente en Nexos)
http://www.nexos.com.mx/?p=28704




miércoles, 6 de julio de 2016

Comunicado EPR para periodista Alfredo Martínez de Aguilar

 

AL PUEBLO DE MÉXICO

A ALFREDO MARTÍNEZ DE AGUILAR

A LOS TRABAJADORES DE LA COMUNICACIÓN

Ante los múltiples, insistentes y dolosos señalamientos del señor Alfredo Martínez de Aguilar, donde se vincula desde hace años a organizaciones populares y militantes de ellas con nuestro partido y ejército, manifestamos de frente a nuestro pueblo y exponemos a los trabajadores de la comunicación:

Una cosa es la lucha en el terreno de las ideas, donde se defiende una concepción ideofilosófica y se plantea una propuesta de solución a los problemas económicos, políticos y sociales que laceran al país, la cual es inevitable, necesaria y válida en cuanto que como sujetos políticos analizamos la realidad, pero otra cosa es apoyarse en el parapeto del ejercicio del periodismo para hacer señalamientos policíacos, que tienen como propósito que el Estado se ensañe con sevicia en los luchadores sociales y organizaciones populares.

Existe una gran diferencia en el ejercicio del noble oficio del periodismo que informa de manera imparcial de la realidad que prevalece en el país, y en asumir una posición dolosa e inquisitoria donde se justifica, se exige a gritos la represión y los crímenes de Estado contra el conjunto del movimiento popular, poniéndolo como diana para que los cuerpos policíacos-militares practiquen el tiro al blanco, en la humanidad de la larga lista de luchadores sociales que se señala de manera dolosa de pertenecer a nuestro partido y ejército.

Señor Alfredo Martínez de Aguilar, usted no ejerce el periodismo, mucho menos tiene ética profesional en su labor “informativa”, porque sus furibundas acusaciones, sus señalamientos incriminatorios, sus intrigas policiacas son propias de los voceros oficiosos de los órganos de inteligencia del aparato represivo del Estado; en los hechos usted forma parte de las plumas y voces mercenarias que apuntalan la dictadura de opinión, asume el papel oficial del régimen al no morderse la lengua y afirmar categóricamente que lo que se vive en Oaxaca y otros estados de la república, en relación a la protesta, se trata de una guerra, donde se ubica como parte de las fuerzas represivas.

Inexorablemente los hechos así lo confirman, ello lo hace corresponsable de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, persecución y encarcelamiento de luchadores sociales a quienes usted ha acusado insistentemente de ser guerrilleros, de pertenecer a nuestro partido y ejército.

Hoy en el ejercicio del derecho a réplica y por principio político le respondemos, porque se ha dedicado un largo tiempo a calumniarnos, a criminalizarnos, a denostar nuestra práctica política, y vincular tanto a organizaciones populares como a luchadores sociales de pertenecer a nuestro partido con un solo propósito, que sean reprimidos brutalmente al situarlos de tiro al blanco y una vez logrado su objetivo se sigue haciendo leña del árbol caído, de manera pérfida trata de responsabilizarnos de éstos crímenes, dando muestras de sobra de su condición fascista. 

El esbirro de Estado cree que todos son de su condición y proceder criminal, por eso elabora y recrea expedientes criminales, tramas detectivescas, construye y reconstruye conjeturas policíacas del pasado y presente con las que se justifica el asesinato, la desaparición forzada y la represión. Maquinaciones que nada tienen que ver con el periodismo y el ejercicio del derecho de la libertad de expresión. Desde su lógica criminal, usted supone que se le amenaza, ¡No señor!, nosotros no utilizamos esos métodos propios del Estado burgués a los que usted está acostumbrado.

Señor Alfredo, qué fácil es aventar la piedra y esconder la mano; qué cómodo es pegarle al mono de paja; qué sencillo es desarrollar una supuesta batalla política cuando a quienes acusa han sido silenciados por las balas asesinas del régimen. Usted quiere y desea que sus interlocutores sean solo muertos porque estos ya no pueden desplegar defensa alguna. Hoy que hemos dado respuesta política a la bazofia represiva que vierte por comisión y oficio, cual fiel cancerbero del Estado mexicano pega el grito en el cielo y se refugia en las instituciones del régimen.

Amparado en el periodismo, sistemáticamente de manera dolosa usted injuria, calumnia, incrimina, azuza a la represión y al cometido de crímenes de lesa humanidad; cuando éstos se ejecutan, los justifica y utiliza perversamente para seguir exigiendo el baño de sangre sobre el pueblo. ¿Quién es el “mafioso” y criminal?, ¿quién es quien tiene responsabilidad en el cometido de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y encarcelamientos por motivos políticos? Usted es corresponsable al ser parte del engranaje represivo del Estado.

En su columna detrás de la noticia se ha dedicado desde hace años a elaborar meticulosamente el expediente incriminatorio judicial contra luchadores sociales, defensores de derechos humanos, representantes de organizaciones populares y trabajadores de la educación agrupados en la CNTE, la mayoría de éstos hoy son víctimas de la violencia y terrorismo de Estado.

Se desprende de sus afirmaciones policiacas una confesión de parte que tiene patente y origen de Estado, sus columnas revelan su corresponsabilidad en estos crímenes, porque como usted mismo dice en política no hay casualidad, qué curioso que a muchos de los que usted ha señalado hoy son parte de la lista de los ejecutados extrajudicialmente, de los desaparecidos de manera forzada y de los presos políticos.

A quienes usted, otras plumas y voces mercenarias acusaron de ser “guerrilleros” fueron ejecutados, desaparecidos o encarcelados injustamente, sólo por citar un ejemplo está el caso de los profesores Carlos René Román Salazar y Rafael Vicente Rodríguez Enríquez, el primero detenido desaparecido de manera forzada en marzo de 2011, y el segundo ejecutado extrajudicialmente en diciembre de 2011. Ambos crímenes de Estado cometidos en Oaxaca con los que usted sigue medrando, revictimizando a los familiares de las víctimas, reelaborando conjeturas policíacas para justificar más represión y nuevos crímenes de Estado.

Por las implicaciones de sus afirmaciones y acusaciones dolosas debe responder ante los tribunales, porque estas imputaciones inquisitorias han derivado en el cometido de múltiples crímenes de Estado y de lesa humanidad.

Siempre hemos respetado y valorado seriamente el papel de los trabajadores de la comunicación, el oficio de los columnistas que vierten su posicionamiento político ante el acontecer nacional, con algunos podemos coincidir o divergir y eso no ha sido motivo de odio y/o rencor personal, por mucha discrepancia política que exista nunca personalizamos la discusión, no obstante, lo que nunca permitiremos es que se nos calumnie, se nos criminalice, se nos utilice para cotizarse ante el régimen y como argumento para justificar crímenes de Estado que se perpetran contra el pueblo.

Que quede claro, nuestra posición es política, sostenemos que hay plumas y voces que asumen el papel de mercenarios de la comunicación, en los hechos constituyen el andamiaje para imponer la dictadura de opinión y a la vez se revelan como voceros oficiosos del aparato represivo, esta es una realidad inocultable, cada vez que desde estas columnas se señala a un luchador social de ser parte de la guerrilla, al poco tiempo o es ejecutado extrajudicialmente, detenido desaparecido o encarcelado injustamente.

Por esta razón, Señor Alfredo Martínez de Aguilar, usted debe responder por sus actos y acusaciones dolosas e incriminatorias, lo responsabilizamos de los crímenes que se cometan sobre todos y cada uno de los que ha acusado de pertenecer a nuestras filas, será corresponsable de los futuros crímenes de Estado que se perpetren contra luchadores sociales, defensores de derechos humanos, representantes de organizaciones populares, trabajadores de la educación y pueblo en general.

Sepa que daremos puntual seguimiento y respuesta a todas y cada una de sus acusaciones dolosas, perversas, calumniosas, tendenciosas e incriminatorias.

Convocamos al pueblo a desenmascarar las plumas y voces mercenarias que ante cada acto de protesta popular, cuál esbirros del Estado, desde su cómoda posición enfilan sus calumnias contra el pueblo, allanando el camino para la represión y el terrorismo de Estado. Siempre será legítima y necesaria la defensa y respuesta política ante los embates de los mercenarios de la comunicación.

¡JUICIO Y CASTIGO A LOS CRIMINALES DE ESTADO!

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!

¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS Y DE CONCIENCIA!

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!

COMITÉ DE PRENSA Y PROPAGANDA 

DEL

PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO

PDPR

Año 52.

República mexicana, a 6 de julio de 2016.