La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, junio 23 de 2015
Al lamentar las noticias de muertes en combate, que pudieron evitarse
con un cese bilateral del fuego, pedimos una vez más al presidente
Santos abrir la posibilidad de frenar la guerra, de hacer una tregua en
las hostilidades.
Este proceso de paz que ha avanzado como ningún otro en Colombia, y que
hoy discute temas decisivos, complejos, ligados a aspectos nodales del
fin del conflicto, no debiera tener como escenario de fondo la
confrontación armada, ni la muerte triste de muchachos uniformados de
soldados, policías o guerrilleros, todos ellos provenientes de sectores
populares. Mucho más cuando los hijos de quienes azuzan la guerra no
arriesgan sus vidas combatiendo en las primeras líneas de fuego.
Nunca hemos estado de acuerdo con ese eslogan absurdo y desligado del
sentido común de “negociar la paz como si no hubiera guerra”. Es un
sofisma seguir sosteniendo que la tregua favorece política y
militarmente a la guerrilla. No, no; ella sólo favorece al anhelo
colectivo de reconciliación.
Hablar de paz en medio de la guerra, como ocurre hoy en Colombia por
decisión terca del Gobierno, exige primero silenciar las armas, mientras
los plenipotenciarios de las partes llenan de contenido el acuerdo de
cese al fuego bilateral y definitivo.
Presidente Santos, ministro Villegas: llegó la hora de parar la guerra
para no dañar el proceso de paz y evitar más victimizaciones inútiles.
Sólo en un ambiente de confianza y de concordia podremos convenir lo que
falta para llegar al acuerdo final. No asuman como chantaje una
petición generalizada, llena de humanidad.
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario