Reporte Internacional dice que entre 8 y 14 mil niños están en el conflicto colombiano.
por Yeison Gualdrón
Redactor de EL TIEMPO
Medellín
Una joven reclutada a los 16 años le contó a
EL TIEMPO los 4 meses que soportó en las Farc.
El sonido ensordecedor de los grillos traía un mal presagio. Al menos así lo sintió Maryuri* esa noche de septiembre del 2009. Rayaban las nueve de la noche cuando guerrilleros del frente 5 de las Farc llegaron a la finca enclavada en una montaña de Tierralta (Córdoba).
“Usted ya es de nosotros, así que vámonos”. Le dijeron. Esa fue la última vez que contempló los cocuyos que volaban sobre el potrero de su casa.
Caminó más de cinco horas en medio de la penumbra.
Al llegar a un campamento la acomodaron en una tabla donde pasó lo que quedaba de noche. Pero apenas el sol se asomó por encima de las montañas la despertaron a gritos y patadas.
La enfilaron con otros cuatro menores de edad (dos niñas y dos niños). Y el discurso de un hombre camuflado les interrumpió el miedo.
Era alias ‘Jacobo Arango’ –cabecilla de ese frente quien fue dado de baja el 31 de enero– el que les hablaba de su nueva vida en la guerrilla.
Al terminar el discurso comenzó el suplicio. “Ese día nos hicieron arrastrar debajo de unos alambres.
Nos pegaban con palos porque lo hacíamos mal”, recordó Maryuri.
Pero eso no sería lo peor. La belleza y virginidad de la blanca niña fueron sus pecados y, ‘Jacobo’ –como era su costumbre con las mujeres hermosas–, la pidió para él esa noche. Sería la primera de muchas.
Después de 15 días de iniciar el tortuoso “entrenamiento” y las constantes violaciones del guerrillero, le dieron un fusil y le enseñaron a fabricar minas antipersona. Estaba lista para la guerra.
No pasó mucho tiempo para su primer combate: “Las balas me rozaban. Ahí pensé en escaparme”, dijo.
Desde ese día la idea no se le salió de la cabeza. Pero se llenó de coraje después de presenciar una escena que aunque quisiera olvidar permanece intacta en sus recuerdos.
“Una compañera que tenía ocho meses de embarazo se escapó para que no la hicieran abortar. Pero la alcanzaron y el comandante la violó delante de todos”, narra con la voz entrecortada, como si los gritos de socorro de su amiga le retumbaran aún en la cabeza.
Ella fue la encargada de cavar la tumba mientras la mujer de 25 años –tirada en el piso–, le miraba inconsolable.
Al terminar el trabajo se escuchó la orden: “¡Disparen!”. La mujer cayó agonizante. A Maryuri la mandaron a “tirarla al hueco”. Pero con su último aliento su compañera dijo: “Esto no es vida para una mujer”. Y murió.
Con esas palabras manchadas de sangre que resonaban en su cabeza se decidió a huir un mes después. Ese día aprovechó el calor sofocante para hacerse la enferma y apenas su cuadrilla se adelantó, tiró el fusil a un potrero y corrió a la selva.
Escuchaba los pasos de sus vérdugos pero –como un milagro, cuando sintió perder la esperanza–, dos soldados aparecieron de la nada, salvándola del infortunio.
La llevaron al batallón de Carepa y de allí a Medellín. Donde el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) la tuvo en un hogar de paso hasta el año pasado al cumplir los 18 años.
Se inscribió a la Agencia Nacional para la Reintegración, donde además de estudiar –cursa noveno de bachillerato– recibe atención sicológica con la que le ha hecho frente a los terribles recuerdos de la guerra.
Esa misma historia la han vivido 5.093 niños y niñas que, según Icbf, se han desvinculado de los grupos armados en los últimos 13 años. Muchos de ellos víctimas de engaños y amenazas (ver anexa).
Pero a Maryuri no la engañaron, la secuestraron haciéndola parte de un conflicto que no entendió en los cuatro meses que estuvo en el monte y el cual, en la libertad, aún no comprende.
*Nombre cambiado por código del menor.
Estrategias de armados para vinculación
Tanto la guerrilla como las bandas criminales utilizan diferentes estrategias para vincular a los menores.
David Turizo, subdirector de Gestión Técnica para la Atención a la Niñez y Adolescencia del Icbf, reveló que “la guerrilla, por ejemplo, les ofrece a los jóvenes relaciones sexuales con niñas que ellos reclutan o que consiguen a través de redes de explotación sexual infantil”.
Las ‘bacrim’, como ‘los Rastrojos’ y ‘los Urabeños’, les ofrecen drogas, alcohol y dinero para que poco a poco –explicó Turizo– hagan parte de sus estructuras. Sin embargo, las Farc sigue siendo el grupo con mayor número de menores de edad (59 por ciento –3.003– de los desvinculados pertenecieron esa guerrilla).
Dentro de estos se destacan los frentes 36 y 18, ambos con injerencia en Antioquia. “En Ituango los guerrilleros del frente 18 llegan a las fincas buscando a los niños mayores de 8 años y les enseñan a fabricar minas.
A los 13 años les dan armas y a los 14 los ‘encuadrillan’ ”, aseguró el comandante de la Brigada Móvil 18, coronel Gonzalo Gómez.
Por su parte, inteligencia Militar de la Cuarta Brigada, descubrió que el frente 36 usa sus Redes de Apoyo al Terrorismo (RAT) para reclutarlos. “Algunos llevan provisiones y otros sirven de informantes de los movimientos de la tropa y luego los vinculan”, reveló un oficial de Inteligencia.
Para el comandante de la Cuarta Brigada, general Nicasio de Jesús Martínez, esa práctica de las Farc demuestra su irrespeto al Derecho Internacional Humanitario: “Con argucias y amenazas hacen que las familias aporten al menos uno de sus hijos para que la organización pueda tener más personas”, concluyó.
A desmovilizados los reclutaron niños
Datos de la Agencia Colombiana para la Reitegración (ACR) dan cuenta de que el 49 por ciento los desmovilizados (55.000) que hay en el país fueron reclutados como menores de edad.
Es decir, que 26.950 exmiembros de grupos armados, casi la mitad, empuñaron las armas sin cumplir los 18 años.
“Hay un fenómeno muy preocupante de niños y jóvenes que ingresan a estos grupos armados ilegales, pero el Estado está haciendo un esfuerzo no solo para sacar y rehabilitar a los que salen sino también para prevenir el reclutamiento”, explicó Alejandro Eder, director de la ACR.
Por otro lado, la Defensoría del Pueblo publicó un informe el pasado 12 de febrero (Día Internacional contra el Reclutamiento) en el que, a través del Sistema de Alertas Tempranas (SAT), reportaron que este año se han presentado 46 situaciones de riesgo de en 105 municipios de 22 departamentos del país.
De acuerdo con el reporte, Antioquia, Bolívar, Caquetá, Cauca y Córdoba, entre otros, son las regiones donde los menores de edad son más vulnerables a ser reclutados por los grupos armados al margen de la Ley.
Sin embargo, las cifras sobre cuántos menores de edad están vinculados a dichas estructuras son inexactas, por lo que muchos de los casos se presentan en zonas rurales alejadas y en comunidades indígenas.
Hay 300 mil niños del mundo en la guerra
De acuerdo con el Reporte Internacional Anual 2013 sobre la Infancia Afectada por la Guerra en el Mundo –publicado por la fundación londinense Child Rights Information Network (Crin)– hay 300.000 menores de edad que participan en conflictos armados en 24 países.
Los grupos al margen de Colombia tendrían en sus filas entre 8.000 y 14.000 menores.
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